Los mecanismos de seguridad no fueron suficientes y los protocolos de seguridad no funcionaron.
Este viernes 25 de enero los trabajadores de Komatsu Remann Center vimos como una de las salas de pintura, en las nuevas instalaciones de la multinacional japonesa, se prendía fuego. Esto a raíz de un trabajo de pulido de una estructura metálica el cual desprendió una esquirla, que al llegar con alta temperatura a los filtros del área de pintura empapados en solventes provocó que estos ardieran en llamas. La situación fue controlada por los propios trabajadores que se encontraban en la zona en el momento del siniestro, de no ser por la acción oportuna de los trabajadores estaríamos lamentando más que un mal momento. No podemos decir lo mismo de la reacción de los protocolos de emergencia, de los cuales la empresa se jacta con mucho orgullo, ya que gran cantidad de los trabajadores de la planta se enteraron de esta situación por fotos de enviadas por sus propios compañeros, y esperando que la alarma sonara nos hubiéramos quedado en nuestros lugares de trabajo sin reaccionar a la emergencia ya que esta nunca sonó. Tanto es así que algunos trabajadores fueron evacuados al tiempo después y algunos incluso cuando el fuego ya estaba controlado.
Si bien para todos es una alegría y un alivio que una situación tan grave no resultara con daño a ningún trabajador, vale la pena detenerse en las condiciones de trabajo en las cuales se dan estas situaciones y no me refiero solo a las condiciones de seguridad técnicas o específicas que la empresa debe tomar para que no sea posible que una esquirla de acero incandescente pueda hacer contacto con un material inflamable, sino que a las jornadas de trabajo a las que somos empujados ya que los sueldos que percibimos muchos no nos alcanzan para cubrir el valor de una canasta básica familiar y ni siquiera al sueldo ético planteado por la iglesia católica, lo que se traduce en turnos por encima de cualquier criterio de salud mental y física, entrando así a las 5 am y saliendo a las 20hrs en algunos casos para poder mejorar nuestros sueldos.
Sé que muchos de mis compañeros tienen familias, hijos pequeños, deudas que pagar y muchos sueños por realizar, sé también que mes a mes nuestras metas chocan contra una pared al ver nuestras liquidaciones, y que para ello, la sobreexplotación es una alternativa que muchos no pueden rechazar, esto se combina con el amedrentamiento de jefaturas y gerencias que nos conducen a naturalizar una vida donde el tiempo libre y un derecho tan básico como el del ocio no caben en el día a día. Dejamos nuestras vidas en las fábrica, al igual que muchos que de madrugada emprenden el camino hacia la zona norte industrial de la región, para volver cuando el sol se está poniendo. Pero entre tantos, me pregunto ¿De qué nos sirve si cuando lleguemos a nuestras casas no podremos levantar a nuestros hijos producto de lo quebrados de nuestros brazos? ¿Si no podremos dedicar ni siquiera dos horas de calidad a nuestro bienestar? ¿Cuántos de nosotros aún recuerdan lo que les gustaba hacer cuando más jóvenes y hace cuánto no lo hacen?
El sueño del ascenso social parece fácil de entender: mientras más trabaje y mientras más sacrifique mi vida hoy, podré obtener mejores condiciones, si me preocupo sólo de mí mismo y acepto las condiciones sin mirar para el lado no debería tener problemas. Pero en realidad es una mentira que ellos, un puñado de empresarios que dirigen las vidas de los millones que trabajamos, nos quieren hacer creer para seguir manejando este mundo y que aceptemos sus reglas tal cual, reglas hechas por ellos para que sigan siendo los vencedores. Ellos nos niegan nuestra historia, que ha demostrado que cuando se buscan soluciones colectivas, cuando nos unimos como trabajadores hemos logrado arrebatarles derechos a quienes nos los niegan, y que si no fuera por esas luchas que ha dado la clase obrera en el mundo entero, incluso no tendríamos derechos tan básicos como una jornada laboral menor a 16 horas diarias.
En KRCC (Komatsu Remann center Chile) la cosa no es distinta, no trabajamos en una burbuja, si bien tanto las condiciones laborales como los sueldos son mejores que en otras ramas productivas, esto se debe a que trabajamos directamente hacia el mayor recurso natural que se extrae en el país, que es el cobre. Este mismo cobre que hoy permite que empresas como Komatsu o Finning puedan tener contratos y condiciones por arriba de la media de los trabajadores en Chile, es el mismo cobre que está en disputa aquí en Chile en la llamada “Guerra comercial” entre China y E.E.U.U., lo que puede provocar vaivenes fuertes en la economía nacional y por supuesto en el cobre, así como ya hemos visto su caída en los precios desde el 2006 hasta la fecha, aunque todavía se transa a un valor rentable para las multinacionales que se nutren de este mineral, pero ¿Qué pasará si hay una baja importante del precio del cobre? ¿O si E.E.U.U endurece su postura y busca que chile recorte su exportación de cobre (entre otras) a China, que es el principal comprador del metal rojo? Claramente las ganancias de estas empresas bajarán y los capitalistas buscarán abaratar costos a costa de nuestro trabajo y condiciones laborales, ellos ya tienen un plan por si esto pasa, quieren que la crisis la paguemos los trabajadores. Si no empezamos a fortalecer nuestras alianzas de clase en nuestra y otras empresas, el sueño del ascenso social se quebrará como un cristal mientras nos miramos el ombligo sin encontrarle solución.
Debemos prepararnos, hacer de nuestros sindicato, confederaciones y centrales sindicales verdaderas herramientas para las luchas de los trabajadores y que estas sirvan para cuando se intenten descargar los malos vaivenes económicos sobre nuestros hombros, solo con ejercicios de unidad, solidaridad y lucha podremos prepararnos para cuando la burbuja reviente. Porque al final te pueden hacer creer que estas bien, que todo va mejor, pero a la hora de elegir entre ganancias o nuestro sustento, los empresarios no la pensaran dos veces y elegirán sus ganancias.
En materia de seguridad y accidentes es el mismo cuento, entonces lo que hace falta es un grado de organización de los trabajadores más cotidiano y cercano con conexiones más allá de los formales canales del sindicato, hace falta los trabajadores expongamos nuestras demandas en materia de seguridad, pero no para que queden archivados en las oficinas gerenciales donde depende de los presupuestos discutidos para el negocio si nuestra seguridad es digna de ser considerada o no ¡Hay que realizar un pliego de seguridad! desde los talleres donde podamos tener delegados por área, con los cuales poder formularlas en un pliego y velar porque se lleve a cabo ¡Porque no queremos más incendios ni explosiones en los hornos, no queremos más accidentes laborales! ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias! |