El día 3 de enero empezó la huelga indefinida que se lleva a cabo en la línea de producción de la fábrica de Cacaolat en Santa Coloma de Gramenet. El comité de empresa y el conjunto de la plantilla decidían el pasado jueves convocar huelga indefinida ante la decisión de la empresa de introducir un nuevo calendario laboral. Una medida unilateral de la empresa que pretende obligar a toda la plantilla a trabajar todos los fines de semana de junio, julio, agosto, septiembre y diciembre.
La empresa argumenta que la medida de incorporar un nuevo calendario laboral atiende al incremento de la producción en un momento de expansión. Los trabajadores, sin embargo, denuncian que la medida no es más que el seguimiento de la línea que lleva la empresa en cuanto a la merma de condiciones laborales desde su adquisición por parte de la embotelladora Cobega, el grupo cervecero Damm y el fondo de inversiones Victory Turnaround.
El sindicato CGT ha denunciado reiteradamente a la “dirección despótica” de la empresa, que “con su actitud de negarse a negociar está abriendo un nuevo frente a la compañía, de la cual son accionistas Cobega y Damm”.
La huelga ha concitado un sorprendente nivel de solidaridad en el sector de la hostelería, en el que los famosos batidos de Cacaolat cuentan con más volumen de ventas.
“Más de una veintena de bares y restaurantes de Santa Coloma de Gramenet, Badalona, Montcada i Reixach o Barcelona se han adherido de forma espontánea a una campaña que empezó con el anuncio de la Fábrica Restaurant Cap Foguer de no vender Cacaolat mientras no finalizara el conflicto. Desde ese momento la negativa a vender productos de Cacaolat no ha parado de crecer”, asegura un comunicado de CGT.
“El pueblo de Santa Coloma se está volcando con nosotros. Hay bares y otros locales que han dejado de servir productos de Cacaolat. Hacen boicot. Tiene productos Cacaolat pero no los sirven”, informa a los corresponsales de Esquerra Diari presentes en los piquetes Antonio Ubago, miembro del comité de Empresa y de Huelga de Cacaolat y de la sección sindical de CGT Cacaolat.
“No es la primera vez que se organiza, pero esta vez la iniciativa ha salido del apoyo de varios establecimientos, antes incluso, de que los trabajadores la hayamos solicitado”, agrega Alex Piñol, miembro de CGT Cacaolat y trabajador que fue despedido por la empresa a principios de 2018 por su activismo sindical.
Más allá de los negocios particulares, entidades sociales, culturales, políticas y centenares de ciudadanos a título personal, han mostrado su solidaridad con los trabajadores en las redes sociales mediante el hashtag #VagaCacaolat o simplemente citando a @Cacaolat o @cgt_cacaolat. Son ya muchos los que han compartido la campaña en Facebook, Twitter o en sus redes sociales favoritas.
“Desde CGT ya vivimos hace pocos meses la represión de la empresa sobre un compañero del sindicato, despedido por motivos sindicales tal y como reconoció el juez en la sentencia de readmisión, después de 19 años trabajando en Cacaolat”, denuncia el sindicato.
Desde la compra de Cacaolat en 2011, la empresa entró en una vorágine de retrocesos en cuanto a los derechos laborales de la plantilla, empezando por un proceso de despidos enmarcado en la aplicación de un ERE que facilitaba la entrada en vigor de la reforma laboral del PP. Si bien ante la oposición de la plantilla y la consecución de medidas menos agresivas como la aplicación de un proceso de jubilaciones, los ataques laborales no dejaron de producirse.
Las reivindicaciones de la asamblea de trabajadores son sencillas: que la empresa deje de empeorar las condiciones laborales de los trabajadores, destruir su conciliación con turnos extenuantes, horas extras, ampliación de la jornada anual o abuso de la flexibilidad laboral.
|