El objetivo de la Campaña #Candidatas es mostrar la necesidad de la Ley de Paridad. Tal como explica Cotidiano Mujer en las redes sociales: “Las elecciones de 2019 se aproximan. Y seguramente no serán unas elecciones más.
Uruguay tiene su Ley de cuotas, pero aún no ha alcanzado una Ley de Paridad. Sin embargo, hay candidatas a todos los cargos políticos y cada vez más mujeres dispuestas a formar parte de la vida política del país, de una forma activa y protagónica”.
La propuesta incluye realizar una foto que incluya a todas las candidatas juntas. “Y necesitamos estar todas: aquellas que ocupan cargos políticos en el gobierno, en sus partidos, en sus barrios o en sus organizaciones” reza la convocatoria.
En busca de la igualdad de género … de la mano del Parlamento uruguayo
Ya hemos explicado aquí que la Ley 18.476, conocida como Ley de Cuotas, y su actualización en 2017, presenta enormes falencias y fue producto de una negociación con sectores de la derecha y del propio partido de gobierno, que se negaban a algo tan básico como que se reemplace con personas del mismo sexo a quienes deban renunciar a su cargo.
Decíamos que, más allá que no podemos oponernos a ninguna ley que amplíe la representación femenina en política, somos conscientes que no podemos esperar que por esta vía se resuelva la desigualdad de género que lleva a que las mujeres no podamos (o no querramos) participar en la política pública.
Así,
“Aunque puedan lograrse avances en las leyes, producto de la lucha que vienen sosteniendo las mujeres contra la discriminación por sexo, las medidas legislativas no resuelven de manera estructural la discriminación ni la opresión hacia la mujer, situación que solo puede tener una solución si se asume una perspectiva anticapitalista. Los cambios serán producto de la movilización en las calles y la organización independiente de las mujeres en la lucha por sus derechos y no por acuerdos y componendas con partidos de la burguesía”.
Una vez más, el género nos une y la clase nos separa
La convocatoria tan genérica de Cotidiano Mujer donde, de forma difusa, se convocan a las mujeres políticas en general sin discriminar por partidos y ni ideologías, nos merece al menos una reflexión.
Las mujeres sabemos que no tenemos nada en común con Verónica Alonso, mujer blanca que no se cansa de preservar a la familia tradicional a costa de vulnerar derechos, o que votó en contra de la ley trans y milita activamente para derogarla. Sabemos que no podemos confluir con referentes de los partidos tradicionales, solamente porque sean mujeres, como si el género resolviera o anulara las diferencias de clase que nos separan.
Asimismo, existe un problema en una posible confluencia con las mujeres políticas que integran el Frente Amplio. En este sentido, el movimiento de mujeres en Uruguay, por lo menos hasta ahora, se ha mantenido en una postura independiente del partido de gobierno, sabiendo criticar correctamente la política económica, educativa, de salud y la agenda de derechos de la gestión frenteamplista.
Más allá de los avances de los últimos años, las mujeres hemos marcado nuestras diferencias con las restricciones y la mirada tutelar de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la actitud casi monárquica de Tabaré Vázquez que en su primer mandato vetó el artículo de la ley que permitía la legalización del aborto, la falta de recursos para asignar a la Ley Integral para la atención de la Violencia de Género o la omisión criminal respecto de los feminicidios, marcando la responsabilidad estatal.
El movimiento de mujeres ha sabido denunciar la violación de los derechos humanos que cometió este gobierno decretando la esencialidad en varias ocasiones, o votando una ley “antipiquetes” que restringe derechos constitucionales, o reprimiendo a estudiantes en el CODICEN. También se ha manifestado como parte de los sectores educativos reclamando el 6 % para la educación, o de los sectores que defienden la salud pública como el Movimiento Todos por el Clínicas.
Preparando el 2019
“…demostremos juntas, que la próxima campaña electoral será un antes y un después en la historia política del país” nos dice Cotidiano Mujer. Pero, ¿podemos proyectar nuestras aspiraciones de igualdad, de fin de la violencia de género, de desigualdad en los salarios y discriminación y precarización en los trabajos, como parte de la “agenda” electoral? El movimiento de mujeres ha sabido que, históricamente, nuestros derechos se conquistan en las calles y producto de la movilización y de años de lucha incansable.
No queremos “sacarnos la foto” con las mujeres políticas que luego van a participar de las instituciones del Estado, reproduciendo las bases de nuestra subordinación.
Figuras como María Julia Muñoz – conocida más por su desprecio a maestras, docentes y estudiantes que por su “feminismo”, y tristemente recordada por haber decretado la esencialidad en la educación, deberían ser nuestras “aliadas”. Mujeres como Lucía Topolanski, que no ha perdido oportunidad para renegar de su pasado guerrillero, separándose de toda la generación de luchadores y luchadoras que dieron su vida por una causa, y que dijo que “a los viejitos ya los juzgó la sociedad” en relación a los militares de la dictadura que mataron, violaron y torturaron a tantas mujeres militantes, y que hoy siguen impunes.
O mujeres como Carolina Cosse, la candidata el MPP, del Pepe Mujica, que además de no incorporar la cuestión de género, expresa la gestión responsable del estado capitalista, la “eficiencia” en el manejo de los entes estatales – no sin fomentar la privatización de varios sectores de servicios y el ingreso de capitales privados como sucede a través de las PPP.
¿Qué es lo que se juega en estas elecciones?
Las elecciones de 2019 son presentadas como “históricas”. Sin embargo, es evidente la pobreza en el debate sobre las candidaturas, donde no se confrontan ideas y propuestas políticas, sino que se trata de un cambio de figuras y una supuesta “renovación” para mantener una continuidad con los anteriores gobiernos frenteamplistas.
Mientras los candidatos de la derecha se pelean para ver quién es más reaccionario (juntada de firmas para que los militares intervengan en la seguridad interna, reforzamiento del aparato represivo, mayores penas, etc.), el Frente Amplio viene montando un circo donde supuestamente los 4 candidatos debaten y polemizan entre sí, pero los grandes problemas del pueblo trabajador siguen sin resolverse.
La unidad que necesitamos
Las mujeres estamos cansadas de que alguien se vista de “feminista” para pedirnos el voto. Necesitamos re-organizar nuestro movimiento peleando con todas nuestras fuerzas para evitar que el mismo sea cooptado por los partidos del régimen – incluyendo el gobernante Frente Amplio. Necesitamos mantener la independencia política conquistada en el primer Encuentro de Mujeres (EMU), en las alertas y en las asambleas preparatorias del 8M y el PIM, para que nadie quiera capitalizar nuestra fuerza demostrada una y otra vez en las calles.
En vez de unirnos con las mujeres políticas de los partidos de este régimen capitalista y patriarcal, debemos enfocar nuestras energías en organizar a aquellas mujeres que no tienen nada que ver con las “mujeres políticas”, pero que es necesario que empiecen a hacer política. Debemos dirigirnos a las mujeres trabajadoras, las que no llegan a fin de mes, las que tienen un trabajo precario, las que cargan con dobles o triples jornadas laborales, las que son acosadas en las calles y en los trabajos, las que son echadas (como en FRIPUR o La Spezia) dejando a miles de familias sin su sustento, las mujeres migrantes, las afrodescendientes, las invisibilizadas.
Construyamos un movimiento de mujeres independiente de este Estado que reproduce la dominación de género y que mantiene la explotación de una minoría de la población sobre la inmensa mayoría. Desarrollemos un movimiento imparable de las mujeres que se proponga cuestionarlo todo, un movimiento de mujeres anticapitalista y antipatriarcal. |