Según informaron medios locales, cayeron 800 milímetros en tres semanas sobre las localidades afectadas en el norte santafesino. Los datos oficiales indican que hay 109 evacuados en los departamentos de Vera y 9 de Julio. A esto se le suma cientos de zonas anegadas, cortes en el servicio de energía eléctrica, y pérdidas totales en al menos 300 mil hectáreas.
Un informe del Sistema de Estimaciones Agrícolas que realiza la Bolsa de Comercio de Santa Fe corroboró que existen entre 7.000 a 7.500 hectáreas de algodón con pérdidas totales en el centro norte de la provincia. La producción de arroz fue también otra de las perjudicadas con 1000 hectáreas afectadas.
En la localidad Los Amores no descartan la evacuación total del pueblo
El gobernador Miguel Lifscthiz recorrió las zonas afectadas luego de decretar la emergencia hídrica y reconoció que "se registraron situaciones muy complejas, con familias que tienen agua en sus viviendas, con campos y zonas productivas inundadas, con productores que han perdido toda su cosecha y van a tener dificultades para arrancar de nuevo".
La provincia además destinó $8.050.000 para asistir a los municipios que solicitaron ayuda económica para hacerle frente a la situación. El gobierno, una vez más, sale a tapar huecos; aunque se cansan de señalar que los temporales son inesperados y excepcionales, las precipitaciones son cada vez más fuertes y usuales, y la respuesta gubernamental necesariamente insuficiente. La desidia de la desinversión en obra pública de calidad lleva a que los fenómenos climáticos se vuelvan en catástrofes ineludibles.
Algo similar sucede en las otras provincias afectadas por el temporal como Corrientes, Tucumán, Chaco y Santiago del Estero. Estas últimas escurren aguas hacia Santa Fe, perjudicando al norte provincial. El pueblo trabajador padece las consecuencias, y hasta arriesga su vida, como se pudo ver en Corrientes donde una mujer y su hija perdieron su vida intentando cruzar un puente anegado.
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