En una final que se habló y desfiló por instancias fuera del campo de juego más de lo que se jugó, y pese al buen partido que vimos en la Bombonera, se acerca el momento en que se terminan las especulaciones. El domingo a la tarde River y Boca se volverán a medir y al final del encuentro habrá un campeón en la cancha. Pese a todo.
¿Cambió mucho la realidad de los planteles dirigidos por el Muñeco Gallardo y los mellizos Barros Schelotto en estas semanas desde aquel lejano partido de ida en La Boca? Pareciera que no. El punto fuerte de cada uno sigue siendo el mismo y si algo cambió refuerza esos mismos puntos fuertes: el juego colectivo y capacidad de superar adversidades por el lado de River, el peso ofensivo y potencia goleadora de Boca.
A la larga, River suma algunas adversidades: no mantiene la localía en su estadio y ante su gente (incluso llegando al colmo de que el vestuario local del Real Madrid lo ocuparía Boca) y tendrá también una tribuna en contra, la de los simpatizantes xeneizes. Pero lo más importante tiene que ver con su plantel: no logró recuperar a Nacho Scocco y –con Santos Borré suspendido- tiene como única carta ofensiva neta a Pratto. Sin embargo Pratto rindió muy bien en el partido de ida, parece estar encontrando su lugar en River. ¿Será suficiente? Por las dudas, el Muñeco le fue dando rodaje a Julián Álvarez, un juvenil de 18 años que promete. Está Mora también, pero la falta fútbol. Sin embargo, la clave de River está en lo colectivo y variantes para colaborar en ataque tiene, empezando por el Pity González.
Boca en cambio suma en ofensiva: con Pavón recuperado, ahora el dilema es cómo dar el golpe rápido (hacer un gol) para lograr la tranquilidad que no ofrece Boca jugando. ¿Juntará a Pavón con Wanchope Ábila y Benedetto? ¿A quién dejaría afuera de entrada? Lo que sí es seguro para el Mellizo es que la apuesta no incluye demasiada tenencia de la pelota, así que se tratará de llegar rápido, vertical, y convertir. Boca pese a generar poco (por caso, el último partido frente a Independiente por la Superliga) convierte varias de las pocas oportunidades que tiene. ¿Será suficiente?
Las formaciones definitivas todavía no se conocen y cada DT mira con recelo los movimientos del rival. Lo único positivo en todo esto, en esta final desnaturalizada y expropiada a los hinchas, es que se van terminando las especulaciones y va llegando el momento en el que el escenario será simplemente el verde césped. Por fin. |