De la basura generada en el mundo aproximadamente el 70 % es biodegradable, como los restos de alimentos, madera, papel o cartón, y el otro 30 % se reparte entre vidrio, metal y plástico. En este caso nos ocuparemos del plástico, al representar la mayoría de todos los no biodegradables.
Este material comenzó a producirse masivamente desde 1950 y casi en su totalidad está formado como derivado del petróleo. Se usa en una gran variedad de rubros a raíz de su gran maleabilidad, liviandad y durabilidad. Sin embargo su mayor uso se da en artículos descartables como el packaging, vasos, cubiertos, etc.
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La basura como estrato de una era
Por sus propiedades químicas el plástico no puede ser metabolizado por casi ningún organismo. Aunque a lo largo de décadas se degrade no desaparece sino que se va “moliendo” por efecto de la luz, la erosión, el roce, etc., hasta convertirse en partículas de milímetros o micras de diámetro que terminan dispersas por el aire, suelo, ríos, océanos, siendo ingerido y acumulado por toda la cadena alimenticia, principalmente la marina.
También aparecen trazas de estos microplásticos en los alimentos de consumo humano más común, como leche, cerveza, miel, agua mineral, etc. con efectos varios en la salud. Así lo informaron Stephanie Wright y Frank Kelly, en su estudio Plastic and Human Health: A Micro Issue? Publicado en la revista Environmental Science & Technology.
Esto no sucede con los plásticos biodegradables o los compostables derivados de residuos vegetales, existente hace décadas pero que representan menos del 1 % de la producción, al ser más costoso y dejar menos margen de ganancia a los capitalistas. Aun si la producción fuese 100 % compostable o biodegradable, no significaría que tuviese un impacto neutro en animales o humanos al ser descartados masivamente.
Las miles de millones de toneladas plásticas diseminadas a lo largo del mundo son uno de los varios indicadores presentados en la comunidad científica como evidencia de que entramos en el Antropoceno, llamado por otros como Capitaloceno (la era del capital). Este es uno de los ejemplos que podemos usar para describir la vigencia de la fractura metabólica entre la sociedad capitalista y naturaleza que describió Karl Marx hace más de 150 años.
Entre lo eterno y lo efímero
¿Cuánto plástico se produce, usa y tira? Estos fueron los disparadores del estudio realizado por Roland Geyer, Jenna Jambeck y Kara Law, titulado Production, use and fate of all plastics ever made, publicado en Science Advances. Al recopilar datos de varias fuentes industriales, los autores calculan que desde 1950 hasta el 2015 se han producido globalmente 8.300 millones de toneladas de plástico (mega toneladas, Mt), lo que equivaldría al peso de un millón de torres Eiffel o a 1,1 tonelada de plástico por habitante.
De los varios usos posibles, el primer lugar lo ocupa el packaging con el 36 %, el cual se desecha casi en su totalidad el mismo año. De las 8.300 Mt plásticas producidas entre 1950 y 2015, unas 4900 Mt (60 %), fueron ya desechadas en basureros, ríos u océanos, 800 Mt incineradas (10 %) y solo 600 Mt recicladas (7.2 %).
Más plástico en los basureros que peces en el mar
Finalmente, la gran mayoría de los plásticos se desechan en los rellenos sanitarios o a cielo abierto en montes de basura. El volumen de esas 4.900 Mt desechadas ocuparía (sin compactar) más de cien mil millones de m3 (calculando unos 50 kg/m3) y alcanzaría para una “alfombra plástica” de 3.162 km cuadrados de superficie.
Para tener otra dimensión de lo que representa esta masa de basura comparémosla con la biomasa de algunos seres vivos. Según las cifras obtenidas del estudio titulado The biomass distribution on Earth de Ron Milo, Rob Philips y Yinon B-Ron, los plásticos desechados superarían la cantidad de peces en los océanos estimada en 4.666 Mt, y para el 2050 la basura plástica superaría a toda la masa viva animal terrestre y marina del mundo, estimada en 13.200 Mt.
Comunismo y metabolismo entre humanidad y naturaleza
Marx en sus Manuscritos de 1844 se refiere al comunismo como la “verdadera solución del conflicto que el hombre sostiene con la naturaleza y con el propio hombre, la unidad esencial plena del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo consumado del hombre y el humanismo consumado de la naturaleza”. También describe en el capitalismo una fractura en el “ida y vuelta” del metabolismo entre humanidad y naturaleza, al existir una circulación unidireccional de distintos elementos como, en el caso de la agricultura, de los nutrientes del suelo o en el caso de la industria, de materiales.
En un sistema como el que proponemos, donde la agricultura, la industria, la transporte y la distribución estén bajo el control de trabajadores y consumidores sería posible planificar colectivamente racionalmente “el qué, el cómo y el para qué” producir, estableciendo materiales y procesos para cerrar el ciclo del metabolismo social, según la capacidad de regeneración del medioambiente.
Organizar la fuerza social para sacarse de encima a los grandes propietarios de los medios de producción es el primer paso para avanzar a nivel internacional a otro modelo que remedie el estado de destrucción que está dejando la clase capitalista como legado histórico.
*El estudio de biomasa refiere a Mt de carbono, que multiplicado por 6.6 se transforman en Mt. |