En 2001 sobrevivió a un balazo por la espalda de un policía que la acusó de “campana” de un robo. Con una medida cautelar acaba de frenar en Buenos Aires la resolución de Patricia Bullrich, para quien ese y otros policías son un “modelo”.
Apenas oficializada en el Boletín Oficial la resolución 956 del Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich que reformula el protocolo policial para uso de armas de fuego (habilitando de hecho el gatillo fácil y la ejecución sumaria), Carla Lacorte se presentó en un juzgado para denunciar la inconstitucionalidad de semejante medida.
Junto a su compañera del CeProDH y el PTS Myriam Bregman y a María del Carmen Verdú de Correpi, lograron que el juez porteño Roberto Gallardo prohibiera la aplicación de ese protocolo en la Ciudad de Buenos Aires.
La repercusión de la medida cautelar llevó a Carla a visitar en las últimas horas varios canales de televisión, donde una vez más volvió a relatar su historia y analizó las similitudes de aquellos hechos ocurridos en 2001 con este nuevo contexto político y social. Crisis, ajuste, represión y gatillo fácil, conceptos que se reeditan en versión “Cambiemos”. Se reproducen las definiciones más importantes de Carla Lacorte entrevistada en C5N, Canal 9 y A24.
Yo bajé ese 1° de junio de 2001 del colectivo que me traía de la facultad y José Ignacio Salmo, el policía que estaba en ese lugar, me disparó por la espalda porque él entendía que yo era una ‘campana’ y que estaba huyendo. Como hoy dice la ministra Patricia Bullrich, y tal cual lo dice su resolución 956, él entendió que mi ‘huida’ era peligrosa, apoyó su rodilla en suelo y me disparó al centro de la figura. La bala pasó a medio centímetro de mi corazón y me destrozó la columna. Yo estoy viva de casualidad. Además él y sus dos acompañantes dispararon desde una estación de servicio cargada de combustible, podría haber sido un desastre aún mayor.
En ese momento la Provincia de Buenos Aires la gobernaba Carlos Ruckauf y días antes de lo que me pasó a mí él decía que a la delincuencia había que combatirla con el ‘meta bala’. Aquel 1° de junio de 2001 comenzó un mes con pico de casos de gatillo fácil y yo fui la primera víctima. Solo fue superado por las muertes del 19 y 20 de diciembre de ese año.
En un primer momento de la causa, en la época en la que estaba el auge de Juan Carlos Blumberg, el Poder Judicial decía que el policía Salmo había actuado ‘en cumplimiento del deber’. Pero Salmo me disparó por la espalda, sin tener absolutamente nada que ver yo con el hecho. Fue su primer disparo el que me pegó a mí. Él dijo en ese momento que yo era ‘campana’ de un robo y que por eso merecía la muerte. En ese momento él me juzgó, me sentenció y me ejecutó. Eso es lo mismo que está pidiendo hoy la ministra Bullrich.
Nos costó muchísimo llegar a que lo condenaran. En 2004 lo absolvieron porque estaba en supuesto ‘cumplimiento del deber’. En 2010 logramos que fuera condenado y recién en 2014 fue preso. Hoy está libre, gracias a que en el contexto de la llamada Doctrina Chocobar le dieron la libertad anticipada sin haber cumplido los dos tercios de la condena, que es lo que le corresponde a todo preso. Lo que están haciendo hoy es liberar a estos asesinos del gatillo fácil, dándoles más impunidad a quienes matan a un pibe pobre cada 24 horas en la calles.
Están aplicando deliberadamente la pena de muerte. Es una versión más osada de la Doctrina Chocobar que lanzaron a principio de año. La ministra de Seguridad y el mismo Presidente llamaron héroe a una persona que remató a otra en el piso. Ahora dan un paso mayor, tratando de ponerle un marco legal a esa barbaridad.
Por eso con mi compañera del CeProDH y del PTS Myriam Bregman y con María del Carmen Verdú de Correpi presentamos una medida cautelar, justamente, para demostrar la incompatibilidad con las leyes argentinas, la inconstitucionalidad de la resolución de la ministra Bullrich. Contradice todas las leyes y tratados que suscribe la Argentina. Y el juez Gallardo nos dio la razón.
Además esta resolución que quieren aplicar se da en un contexto muy similar al que se daba en 2001, cuando Ruckauf decía que había que ‘meter bala’ a la delincuencia. Un contexto de ajuste, de crisis, de gente en la calle. Todo eso lo único que trae es más trabajadores muertos, más personas como yo que venía de la facultad baleadas por un oficial que se siente avalado por dichos de los funcionarios.
Tanto Bullrich, como Ruchauf en su momento o el mismo Daniel Scioli (que en 2004 desde el Congreso impulsó la votación de todas las leyes propuestas por Blumberg y en 2009 decía que había que darle más ‘poder de fuego’ a la Policía), con sus políticas lo que logran no es que baje el delito sino que haya más gente asesinada por las fuerzas del Estado.
En la Ciudad de Buenos Aires, junto a Myriam Bregman, logramos que esta resolución no tenga efecto. Llamamos a todos los organismos y organizaciones a que se manifiesten en el mismo sentido.
Estas cosas se profundizan en momentos de crisis económica y de ajuste. Con la Doctrina Chocobar salieron pocos días después de las brutales represiones del 14 y 18 de diciembre de 2017, en medio del robo a los jubilados. Ahora este acuerdo que hicieron con el FMI solo se puede pagar con ajuste y con la represión al pueblo trabajador. Hace quince días mataron a un militante de la CTEP por estar manifestándose.
Hace semanas yo vengo acompañando a los trabajadores de Siam de Avellaneda que fueron despedidos. Esa fábrica tenía el compromiso de emplear a 600 personas al día de hoy y en realidad echaron y siguen echando gente. Hay veinte trabajadores que hoy pelean por su reincorporación. Hace diez días, cuando reprimieron al acampe, el comisario nos dijo a una compañera nuestra del CeProDH y a mí que no estaban armados. Pero el único que no estaba armado era él, que estaba adentro de la planta como si fuera uno de sus dueños. Afuera estaban todos armados con armas largas.