El sábado 10 la Jornada de la Pastoral Social “cuidemos la casa común”, bajo el lema “Construir un nuevo pacto social para el siglo XXI", convocó a los dirigentes sindicales Héctor Daer (uno de los jefes de la CGT), Sergio Palazzo, secretario general del gremio de los bancarios, referente de la Corriente Federal y parte del Frente Sindical para el Modelo Nacional, Osvaldo Iadarola (MASA), secretario general de Foetra; y a referentes del oficialismo como el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, junto al presidente de la Pastoral Social porteña, el sacerdote Carlos Accaputo, antiguo colaborador de Jorge Bergoglio en Buenos Aires.
Con total cinismo, Larreta dijo que “la mejor manera de superar la situación complicada que atravesamos es trabajando en equipo”, mientras son los que aplican un brutal ajuste en unidad con dirigentes sindicales que adoptan una pose opositora pero no están mostrando diferencia alguna a la hora de los hechos.
Les trabajadores de las telecomunicaciones que este año estuvimos en las calles por el aborto legal, contra el ajuste, los despidos, y el avance de la derecha en Brasil, nos llenamos de bronca, cuando nos enteramos de este encuentro por los diarios.
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¿Sindicatos e Iglesia asuntos separados?
De esta misma jornada fue parte un referente de la institución que más apostó, movilizó e hizo lobby parlamentario para voltear la ley: la Iglesia Católica. El cierre estuvo a cargo de Mario Poli, el arzobispo de Buenos Aires. Es el mismo que en su Tedeum rechazo el derecho al aborto antes de que se vote. Esa misma institución que nos trató de “sicarias” a las mujeres por organizarnos por un derecho elemental como el aborto legal, seguro y gratuito.
No es de extrañar que la Iglesia fuera parte de la misma convocatoria que el Secretario General de Foetra Osvaldo Iadarola, quien en reuniones de comisión directiva planteó en reiteradas ocasiones que está en contra del derecho al aborto, y silenció el debate en el gremio, impidiendo que miles de telefónicas y telefónicos pudieran participar ampliamente de la movilización cuando se votó en el Congreso la interrupción voluntaria del embarazo. El “silencio” de las organizaciones sindicales no fue abstencionista, fue un factor crucial para que no saliera la ley porque impidió a las mujeres trabajadoras organizarse, y las voces de las miles que estamos a favor no pudieron expresarse ni siquiera en asambleas.
Por su parte el secretario adjunto de Foetra, Claudio Marín (de la CTA de Yasky), no hizo ninguna crítica pública a un encuentro de estas características. Tampoco lo hizo cuando priorizaron el consenso y el acuerdo al interior de la lista Azul y Blanca por sobre la decisión de miles de telefónicas y telefónicos frente al derecho al aborto y en jornadas de lucha como la del presupuesto del FMI que profundizará el ajuste contra el pueblo trabajador.
Esta es la unidad entre la Iglesia del papa Francisco, y de quienes vienen votando las leyes al gobierno de cambiemos, y las conducciones sindicales que vienen siendo “dadores de gobernabilidad”. Hace unas semanas atrás esta misma unidad movilizó 500 mil personas a la Basílica de Lujan para rezar por paz, pan y trabajo.
Organizar las fuerzas para frenar el avance de la derecha
Frente al avance de la derecha en la región como en Brasil con un discurso homofóbico y xenófobo de Bolsonaro, apoyado por la Iglesia Evangelica, que promueve el odio contra la comunidad LGTBIQ y contra los migrantes, y que termino en el asesinato de Marielle Franco, por ser mujer, negra y lesbiana, o del Mestre de Capoeria, Moa do Katendê, el mismo día que Bolsonaro ganó las elecciones, creemos que es urgente organizarnos junto a los estudiantes y el poderoso movimiento de mujeres. Y también junto a nuestros hermanos de todo Latinoamérica, contra el racismo y la xenofobia de los Trump, los Macri, los Pichetto o los Berni.
Ahí están las fuerzas para evitar este saqueo histórico que está llevando adelante el FMI, Macri con la complicidad del peronismo y el kirchnerismo que nos quieren hacer creer que son invencibles porque nos quieren desmoralizar. Estas fuerzas que podrían frenar los ataques están brutalmente divididas y aplastadas por las burocracias sindicales de la “oposición”.
Por el contrario, este tipo de alianzas con la Iglesia que fue cómplice de la dictadura nos debilitan. Las divisiones que las burocracias nos imponen para impedirnos luchar tenemos que superarlas uniendo por abajo lo que ellos dividen por arriba.
Por eso desde la Violeta y el PTS en el Frente de Izquierda, sostenemos que la unidad que necesitamos para enfrentar a el avance de la derecha no es con aquellos ligados a la Iglesia y que garantizan el ajuste, sino desde abajo con las mujeres, les trabajadores y estudiantes. Organicémonos desde los edificios telefónicos, las fábricas, las escuelas, terciarios, universidades para que los sindicatos y centros de estudiantes se pongan a la cabeza de la coordinación de las lucha y en la marcha del orgullo que se va a realizar este sábado 17, peleando consecuentemente en las calles contra el avance de la derecha reaccionaria, por la educación sexual integral, el aborto legal, por la separación de la Iglesia del Estado, el cupo laboral trans y por tirar abajo el plan de ajuste del gobierno y del FMI. |