De acuerdo a la relatoría de este martes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena, la extracción de petróleo en Venezuela mantuvo el pasado octubre su tendencia a la baja y se situó en 1,17 millones de barriles diarios. En el 2012 en el país se producía alrededor de 3 millones de barriles diarios.
Ese nivel de producción es ya casi un 39 % menor que el promedio de 2017, según los datos recogidos en el informe mensual sobre el mercado petrolero publicado por OPEP, de la que Venezuela es miembro. De mantenerse esta tendencia en pocos meses se estaría por debajo del millón de barriles diarios.
Como destacan algunos analistas del mundo petrolero, la magnitud del colapso en la producción de petróleo de Venezuela en los últimos cuatro años, rara vez, o nunca, se ha visto en un país en paz relativa, pues lo comparan con el tipo de caída que normalmente se asocia con guerras o revoluciones violentas.
Esta noticia se da a conocer cuando también este martes el precio del petróleo se desplomó a un mínimo de ocho meses, entre 4 y 5 dólares la caída de acuerdo al tipo de crudo. La caída de los precios se adjudica a que la OPEP pronosticó que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo crecería en 1,29 millones de barriles por día el próximo año, unos 70.000 b/d por debajo de su pronóstico anterior y por debajo de los 1.45m b/d pronosticados tan recientemente como julio, así como también por tensiones entre Trump y la OPEP.
En lo que dice respecto a la caída de la producción petrolera venezolana, la OPEP atribuye esas cifras a "fuentes secundarias”, debido a la opacidad de las informaciones oficiales del gobierno de Maduro con respecto a los niveles de producción del hidrocarburo en el país que busca ocultar su colapso. Aunque son muy recientes las últimas cifras oficiales disponibles, como son los 1,434 millones de barriles diarios que Caracas comunicó para el mes de septiembre, 200.000 más de los que las fuentes secundarias calcularon para ese mes.
El ritmo de bombeo en Venezuela lleva a la baja desde 2015 y la producción actual es la menor en tres décadas, con la excepción del radical desplome en 2002 y 2003, cuando un lock out patronal hundió las extracciones por debajo de los 100.000 barriles diarios durante varios meses intentando debilitar y provocar la caída del entonces presidente Hugo Chávez.
Como hemos escrito PDVSA enfrenta una brutal crisis, en medio de una economía que se ha reducido a la mitad en cinco años, lo cual, según especialistas, significa una contracción peor que la de la Gran Depresión o la guerra civil española, y con tasas de hiperinflación que son similares a las de Alemania en 1923.
La responsabilidad de total debacle de la producción petrolera de PDVSA es del propio gobierno, los militares y las transnacionales, con una PDVSA llegando a tener una producción petrolera actual a su nivel más bajo desde la década de 1940, en medio de una brutal crisis económica, siendo que la compañía petrolera es la principal, por no decir, la única fuente de divisas que entran al país.
Maduro en un proceso entreguista de apertura petrolera para buscar “sacar” a PDVSA de la crisis
Una de las políticas del gobierno de Maduro para buscar sacar de esta crisis a PDVSA es tender cada vez más hacia una apertura petrolera, negociando con empresas internacionales entre las que se han venido destacando últimamente las empresas chinas y rusas, pero también de otros orígenes tanto de Europa como de los propios Estados Unidos, firmando acuerdos con estas petroleras “contratos de servicios” en condiciones que favorecen a estas compañías de acuerdo a las propias palabras de Maduro.
Todo esto a partir de lo aprobado a finales del año pasado votando la entreguista ley de inversión extranjera, así como otros mecanismos “legales” que ya vienen desde mediados del 2016 y que han ido allanando el camino para los giros en materia petrolera orientados hacia el sector privado internacional y nacional, así como en la explotación del Arco Minero del Orinoco, de grandes concesiones a las trasnacionales. Y últimamente, en función del reciente paquetazo de Maduro, exonerando a las transnacionales del petróleo de una serie de impuestos como el ISLR.
Es de destacar que a la medida que las exportaciones de petróleo han venido colapsando producto del derrumbe de la producción, las importaciones se han “derrumbado” en un 80 por ciento en seis años a $ 11.100 millones desde $ 66.000 millones en 2012. Todo esto porque el gobierno optó para pagar una fraudulenta deuda externa reduciendo brutalmente las importaciones, que en unos cuatro años se han pagado más de 80 mil millones de dólares a los buitres internacionales, acentuando las calamidades de todo un pueblo trabajador en medio de la catástrofe económica que también se arrastra por varios años.
Una situación que se da a la par en medio de amenazas que se ciernen sobre los activos extraterritoriales de Venezuela como es el caso de CITGO (empresa petrolera con sede en Houston con tres refinerías en el Golfo de México y el Medio Oeste que procesa aproximadamente un tercio de las exportaciones de petróleo de Venezuela a los EE. UU), donde empresas extranjeras y acreedores de bonos están al acecho de hacerse de los mismos como manera de cobros por deudas del Estado venezolano.
Recordemos que el gobierno de Maduro empeñó la mitad de Citgo como garantía del bono 2020 por $ 2.5 mil millones y la otra mitad está empeñada también por un préstamo con la compañía petrolera rusa Rosneft.
Todo esto luego de haberse hecho la fiesta en el país en el saqueo de nuestras riquezas, tanto en el área del petróleo como de minería, así como de los grandes negociados con la compra de bonos de Venezuela, y que incluso, el gobierno de Maduro ha pagado y seguirá pagando religiosamente a costa de la hambruna del pueblo.
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