Investigadores de la Universidad Católica del Maule por un lado, así como de la Universidad Católica del Norte en Coquimbo, han hecho seguimiento de factores como los niveles urinarios de plaguicidas, como también sus efectos sobre el nivel cognitivo, memoria, capacidad de planificación y resolución de conflictos.
Los resultados evidencian los efectos que tienen agrotóxicos sobre la salud de trabajadores, estudiantes y la población de localidades cercanas a plantaciones que fueron estudiadas.
Luego de que se pesquisaron diversos casos de intoxicación en la región del Maule, María Teresa Muñoz, doctorada en Salud Pública, decidió estudiar la presencia de las sustancias responsables de dichos casos.
Entre septiembre y noviembre de 2016 y 2017 se enviaron muestras de orina de estudiantes de la escuela San Clemente, ubicada en el centro de la ciudad, al laboratorio CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) en Atlanta, Georgia, EEUU.
Los resultados mostraron presencia de p-nitrofenol en la orina de las y los estudiantes, sustancia presente en dos plaguicidas, uno de ellos (metilparation) ilegal desde 1998 por su alto riesgo de intoxicación incluso con resultado letal para la salud humana, el otro (nitrobenceno) sin ningún tipo de regulación, pese a ser considerado a nivel internacional como cancerígeno.
Pese a los resultados expuestos al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la respuesta a investigar la irregularidad fue negativa, afirmando que “técnicamente necesitaban más antecedentes del contexto de la exposición para iniciar una eventual fiscalización” pues la sustancia no había sido detectado en mucho tiempo en Chile.
Por otro lado, investigadores de la UCN en Coquimbo, publicaron una investigación realizada en 32 trabajadores agrícolas del Valle del Elqui y del Limarí, así como a 38 personas sin exposición directa con los plaguicidas. A través de la investigación se pudo determinar que trabajadores, así como pobladores, que estuvieron más de 15 años expuestos a las sustancias presentaban deterioro cognitivo.
Continuando con su investigación en 2018, Floria Pancetti junto a otros investigadores, buscaron el efecto biológico de agrotóxicos sobre neurotransmisores en hombres y mujeres entre 18 y 50 años.
Al respecto Pancetti declara: “medimos un indicador biológico indirecto que es la inhibición de unas enzimas que están presentes en la sangre y que son los bioindicadores que contempla la legislación chilena para determinar que haya exposición en los trabajadores”, indicando que si existe una alteración mayor al 30% posterior a la fumigación en relación a su valor previo, el trabajador podría estar en riesgo de intoxicación.
El estudio finalmente determinó que un 25% de los trabajadores agrícolas, tanto como de los pobladores de zonas rurales cercanas a las plantaciones estarían en dicho riesgo. Finalmente Pancetti aclara que “este tipo de exposición muchas veces pasa inadvertida porque la gente no suele intoxicarse de manera aguda … pero se pueden pesquisar los efectos de la exposición crónica a través de parámetros que son más bien sutiles, como lo es el deterioro cognitivo”.
A partir de estas evidencias se abren varios cuestionamientos, entre estos la gran flexibilidad que tiene la legislación chilena para abordar los temas de contaminación y sobretodo ligado al agronegocio.
A lo largo de un año el SAG realiza 4.400 fiscalizaciones a los plaguicidas, esto a las más de 300.000 unidades productivas. Por lo tanto, aparecen irregularidades como la venta, uso y tráfico ilegal de plaguicidas que derivan en consecuencias graves y/o letales para la salud humana, así como la destrucción de la fauna y flora nativa.
Pero, ¿porqué el uso de plaguicidas está tan extendido? En Chile casi la mitad del territorio está en uso por la industria agrícola, pecuaria y forestal. Por otro lado los plaguicidas ha ido en aumento desde que se inició su uso hace más de 40 años, con un promedio anual de 63.617 toneladas de plaguicidas en 2017, esto al mismo tiempo que comenzó el auge exportador de los sectores agrícola, frutícola y forestal. Evidenciando cómo se volvieron necesarios para las empresas para sostener la sobreexplotación del agronegocio, sin importar cuales pueden ser las consecuencias.
Pero el problema de la contaminación y la salud, no solo se restringe a los plaguicidas y la industria agropecuaria. En todos los sectores productivos se ve el impacto sobre el medioambiente, la población y su salud, debido a las dimensiones en que se lleva a cabo una producción que es irresponsable y excesiva.
Ejemplo de ello es la industria minera, la cual ha sido cuestionada en sus distintos niveles (producción, traslado y exportación) y contaminantes (plomo, arsénico, etc.), o incluso en las movilizaciones en Quinteros, en Mejillones y diversas localidades, evidenciando así la estrecha relación entre el modelo económico neoliberal y capitalista y la destrucción y la contaminación del ecosistema, incluyendo a niños, ancianos y trabajadores.
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