Internado en un hospital de Moscú, Mijaíl Gorbachov falleció este martes tras una larga enfermedad. Fue secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la URSS desde 1985 hasta 1989, momento en el que la presidió hasta 1991. Fue el “padre” de las reformas procapitalistas en la URSS a las que llamó “perestroika” y “glasnost”.
Antes de Mijaíl Gorbachov, el cargo de secretario general de la URSS lo ocupó, por un breve período, Konstantine Chernenko, que había sucedido a Yuri Andropov y éste a Leonid Brezhnev, quien había estado en el cargo desde 1964.
Su mandato estuvo marcado por el enriquecimiento de la burocracia estatal, el gran estancamiento de la economía, el debilitamiento de la planificación económica, al mismo tiempo que se fortalecieron las instituciones centrales del Estado y se volvió al culto a Stalin. Las condiciones de vida de la población empeoraron considerablemente, sobre todo desde 1970.
Una serie de ideas reformistas comenzaron a ser debatidas por administradores de mentalidad tecnocrática, que a menudo se reunían en la Liga de Jóvenes Comunistas (Konsomol) como foros de discusión. Este sector sería la audiencia más receptiva a Gorbachov y el semillero de muchos hombres de negocios y políticos poscomunistas.
Las reformas de Gorbachov
En 1985 Gorbachov intentó hacer tibias reformas en algunos aspectos del sistema de planificación económica, flexibilizando aspectos de la centralización. Pero en 1987 quedaba claro que las medidas no habían dado resultados: la tasa de crecimiento seguía en caída y aumentaba el desabastecimiento de productos.
Fue en julio de ese año cuando anunció un nuevo programa económico conocido como perestroika (reestructuración, ya votada por el XXVII Congreso del partido en 1986), con el que profundizaba la introducción de mecanismo de mercado, es decir, de transición de la economía soviética al capitalismo. Se puso en marcha la ley de empresas del Estado, por la que las empresas estatales podían determinar los niveles de producción según la demanda de los consumidores y de las otras empresas, y podían negociar el precio de sus insumos con sus proveedores. A la vez, tenían que autofinanciarse cubriendo los salarios, impuestos, insumos y probables deudas. El gobierno ya no rescataría a empresas no rentables, debiendo enfrentar aquellas la quiebra y consiguiente pérdida de puestos laborales. La planificación nacional (gosplan) sólo funcionaría para criterios generales de inversión nacional. Ese mismo año se votó la ley de cooperativas, reestableciendo la propiedad privada a las empresas de servicios, algunas manufacturas y sectores ligados al comercio exterior. Casi fue eliminado el monopolio del Ministerio de Comercio Exterior y se permitía a ministerios de distintas ramas industriales y agrícolas realizar sus propias operaciones sin intervención de la burocracia central.
El otro aspecto de la reforma se introdujo en 1988. La glasnost (transparencia, apertura) era funcional a la aplicación de la perestroika. Otorgando cierta libertad de expresión (sobre todo a los elementos de la burocracia más restauracionistas para presionar sobre los conservadores) y también libertad de religiones (fortaleciendo sobre todo al retrógrado cristianismo ortodoxos).
Estas medidas llevaron a la URSS del estancamiento del período anterior al caos económico. La eliminación de la planificación centralizada llevó al colapso de la venta minorista, derivando en una escasez generalizada de bienes básicos y en las largas colas de la población para adquirir elementos mínimos de subsistencia.
Fracaso de las reformas y disolución de la URSS
Mientras, a nivel internacional, la derrota del proceso revolucionario en Polonia (1981) con la ayuda del “casualmente” papa polaco Juan Pablo II; las derrotas de los aeronáuticos en Estados Unidos (también en 1981) por Reagan, la de los mineros británicos (1984) por Margaret Thatcher, y la de la guerra de Malvinas -por los mismos personajes-, inauguraban el período neoliberal de ofensiva capitalista. Parte de sus objetivos era recuperar definitivamente a Europa del Este (perdida en la Segunda Guerra Mundial) para el mercado capitalista. Estados Unidos, con este objetivo, aceleró la carrera armamentista con el programa Star Wars, lo que forzó a la Unión Soviética a invertir sumas siderales en competencia con esta carrera, hundiendo más su economía.
En 1991 Gorbachov declaró que ya no era posible la “construcción del socialismo”, que era necesaria una rápida transición al mercado, el ingreso al FMI y un modelo de “economía abierta”. En diciembre de ese año se declaró la disolución de la URSS.
Nota originalmente publicada por Gaby Liszt el 3 de julio de 2017