Juan Taborda fue uno de los afectados gravemente durante la explosión y posterior incendio ocurrido en la planta de Cofco (ex Nidera) en Puerto San Martín el 27 de noviembre de 2017. Este crimen patronal les costó la vida a dos trabajadores, Domingo Giménez y Juan Castillo, y dejó un tendal de trabajadores heridos de gravedad, que continúan con su recuperación.
Taborda estuvo internado varias semanas en el Sanatorio Británico, donde recibió atención médica por quemaduras que afectaron parte de su rostro, su espalda y brazos. Ana, madre de Jorge, denunció en Diario Síntesis que la Aseguradora de Riesgos de Trabajo (ART) “abandonó” a su hijo y que “ya no se va a hacer más cargo de los traslados”. Es que el trabajador continúa en una lenta recuperación que requiere de traslados diarios al mismo sanatorio para su rehabilitación, viajes que efectuaba en remises dispuestos por la ART Galeno.
Además agregó que “desde Galeno nunca lo acompañaron como se debe. Están apurados para darle el alta como se la dieron a todos sus compañeros, pero él no se recuperó”. La mamá del trabajador contó que las consecuencias de la explosión, a pesar del tiempo transcurrido, aún permanecen, y con ellas la necesaria dependencia de un tratamiento médico garantizado. Aún permanece con sus extremidades vendadas porque “tiene ampollas que no cicatrizaron”, detalló.
Según Ana, la recuperación de su hijo se vio perjudicada porque desde la ART les mandaban autos sin aire acondicionado y “cuando iban por autopista, con los vidrios bajos, el sol lo afectaba más”, aseguró.
Contó que incluso, para seguir con la diaria atención médica, y al no contar con el traslado proporcionado por Galeno, tiene que hacerlo por sus propios medios, en horarios inadecuados, “con los brazos vendados y el sol a pleno”, dificultando enormemente su recuperación.
La voracidad de las patronales y sus agentes la siguen pagando sus trabajadores. En la zona, las muertes obreras son, lamentablemente, moneda corriente; hace algunas semanas trascendía la terrible noticia de la muerte de Fernando Peña, que cayó en un pozo lleno de químicos tóxicos a altas temperaturas, en la planta de Dreyfus Timbúes.
La indignación y bronca corrieron como reguero. Familiares junto a estudiantes se acercaron a la puerta de la planta de esta multinacional, manifestaron que la muerte del transportista “no fue un accidente” y reclamaron justicia. | 
