Este miércoles se conoció la aprobación oficial de la segunda revisión económica elaborada por el equipo técnico y de monitoreo del Fondo Monetario Internacional apostado en Buenos Aires.
Desde el directorio del organismo financiero internacional sostuvieron que ven mejorías a partir de la aplicación del programa económico.
A pesar de la aprobación de un Presupuesto para 2019 que se basa en un brutal ajuste fiscal en áreas claves como Educación y Salud (entre otros), para cumplir con la meta de “déficit cero” al mismo tiempo que otorga un aumento de 49 % en los fondos para pagar deuda a los especuladores; desde el FMI insistieron en la necesidad de “cuidar las metas fiscales” y acelerar las “reformas estructurales”. Es decir, piden un ajuste mayor.
El acuerdo stand by firmando en junio y renegociado en septiembre tiene tres años de duración. Con el aval del directorio del FMI se da luz verde al desembolso de U$S 7.600 millones que llegarán en los próximos días a las cuentas del Tesoro.
Otra advertencia del organismo estuvo relacionada a la (des)confianza de los “mercados”. La suba del riesgo país, que ya alcanzó los 782 puntos, expresa una elevada incertidumbre de cara a 2019.
A pesar de la existencia de factores externos, como la suba de tasas de la FED o la contienda comercial entre Estados Unidos y China, es principalmente el escenario electoral indefinido y la posibilidad de default hacia 2020 lo que viene impactando en las tasas de los bonos.
Los analistas sostuvieron que este visto bueno del Fondo ya estaba descontado. Por lo tanto, no creen que alcance para calmar la especulación de los “mercados”. Los indicadores de la economía son menos optimistas, el Indec reveló que en el tercer trimestre del año el desempleo fue del 9 % y la economía cayó un 3,5 %.
Sobre la política monetaria el número dos del FMI, David Lipton, destacó que el peso se estabilizó y la inflación estaría comenzando a descender. Al respecto Lipton dijo que “la economía se sigue contrayendo y es todavía vulnerable a los cambios en el sentimiento del mercado”.
A pesar del optimismo del FMI, la inflación sigue siendo muy elevada y finalizará el año rozando el 50 %, mientras los salarios siguen muy retrasados y los efectos de la crisis económica afectarán con mayor dureza a los sectores más empobrecidos que ya alcanza a catorce millones de personas (33,6 %).
En definitiva, el “optimismo” del FMI se relaciona con la profundización del saqueo en curso. Ellos buscan aumentar el ajuste sobre los trabajadores para generar los recursos que se llevan en concepto de intereses de deuda.
El no pago de la deuda a los especuladores es la primera medida necesaria para frenar el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores más vulnerables.
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