Recomponer la economía: Es preparar un gran ataque sobre el conjunto del movimiento de masas.
Piñera, como representante directo del gran capital, asumió el gobierno con una promesa: Restaurar las condiciones de crecimiento económico para las grandes patronales nacionales y transnacionales, que durante más de tres décadas lograron cosechar sus millonarias ganancias gracias al Chile neoliberal que impuso la Dictadura.
Pero para enfrentar las tendencias más generales de la economía, como lo es la desaceleración económica, donde el conjunto del crecimiento nacional no supera el 3%; con un precio del cobre fluctuante y altamente sensible a los vaivenes de la situación internacional, es que la derecha busca consagrar el modelo económico neoliberal y abrir un nuevo ciclo de crecimiento capitalista en base a un gran ataque sobre las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores, mujeres, jóvenes y ancianos; eliminando recursos para los derechos sociales más elementales como salud, la vivienda o la educación; facilitando el saqueo de los recursos naturales de la nación como lo es ahora el Litio; a la vez que prepara un paquete de reformas anti obreras y anti populares, que eliminen derechos sociales y laborales para la juventud, consagrando el trabajo precario, asegurando el negocio de las AFP, abaratando los despidos eliminando años de servicio, limitando el derecho a huelga y el poder de los sindicatos.
El programa de Piñera, es parte de la receta neoliberal del FMI y la OCDE que aplica la derecha en Latinoamérica, con Macri en Argentina, y Bolsonaro en Brasil, que bajo los lineamientos del imperialismo, busca profundizar la subordinación y dependencia de toda la región.
Reforma anti obrera: La derecha y las cámaras patronales contra los sindicatos
Los grandes empresarios le pusieron el pie en el acelerador al gobierno, preocupados de cómo la derecha se hunde en las encuestas en menos de un año de mandato, perdiendo todo el capital político que intentaron cosechar para pasar las reformas por encima “de la calle”. Son los propios gremios y los sectores más recalcitrantes de la derecha que exigen que Piñera rompa con “el gradualismo” y pase de las palabras a los hechos, y evitar que se siga desarrollando su crisis, que termina sacudiendo, más de conjunto al régimen de la democracia para ricos.
Fernando Arab, subsecretario del Trabajo, en un tiempo record, menos de 40 días, y luego de recibir los informes de la “mesa social de expertos” (tecnócratas y líderes gremiales) y la “mesa sindical” que validó el proyecto de reforma (compuestas por las dos centrales pro patronales UNT y CAT, junto a la central de Arturo Martínez la CTCH), le puso fecha al proyecto de “modernización laboral” para la segunda quincena de enero.
Bernardo Larrain de la SOFOFA, declaró para La Tercera que el gobierno debe garantizar la reposición del “reemplazo en huelga” y evitar que se ponga en “riesgo la economía del país”.
En palabras de Arab, aun el gobierno no toma todas las definiciones, los límites y los alcances de la reforma; pues avanzar sobre los trabajadores y controlar al movimiento obrero es un punto decisivo sobre el que se propone avanzar el gobierno, más aun después del paro portuario, que mostró la posibilidad abierta de que el movimiento obrero pueda entrar nuevamente en combate, desde sus sectores estratégicos y poner en jaque no solo a las grandes patronales como Von Appen, si no también al gobierno de turno.
Lo que si aclaró, es que buscan -contra los sindicatos-: a) reponer los grupos negociadores para imponer la extensión de beneficios de carácter universal, b) sobre el reemplazo en huelga, aun no aclaran si se repondrá, o se fortalecerá la vía de los “servicios mínimos” para asegurar la producción, c) rebajar los años de indemnización para facilitar despidos, en particular de la juventud, d) reformar la Dirección del Trabajo y hacerla más dependiente del gobierno de turno, y e) consagrar el trabajo precario y el empleo flexible.
A preparar la resistencia: Necesitamos un plan de lucha nacional para derrotar la ofensiva de la Derecha ¡No más tregua con el gobierno!
La posibilidad de un “nuevo ciclo de crecimiento económico” para los grandes capitalistas solo es posible sobre la base de nuevos ataques a los trabajadores, profundizando la explotación del capital sobre el trabajo, eliminando derechos históricos y garantizando el saqueo de la región. Tal cual ocurrió en los años 80, en manos de las distintas dictaduras latinoamericanas que aplicaron esta receta en cada país con la privatización de empresas, de los recursos naturales, la facilitación de grandes industrias privadas sobre los derechos básicos de la población, junto con la eliminación de derechos históricos, todo fue posible a punta de fusiles y la represión directa sobre los sectores más organizados y avanzados de la juventud y el movimiento obrero.
Pero frente a la ofensiva patronal, las principales organizaciones del movimiento de masas, como la CUT dirigida por el PC y el PS, junto al Colegio de Profesores o la misma CONFECH, dirigidas tanto por el PC, el PS y el Frente Amplio, en sus palabras “ensayan un discurso opositor”, pero en la práctica han firmado una tregua con el gobierno, dejando pasar importantes ataques en estos primeros nueve meses de gobierno de la derecha, como el salario mínimo, el Estatuto laboral juvenil y las cláusulas del Teletrabajo.
No organizaron ninguna campaña ni lucha seria contra los cierres de empresa y los despidos, a la vez que mantienen aislada cada lucha y cada conflicto. Circunscriben toda su actividad principalmente a declaraciones y al terreno de las maniobras parlamentarias, entregando al movimiento de masas a la impotencia, evitando desarrollar una lucha nacional para frenar los despidos y hacer retroceder a la derecha.
La CUT a pesar de no haberse sentado en las “mesas sindicales” para la reforma de modernización laboral, no ha organizado ningún plan serio para derrotar esta reforma.
Hoy con los 150 despidos en UNILEVER, una de patronales imperialistas más grandes de la industria alimenticia, la CUT no fue más allá de organizar un acto y comprometerse a judicializar los despidos.
Por el contrario, para enfrentar los ataques de la derecha, hay que organizar la resistencia bajo una política alternativa superando la vieja estructura sindical que dejó la dictadura, y desarrollar la fuerza de millones, uniendo la lucha de los trabajadores, las mujeres y la juventud en un gran movimiento nacional en las calles y desarrollar la huelga general, para derrotar la reforma laboral.
En ese sentido, la lucha de los ferroviarios despedidos en el FCAB de Luksic, o de los trabajadores de la imperialista Komatsu, aunque en pequeño, mostraron un camino de unidad de las filas obreras contra los despidos, buscando alianza con distintos sectores en lucha, levantando fondos de resistencia, uniendo los combates junto a la juventud y el movimiento de mujeres, una lucha de la que los Trotskistas del PTR formaron parte, para contribuir a un nuevo despertar de los trabajadores.
Derribar la reforma laboral, es un objetivo central para frenar la ofensiva de la derecha. De estas mismas luchas de resistencia, surgirá la fuerza los trabajadores y los oprimidos; la tarea de los revolucionarios es organizar esa fuerza para levantar un gran partido revolucionario de los trabajadores, las mujeres y la juventud, que se proponga derrotar el sistema de esclavitud que nos imponen los capitalistas. |