A horas de que empiece el 2019, a Hugo Yasky ya se le notan las pocas ganas de luchar. No empezó el año nuevo, pero el secretario general de la CTA ya anticipó cuál será su actitud durante los próximos meses de acá a octubre: en declaraciones a FM 350 pidió “evitar los paros” en el año el electoral.
El sindicalista y diputado kirchnerista sostuvo que hay que tratar de buscar “otro tipo de acción” con el pretexto de que el Gobierno puede llegar a utilizar la confrontación con los sindicatos como estrategia electoral y como cortina de humo ante “el drama económico”.
Estigmatizar a los sectores de la clase trabajadora que salen a luchar, demonizar y criminalizar las huelgas y cualquier método de protesta, no es nada nuevo. Que los gobiernos intenten quitar legitimidad a la lucha obrera, al derecho a huelga y a la protesta social, es un clásico.
Tampoco es tradición exclusiva de Cambiemos ni de la dirigencia política argentina. Así como Macri despotrica contra los paros, criminaliza y reprime la protesta, también lo hizo Cristina Fernández de Kirchner con los paros generales contra el impuesto a las ganancias y con los trabajadores de Lear, por ejemplo. También lo hizo Dilma Rousseff en Brasil con las enormes protestas callejeras de 2013.
Estos dichos no se puede admitir de boca de un dirigente de una central obrera. Con sus declaraciones, Yasky legitima precisamente la demonización del gobierno de los métodos de lucha históricos de la clase trabajadora. ¿Qué forma alternativa más efectiva de luchar contra el ajuste piensa que se podría utilizar?
Lejos de ceder a la lógica del Gobierno, los trabajadores deberían discutir de cara al conjunto de los sectores afectados por el ajuste, los tarifazos y la represión, las mejores formas de organizarse y enfrentarlo. La legitimidad de la huelga, que el oficialismo intenta erosionar de la mano de las corporaciones de medios afines, es algo que la dirección sindical debería pelear y defender, ganando el apoyo de las personas desocupadas, precarizadas, no registradas ni sindicalizadas.
Además, qué momento más propicio que un año electoral, para poner todos los reclamos y exigencias en la agenda política y en las calles. Precisamente en elecciones, los gobiernos intentan evitar la confrontación y el descontento de las mayorías, por mero cálculo electoral.
Yasky aseguró que Cambiemos buscará confrontar con el sindicalismo, "debido a la imagen de los dirigentes" gremiales como parte de una estrategia electoral para "tapar el drama económico". Yasky debería reconocer que muchos aspectos de la vida de casta de los dirigentes, atornillados a los sillones de los gremios, haciendo negocios y enriqueciéndose desde esos cargos, son totalmente funcionales para que el gobierno busque quitar crédito a las organizaciones propias de la clase obrera.
Además, si Cambiemos pudo atravesar todo el transcurso de su gestión sin consecuencias más costosas para su gobernabilidad, es fundamentalmente por el rol de los sindicatos que no han actuado a la altura del desastre económico.
"Yo creo que salvo el caso de las disputas por la paritaria, salvo que tuviéramos una provocación que hoy uno no la puede predecir, hay que buscar otro tipo de acción", agregó. Las provocaciones son bastante predecibles en un país gobernado por el FMI. Además, ¿en qué país vive Yasky? ¿No se enteró de los tarifazos anunciados hace pocos días? ¿No se enteró de la primera provocación del año, anunciada antes de que el año empiece?
Yasky no parece conforme con ser parte de la dirección sindical que dejó pasar el ajuste y la seguidilla de ataques a poder adquisitivo de los salarios, desde que asumió Cambiemos. Es responsable de impulsar la política claudicante englobada en el “hay 2019”. Los sectores gremiales que se ubican discursivamente como opositores a Cambiemos, buscaron desmovilizar y llevar todo el descontento detrás de la estrategia electoral del peronismo y del kirchnerismo en particular, en el caso de Yasky.
Ahora, como se ve, busca profundizar esa senda. Se entiende su lógica. En la Argentina, el infierno del FMI vino para quedarse y hay ajuste y crisis para rato. Incluso si ganara las elecciones la misma Cristina, el yugo de la deuda y el ajuste es algo que seguirá desmejorando las condiciones de vida de las grandes mayorías. Para dirigentes como Yasky, funcionales a esta política, lo mejor es seguir desmovilizando y frenando la lucha, en clave preparatoria y de autopreservación. |