En la conferencia de prensa matutina el presidente López Obrador dio a conocer que evalúa si la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) puede operar el abastecimiento de combustible con la adquisición de 500 pipas. El objetivo: relacionar más estrechamente los operativos de vigilancia con los de distribución.
“La Sedena también tiene un sistema de transportación y queremos vincular transporte con vigilancia, pipas protegidas, estamos hablando de que ante cualquier emergencia no falte combustible”, sostuvo.
De acuerdo con sus declaraciones, es parte de un plan de seguridad, cuyo eje es evitar que una zona se quede sin combustible cuando se rompa y se repare un ducto.
En la actualidad, el papel del Ejército en el plan gubernamental para impedir el robo de combustible se enfoca en vigilar los ductos y las refinerías. Sin embargo, si esta propuesta se concreta, los militares estarían a cargo del transporte, una función que desempeña Pemex logística desde la aprobación de la reforma energética.
Este anuncio de López Obrador delinea su objetivo: profundizar la militarización de México, cuando son de público conocimiento los turbios vínculos de las fuerzas armadas con el crimen organizado, como se volvió a evidenciar con las declaraciones de Alex Cifuentes en el juicio al Chapo Guzmán, y ya se había visto en el caso de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. | 
