La violencia del Gobierno hacia los migrantes
Estos últimos días han estado lleno de polémicas luego de que el Gobierno de Sebastián Piñera planteara no formar parte de la política impulsada por la ONU del pacto migratorio.
A partir de esto, varias declaraciones han tenido que salir a dar, sobretodo el subsecretario Rodrigo Ubilla, quien afirma que el Pacto Mundial de Inmigración fomenta precisamente la migración. Para él y el Gobierno la postura está zanjada, y así lo da a entender en sus declaraciones afirmando que “Nuestra posición es clara. Nosotros decimos que la migración no es un derecho humano. El derecho lo tienen los países de definir las condiciones de ingreso de los ciudadanos extranjeros. Si fuera un derecho humano, entonces estamos en un mundo sin fronteras. Creemos firmemente en los derechos humanos de los migrantes, pero no que migrar sea un derecho humano”.
Si bien la precarización de las condiciones de vida que viven quienes se ven obligados u obligadas a migrar están constantemente minadas por las políticas represivas y de estigmatización social de cada uno de los Estados en distintos países del mundo, la ONU intenta tomar estas problemáticas sin darles salidas más de fondo, porque precisamente para hacerlo tendría que cuestionar en profundidad la contradicciones que surgen en el seno del capitalismo, y lejos de la visión reguladora de la pobreza, la desnutrición o la precarización de la vida de millones de migrantes, como plantean estos organismos internacionales, lo que no pueden hacer es obviar que todo esto no es superable dentro de los marcos del capitalismo, sino que son una herencia de este sistema.
Un muerto en las garras del sistema
Este sábado fue baleado un colombiano luego de escapar de varios sujetos que finalmente llegaron a su hogar ubicado en el Cerro Chuño, lugar de la ciudad en donde habitan una gran cantidad de personas que no tienen un techo para dormir, y en donde las condiciones de vida son muy precarias ya que, por ejemplo, tienen que pelear para poder obtener los recursos básicos como el agua o la luz.
La violencia diaria a la que son expuestas no solo adultos y jóvenes, sino que también niños, deja entrever la precaria forma de vida a la que son expuestos quienes han emigrado de algún país.
Si bien la policía se puso a la cabeza de este caso buscando quienes fueron los que cometieron los delitos, muy lejos están de ser una respuesta real para los miles de migrantes que se encuentran en el país. Es más, son quienes más reprimen a estos sectores amparados en la política que diariamente impulsa el Gobierno.
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