Fotografía Reuters: una refinería de Citgo Petroleum en Sulphur, Luisiana, Estados Unidos, 12 de junio de 2018.
El sostenido descenso la producción petrolera de Venezuela se aceleró en noviembre con una caída del 4,37 % respecto a octubre, hasta una producción de 1,137 millones de barriles diarios (mbd), más pronunciada que la registrada el mes anterior, cuando fue del 3,3 %, informa la OPEP en su informe mensual.
Los datos de la OPEP revelarían un agravamiento de la tendencia a la baja que experimenta la actividad de la industria petrolífera en el país desde 2015. Con respecto a la producción media del año 2017, el retroceso actual ya supera el 40 %. De mantenerse esta tendencia en pocos meses se estaría por debajo del millón de barriles diarios. En el 2012 en el país se producía alrededor de 3 millones de barriles diarios.
En lo que dice respecto a la caída de la producción petrolera venezolana, la OPEP atribuye esas cifras a "fuentes secundarias”, debido a la opacidad de las informaciones oficiales del gobierno de Maduro con respecto a los niveles de producción del hidrocarburo en el país que busca ocultar su colapso. Los números oficiales aportados por Caracas a la OPEP, que también publica el informe, no solo no coinciden sino que hablan de un incremento mensual de 31.000 barriles diarios, hasta 1,46 mbd. Números que siempre son cuestionados por su vaguedad, pero que de cualquier manera son datos bajísimos.
El ritmo de bombeo en Venezuela lleva a la baja desde 2015 y la producción actual es la menor en tres décadas, con la excepción del radical desplome en 2002 y 2003, cuando un lock out patronal hundió las extracciones por debajo de los 100.000 barriles diarios durante varios meses intentando debilitar y provocar la caída del entonces presidente Hugo Chávez.
Es de constatar que los niveles del derrumbe de la producción petrolera en el país rara vez, o nunca, se ha visto en un país en paz relativa, pues hablamos de tipo de caída que normalmente se asocia con guerras o revoluciones violentas. Nada de esto acontece en el país. Una situación donde la responsabilidad de la debacle de la producción petrolera de PDVSA es del propio gobierno, los militares y las transnacionales.
Esta situación que se da a la par en medio de amenazas que se ciernen sobre los activos extraterritoriales de Venezuela como es el caso de CITGO (empresa petrolera con sede en Houston con tres refinerías en el Golfo de México y el Medio Oeste que procesa aproximadamente un tercio de las exportaciones de petróleo de Venezuela a los EE. UU), donde empresas extranjeras y acreedores de bonos están al acecho de hacerse de los mismos como manera de cobros por deudas del Estado venezolano.
Recordemos que el gobierno de Maduro empeñó la mitad de Citgo como garantía del bono 2020 por $ 2.5 mil millones y la otra mitad está empeñada también por un préstamo con la compañía petrolera rusa Rosneft. Estrangulada económicamente y con la brutal caída petrolera, el gobierno de Maduro enfrenta serias dificultades para hacer frente a estos compromisos.
Es que Venezuela se enfrenta al posible colapso de un par de acuerdos de miles de millones de dólares con los que buscaba proteger a Citgo Petroleum Corp, uno de sus principales activos en el extranjero, de una incautación por parte de acreedores que están al acecho procurando hacerse de los mismos. Los buitres huelen sangre aprovechándose de la catástrofe del país y del estrangulamiento económico.
De acuerdo a la agencia Reuters, la transnacional minera canadiense Crystallex International Corp afirmó este martes que Venezuela violó el acuerdo por 1.400 millones de dólares que alcanzó en noviembre para resolver una prolongada disputa derivada de la nacionalización de un yacimiento de oro.
Por otra parte, de acuerdo a la misma agencia, el acuerdo por 1.300 millones de dólares que Venezuela alcanzó en octubre con Rusoro Mining de Vancouver por la nacionalización de activos mineros también quedó en riesgo, en función de las medidas tomadas por Estados Unidos contra el Gobierno venezolano.
Se trata de dos compañías transnacionales que han venido buscando órdenes de tribunales estadounidenses para subastar Citgo y apoderarse de las riquezas del país. Todo esto luego de haberse hecho la fiesta en el país en el saqueo de nuestras riquezas, tanto en el área del petróleo como de minería, así como de los grandes negociados con la compra de bonos de Venezuela, y que incluso, el gobierno de Maduro ha pagado y seguirá pagando religiosamente a costa de la hambruna del pueblo.
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