La UNAM requiere catedráticos que sean extraordinarios profesores y excelentes investigadores, para ello es necesario personas dedicadas al estudio con la finalidad de que se forme un stock de conocimientos que propicien la alta productividad académica.
Cuando hablamos de productividad académica, necesariamente debemos de expandir la posibilidad de difundir el conocimiento en el menor tiempo posible por medio de la labor académica, ya sea en clases, en congresos, en seminarios, en artículos o en libros.
Desgraciadamente, el problema de los profesores de asignatura y profesores ayudantes de la UNAM no es que no produzcan y difundan conocimiento a partir de sus ideas o conceptos, es decir, tengan una alta productividad académica, sino que el verdadero problema es la dinámica del trabajador académico en el actual sistema económico.
En la Reforma de la Planta Académica de la UNAM se insiste en la edad de candidatos(as), bajo este determinante podemos analizar –y recordar- que el actual sistema económico, necesita de personas que sean “productivas”. Parece ser que lo “productivo” se manifiesta en personas jóvenes que tengan la capacidad de hacer más cosas en menos tiempo. De esta manera es como los candidatos(as) mayores de 37 años (hombres) y 39 años (mujeres) pierden la posibilidad de integrarse al “sistema de expertos” de la UNAM por su estado “improductivo” para la sociedad.
Nosotros podemos analizar que grandes figuras del siglo XX, lograron una “edad productiva” o cosechar éxitos considerables hasta los 50 o 60 años. No olvidemos que la Real Academia Sueca de Ciencia otorga, anualmente, los galardones internacionales a personas para reconocer sus grandes investigaciones, fabulosos descubrimientos o ilustres contribuciones a la humanidad.
Dichos “premios nobeles” son logrados en una edad donde el ser humano se encuentra cerca del punto máximo de erudición o sapienza para formar parte de personalidades icónicas con sendas teorizaciones.
Por ejemplo, Paul Romer a sus 62 años y William Nordhaus a sus 77 años fueron homenajeados con el Premio Nobel en economía, el lunes 8 de octubre del 2018, por integrar el cambio climático y la innovación tecnológica en sus contribuciones sobre la necesidad de tener un crecimiento económico sostenible que mejore las condiciones de generaciones futuras. Por lo tanto, ¿la ciencia designa a los premios nobeles a partir de sus primeras contribuciones siendo “jóvenes”?
Sí, la UNAM debe albergar docentes e investigadores con un gran cúmulo de conocimientos que cumplan una serie de actividades académicas que representen su alta capacidad por transmitir la enseñanza filosófica, económica, política, física, biológica, etc., pero ¿y la condición salarial decadente de la gran mayoría de los profesores de asignatura y los profesores ayudantes?
En la actualidad, parece ser que la realidad académica ha acentuado el reino de la desigualdad. La desigualdad estructural se reproduce paulatinamente a partir de la condición económica, por ejemplo la brecha salarial. En este caso, existen: los profesores que cuentan con las oportunidades en espacio (un cubículo) y tiempo completo de investigación y docencia; también, los profesores que tienen la necesidad de buscar un espacio (tal vez su casa) y tiempo parcial para organizar sus actividades de docencia.
En el QS World University Rankings en su edición 2017-2018, la UNAM logró posicionarse en el sitio número 122 a nivel mundial, avanzó seis lugares con respecto a la evaluación del año posterior. En este contexto, debemos decir que el requisito de mayor preparación docente e investigativa, de la Reforma Académica, no es criticable, pues es una condición necesaria que en “la máxima casa de estudios” tenga profesores , catedráticos , investigadores intelectuales y docentes capacitados.
Es necesario saber que la lamentable condición salarial aqueja a la mayoría de la planta académica sin que exista la menor preocupación por parte de los funcionarios de la Rectoría o directivos de las Facultades.
La UNAM es una de las mejores universidades a nivel mundial y de las tres mejores en Latinoamérica, pues presenta un prestigio indudable de acuerdo a criterios de investigación, reputación académica, calidad de la enseñanza e internacionalización. No obstante, ante la alta productividad y competitividad académica, la deplorable situación salarial de la gran mayoría de la planta académica es una coyuntura de la que debemos prestar atención.
Es necesario saber que la lamentable condición salarial aqueja a la mayoría de la planta académica sin que exista la menor preocupación por parte de los funcionarios de la Rectoría o directivos de las Facultades. Algunos estímulos de productividad académica parecen ser casi inútiles para quien ocupa un puesto como Profesor de Asignatura o Profesor Ayudante, pero muy adecuados para disminuir las demandas de éstos.
Según el Contrato Colectivo de Trabajo de 2017-2018 de la UNAM, en el Capítulo VI respecto a Salario y Estímulos al Personal Académico, Cláusula No. 38, el profesor ordinario de asignatura (POA) Nivel A tiene un sueldo igual a 327.80 pesos, mientras que el Nivel B tiene un estipendio igual a 395.38. Pero también tenemos a los Ayudantes de Profesor de Asignatura (APA). Éstos si son Nivel A tienen un sueldo igual a 264.20 pesos, mientras que el Nivel B tiene un sueldo igual a 294.60 pesos.
Esta irrisoria diferencia de sueldo, de saltar de POF Nivel A a POF Nivel B, de 67.58 pesos y como APA Nivel A a APA Nivel B, de 30.40 pesos representa el aumento en las capacidades cognoscitivas del trabajador académico en torno a su participación en más cursos de actualización, coloquios, seminarios o simplemente, haber dedicado alrededor de 2 años en una maestría o 4 años en un doctorado.
Mayor preparación académica significa continuar con la rutina del abuso sistemático y del latrocinio descarado. Parecería volver a la rutina normal del neoliberalismo, es decir, al modelo de acumulación de capital en donde se desdibuja el marco normativo de ciertos bienes y servicios con el fin de liberalizar su comercialización y lograr el despojo. En este caso, el despojo de nuestros recursos cognitivos, la entrega de nuestra formación, a bajos salarios, la sobre-explotación de trabajadores académicos y a la corrupción desmedida de una élite académica que parece ser más una élite política.
El trasfondo de la Nueva Reforma representa "oportunidades" a la juventud, pero también significa un estado en el que se despoja a miles de profesores mayores a los 40 años que aumentaron su sabiduría y ya no tienen las posibilidades de aumentar su salario para vivir “bien”. No obstante, los jóvenes podrían provocar un ambiente de conflicto por una plaza de profesores que se jubilarán, pero la cuestión es ¿por qué no aprovechar esta desgraciada coyuntura para construir otra realidad, otra Reforma Académica, otra estructura académica que dignifique a los profesores?
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