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8 de diciembre de 2018 Twitter Faceboock

FÚTBOL
Diario de una pasión: Rosario Central campeón
Ariel Olivero

De los 6 clubes más populares del fútbol argentino, el canalla fue el que más tiempo tardó en consagrarse nuevamente. Repasamos el largo camino de espera.

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Racing y San Lorenzo tardaron 21 años en volver a repetir un titulo de manera oficial. El cuervo desde el Nacional 1974 hasta el Torneo Clausura 1995, mientras que la academia desde la histórica Copa Intercontinental de 1967 hasta la fundacional Supercopa 1988. Central ya llevaba 23… una maldita espera.

Miércoles 5, 21.30 hs. La pasión se traslada por los casi 900 km que separan una ciudad con otra, son los momentos previos a la final y la ansiedad se apodera de uno. En esa noche de ruta viajando, uno comienza a pensar todo el camino recorrido desde la última consagración en aquella jornada caliente del 19 de Diciembre de 1995, donde la epopeya se hizo cuerpo en una final internacional que jamás se volvió a repetir en la historia del fútbol mundial remontando un 0-4.

Cuando Carbonari metió el último gol a minutos del final en la épica remontada se sincero y dijo que subió lo más alto posible el alambrado, porque solo quería pasarse del otro lado para festejar con la gente. Fue la última postal de un título oficial.

Medianoche del 6, al lado del camino. Son los últimos tramos de la Ruta 33 y advierto que a partir de allí fueron todos reveses. Perder un titulo en casa siempre es doloroso y con Bauza sucedió eso en 1998 en otra final internacional. El subcampeonato del 99 con 43 puntos y récord para un segundo puesto fue más virtud que otra cosa en el equipo del Patón, con un plantel joven, ajustado y luchando contra los poderosos River de Ramón y Boca de Bianchi.

Jueves 3 AM. En el silencio nocturno entre Córdoba y San Luis recordaba como la institución se fue degradando social y económicamente a medida que transcurría el nuevo milenio. Un llamado de atención se dio a partir del 2007 con el club intervenido judicialmente y vendido a grupos inversores y barras en pos de la rentabilidad de unos pocos. Nada de eso podía salir bien y en 2008 el equipo se salvo de jugar la promoción, algo que no pudo evitar ni en 2009 ni en 2010. El club se fue al descenso en todo sentido, el estallido del pueblo centralista no se hizo esperar y en un hecho inédito se fueron todos los dirigentes, deja vú del Argentinazo 2001. Fue una situación sin precedentes en el fútbol argentino (River descendió y la CD siguió en el cargo).

A su vez tuvo las elecciones más concurridas de su historia con casi 12.000 votantes, lo que significo una masiva participación del socio en los destinos del club en momentos tan duros. A pesar de eso estuvo 3 años en poder recuperar la máxima categoría (en el 2012 perdió el ascenso de forma inexplicable cayendo derrotado en los últimos 3 cotejos, yendo puntero y perdiendo luego una promoción para subir).

Ya con el ascenso consumado, en 2013 volvió a la máxima categoría con más vitalidad llegando en 2014 a jugar una final de Copa Argentina pero perdiéndola sin patear al arco contra un rival de segunda división.

20.000 personas invadieron San Juan en Noviembre de 2014, fue un duro cachetazo a las aspiraciones de Rosario Central.
20.000 personas invadieron San Juan en Noviembre de 2014, fue un duro cachetazo a las aspiraciones de Rosario Central.

La noche estaba espesa, aunque ya sin las lluvias de la región. Sigo recordando en mi diario. Cuando me entere que uno de los nuestros iba a ser el próximo DT, una sonrisa perspicaz se apodero de mí. Fue entre 2015 y 2016, donde Coudet se hizo cargo del plantel y demostró sus ambiciones como entrenador. El equipo jugaba bien, era protagonista en todas las canchas pero no pudo coronar ni en el torneo local ni en la Copa Libertadores. Otras dos finales de Copa Argentina que se escurrían, la primera por un robo bochornoso con dos goles ilícitos, y la segunda por errores propios y ajenos. Único club en el continente en perder 3 finales consecutivas (solo superado en el mundo por el club Africain de Túnez que perdió 4). Demasiado sufrimiento en un par de décadas.

En 2018 Bauza, cuya última experiencia como entrenador había sido dirigir la convulsionada selección argentina, se hizo cargo del primer equipo. Con andar irregular en el torneo local pero depositando al club en una nueva final del torneo mas federal de todos. Arranque con goleada 6-0 allá por el mes de Julio, luego un par de series jugando mal y pasando milagrosamente por penales. En cuartos un derby a puertas cerradas y un gol de taquito que quedara para el recuerdo. Otra serie por penales en semis y a definir a la tierra del buen vino.

El gol de Herrera de taco quedará para la posteridad, como la palomita de Poy.

