El 20 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario del último recital de Sumo en la cancha de Los Andes y hoy 35 años de su muerte. Recordamos a la banda más influyente del rock nacional.
En 1987 la banda ya contaba con una importante popularidad (tres discos editados) y estaba presentando su último trabajo, After Chabón. Antes de Navidad, Sumo se presentó en el Club Atlético Los Andes, de Lomas de Zamora. Compartieron cartel con otra gran banda de los ´80, Los Violadores. Llamativamente a pesar del calibre de las bandas que se estaban presentando no hubo una gran respuesta en cuanto a cantidad de público: solo 500 personas fueron la audiencia del recital.
La situación personal de Luca en el momento del show fue en su momento más crítico, con un estado de alcoholismo avanzado; su cuerpo se encontraba demacrado, según testimonios de varios asistentes de la banda y amigos que comentaron que Luca no estaba bien. Se lo veía “muy flaco” y algunos aseguraron que en los últimos días no había comido mucho. Al momento de ingresar a las instalaciones del club, Luca tuvo una discusión con el personal de seguridad que controlaba la puerta porque no lo querían dejar entrar ya que tenía una botella de ginebra en la mano. Al parecer lo habían confundido con un indigente, pero sus compañeros explicaron que el de la botella era el cantante y así pudo pasar. Pero la cosa no terminó ahí: en el camarín la siguió, rompió un par de botellas y gritó mucho.
El show comenzó a las 21:30. La lista de los temas que tocaron fue “No tan Distintos (1989)”, “Breaking Away”, “Crua Chan”, “Lo Quiero Ya”, “Don’t Turn Blue”, “El Ojo Blindado”, “Estallando desde el Océano”, “Viejos Vinagres”, “Divided By Joy”, “Fuck You!” y nuevamente “Fuck You!”.
Luca hizo dos veces “Fuck You!”: terminó el tema, se dio vuelta, dijo “otra vez” y lo cantó de nuevo. Sus excompañeros recordaron más tarde que esa noche, momentos antes de interpretar esa poderosa versión de “Fuck You!”, Luca dijo: “ahí va la última”. Y fue el final.
Dos días después Luca falleció, entre las 9 de la noche del lunes 21 y las 3 de la mañana del martes 22 de diciembre. Lo encontraron muerto en la casa de una amiga, ubicada en la calle Alsina al 400, a causa de un paro cardíaco. Tenía 34 años y una cirrosis irreversible, causada por su adorada ginebra. Lo encontraron en la cama, en posición casi fetal y con una sonrisa en la boca. Se terminaba la realidad, empezaba el mito. Pero su nombre siempre vuelve a surgir en las nuevas generaciones, como un muerto que no para de nacer.