“Una pericia balística favorece a Luis Chocobar: dice que no tiró a matar”, puso en su portada Clarín. “Un nuevo peritaje sostiene que el policía Luis Chocobar no disparó a matar”, agregó Infobae. “Una pericia favorece a Chocobar”, sintetizó aún más Crónica. Y así se podría seguir relevando el discurso de las grandes empresas periodísticas, casi todas aliadas del Gobierno.
En concreto, un peritaje balístico realizado por la Policía Federal (fuerza al mando de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich) habría determinado que, de las siete balas que el agente de la Policía Local de Avellaneda Luis Chocobar disparó el 8 de diciembre de 2017 mientras perseguía por las calles del barrio de La Boca a Pablo Kukoc, la que determinó la muerte del joven de 18 años no fue disparada directamente el cuerpo sino que previamente rebotó en el suelo.
Con ese dato aportado por la agencia de noticias estatal Télam, las huestes periodísticas del oficialismo salieron nuevamente a cargar las tintas a favor del policía asesino, intentando atenuar su responsabilidad homicida.
Y hasta llegaron a afirmar que“el resultado de la pericia favorece a Chocobar, porque dice que el policía no tiró a matar”.
Ya se sabía
Sin embargo, el dato no es nuevo. Con anterioridad ya se había llegado a la misma conclusión. Es decir que los nuevos resultados balísticos solo confirmaron algo que ya estaba asentado en el expediente a partir de las propias pericias de la Policía de la Ciudad (a cargo de la investigación) y que no sirvieron para salvar a Chocobar de ir a juicio oral y público por “homicidio agravado en exceso del cumplimiento del deber”.
Como se recordará, la semana pasada la Corte Suprema de Justicia desestimó por unanimidad un recurso de queja presentado por la defensa del policía asesino y dejó firme su procesamiento con la consecuente elevación a juicio.
Luis Chocobar disparó siete veces contra Pablo Kukoc en su corrida por la calle, poniendo en riesgo la vida de toda persona que se cruzara por su camino. De todas esas balas, solo dos alcanzaron el cuerpo de Kukoc, uno le dio en el muslo y el otro ingresó por el glúteo de forma ascendente (rebotando desde el asfalto). Dos tiros suficientes para matarlo.
Desde el principio del caso, el Gobierno y sus alfiles mediáticos lanzaron una rabiosa campaña contra el joven acribillado, justificando su muerte por la participación de Kukoc en un hecho previo de robo a un turista estadounidense. Lo que se complementó con una completa apología del accionar de Chocobar, que incluyó su recepción en calidad de “héroe nacional” en la Casa Rosada por parte de Mauricio Macri y su ministra Bullrich.
Pese a las pericias, a los testimonios y a las propias imágenes de las cámaras callejeras que registraron los hechos, Bullrich y compañía insisten en bancar a los criminales de uniforme. Así lo hicieron con la Gendarmería en el caso de Santiago Maldonado, con la Prefectura en el caso de Rafael Nahuel, con la Policía de Tucumán en el caso del niño de 11 años Facundo Ferreira en Tucumán y con cuanto agente arremeta a los tiros sobre jóvenes pobres, desarmados e indefensos.
La “Doctrina Chocobar”se transformó en tema de intenso debate y fue utilizada desde la cúspide del Estado para poner el dedo en la llaga sobre la llamada “inseguridad”.
Tan es así que incluso desde cierto “progresismo” (como algunos exfuncionarios kirchneristas) sufren la incomodidad de no justificar el gatillo fácil pero al mismo tiempo afirmar que, de alguna manera, “hay que bancar” a los policías que salen a la calle a “defendernos”.
Pero Chocobar es apenas un ejemplo de los miles de guardianes del capital que salen cada día a “cumplir con su deber” y no dudan en acabar con la vida de los hijos y las hijas del pueblo pobre que se crucen en su camino.
Algo que ningún gobierno, sea del color político que sea, dejó de permitir y hasta fomentar en décadas de “constitucionalidad”. |