12 hs. Las 20.000 almas comienzan a llegar como en una peregrinación. No quieren saber nada con el tetra subcampeonato. El guerrero llega con muchas heridas y el peso de los últimos años no juega a su favor. No se trata del valor de la copa, sino de mantener siempre viva la pasión en donde sea. Como reza esa enorme bandera que suele estar en la platea del río: “La pasión más grande de la Argentina”.

21.10 hs. Momento de la verdad. Salen los equipos al verde césped con el telón gigante de Los Guerreros de fondo. Somos guerreros no por la barra, sino por las inmensas heridas recibidas y todavía de pie. Guevara, el guerrero más universal de todos también es de Central. En el estadio son 20.000 almas ilusionadas una vez más.

Empieza el partido y es muy disputado, trabado, con mucha rispidez y poco fútbol. El flaco Menotti sufre como uno más no solo por el destrato de la redonda, sino por partida doble, su amado Central está ahí de volver a gritar un titulo. El alma del educador Don Ángel Tulio Zof siempre está presente y recorre las tribunas. Di María atento de madrugada desde la lejana y rebelde París. El monito Lo Celso agazapado en tierras andaluzas. Nadie quiere regalar nada y es entendible, vuelve el miedo de tantas finales perdidas. Rafa Nadal en su autobiografía confeso que no sentía miedo a perder una final sino a ganarla. Central y el miedo a ganar una final son una constante. Cuando el partido caía en una meseta apareció Zampedri recordando al mejor Kempes de Central, con coraje y estirpe goleadora en finales. Una serie de rebotes y es gol, es un gol feo pero un típico gol de final reñida. El miedo del que habla Nadal aflora. A partir de allí el equipo platense se agranda. Tiene más actitud y juego. Central se apichona y se va al entretiempo entre dudas.

Comienza el segundo tiempo con la misma tónica y enseguida llega el gol de un ex Newell´s. ¿Habrá algo peor? El miedo a ganar cada vez es mayor. Para colmo se lesiona Zampedri, el goleador auriazul, también Gil, de quien depende toda pelota parada y por donde vinieron casi todos nuestros goles en la temporada. El equipo del Patón depende fundamentalmente de ellos dos al no tener volumen de juego. Ya no están y Central se derrumba. Está desestabilizado, defiende mal y a punto de perderlo. Si fuera una pelea de boxeo, diría que la campana nos salvó. No había otra manera de poder ganar este título, rendimiento de juego pésimo, como si la mochila de los 23 años de sequía pesaran cada vez mas.

23.15 Hs Llegan "los dados" de los penales, nuestro fuerte. Son muy pocos los clubes que de 6 rondas eliminatorias en una copa, pasen por esta vía en 4. El CARC es especial, absurdo, como diría Fontanarrosa, fluctúa entre la realidad y la fantasía. Silva erra el primero para ellos, en mis apuntes recuerdo que es el del famoso taquito de la Sudamericana 2005 que sobre la hora pudo habernos eliminado en un clásico de copa internacional. Siguen los penales, Central no erra ninguno y el arquero tiene unos méritos enormes, en todas las rondas atajo al menos uno, es nuestro Goycochea. Ataja el siguiente, falta poco. Un par de penales bien ejecutados mas y llega Caruzzo que liquida la serie. Se cortan 23 años de eternas frustraciones.

Se tuvo que sufrir hasta el final como la historia del CARC lo indica. Hubo hinchas llenos de ilusión accidentados en el viaje de ida, que terminaron en hospitales de pueblo pero con el alma en el partido del Jueves. El corazón le jugó una mala pasada a Sergio y falleció minutos antes del encuentro en el estadio (ojalá se esclarezca lo que sucedió realmente). Es de ellos también este triunfo. Como diría Di Pollina, presidente de la institución, “Central es mucho más que un club de fútbol, es un movimiento social que atraviesa la vida”. Sobre la medianoche los más fetichistas se llevaron una butaca de recuerdo del Malvinas. Son muchos estados de ánimos en un solo día de furia. Esto es Central, diría Russo la primera vez que vino allá por el 97. Cuánta razón tenía. Con el corazón en la mano siempre.

Viernes 4 AM. El guerrero no duerme, los bares cuyanos están llenos de gente, es la hinchada jubilosa de Central. Beben y se emborrachan en la ciudad, como canta Paez. La Avenida Villanueva, a la que los mendocinos llaman “La Arístides” esta atestada de canallas. Mendoza no duerme, supongo Rosario tampoco. Todo eso paso en un puñado de horas. Es el final del diario.

A título personal; el Jueves 6 fue tu cumpleaños, yo no estuve, como muchos que fuimos movilizados solo por un sentimiento. Gracias viejo por heredar de vos la pasión por el fútbol y feliz cumpleaños a la distancia. En vos están representadas las generaciones de centralistas de la vieja guardia. Hasta la victoria siempre.

 
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