En el atardecer del tórrido día de ayer, finalmente cayó el telón sobre el show del verano. Vidal abandonó su idea de desdoblar las elecciones provinciales, y Macri y su alfil Marcos Peña se alzaron con el triunfo en la interna que se había abierto en Cambiemos.
Así se lo hicieron notar. La gobernadora ni siquiera pudo anunciar su retirada en la Casa Rosada y terminó reuniéndose con Marcos Peña en sus oficinas instaladas en el Museo Ferroviario de Retiro.
Pero más allá del gesto inicial para hacerle “morder el polvo” a la gobernadora, de ahora en adelante la Casa Rosada tendrá que evitar que Vidal pague el costo político por el fracaso de su jugada. En este sentido Macri ya se había anticipado para tirarse fuerte contra los intendentes de Cambiemos que más fogoneaban la iniciativa de la gobernadora.
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No es para menos: Macri necesita de sus votos. Pero no todo lo que brilla es oro. Vidal tiene por delante tiempos complicados: queda pegada a la devaluada imagen de Macri y, además del descalabro económico general (más allá del actual veranito financiero) y la dramática situación social de la propia provincia -con los mayores bolsones de pobreza y la desocupación más alta del país-, tiene frente a sí importantes vencimientos de intereses por la deuda provincial.
Puede ser que como premio consuelo la gobernadora reciba parte de los $19 mil millones de la actualización del Fondo del Conurbano, ya sea en fondos o en obras públicas; en el mejor de los casos, eso tampoco alcanza para cubrir la compleja situación financiera de la provincia.
La retirada de Vidal deja herida su alianza con Sergio Massa, su principal dador voluntario de gobernabilidad junto a los intendentes del PJ bonaerense. Vale recordar que fue el propio Massa el que, como parte de la rosca política que precedió a la aprobación del presupuesto provincial y su cláusula de endeudamiento, impulsó la idea del desdoblamiento que finalmente compró la propia Vidal.
El exintendente de Tigre quedó pagando, y Cristina Fernández intenta aprovechar la situación para volver a la carga para que se una al gran frente de unidad que añora el kirchnerismo.
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El PJ bonaerense recupera aire, pero…
El sábado pasado se realizó en Santa Teresita la reunión plenaria del Congreso del PJ bonaerense. Más allá de algunas definiciones generales, en la misma se respiraba rosca y desconfianza entre los presentes.
Todos destacaron el guiño de CFK por su elogio al video proyectado en homenaje a Néstor Kichner, pero por abajo también susurraban que había que tenerla lejos de la lapicera, cuestión que suena como imposible, sobre todo luego de la bajada de Vidal.
Pablo Moyano se sumó al plenario para remarcar que las candidaturas del peronismo tienen que surgir por consenso: la posible idea de ir a las PASO con dos listas alimenta la desconfianza de la mayoría, reabriendo las mutuas heridas que dejaron las internas pasadas entre Aníbal Fernández y Martín Sabatella, por un lado, y Julián Domínguez y Fernando Espinoza -que ahora dice que el peronismo tendría que tener una “fórmula matancera”-, por el otro, y que terminaron con las acusaciones del famoso “fuego amigo” y que abrió la debacle del peronismo bonaerense.
Finalmente se convocó a una nueva reunión del PJ bonaerense para el próximo 21 de febrero; para ese día sus dirigentes prometen un “humo blanco” que por ahora se encuentra bastante ennegrecido. En este marco, ni bien se conoció la noticia sobre el repliegue de Vidal, Cristina salió presurosa a afirmar que el peronismo bonaerense tenía que dilatar la definición de un candidato y que sus dirigentes tenían que enfocarse en cerrar un acuerdo con el massismo y otros sectores de la oposición de la provincia.
A su vez la expresidenta señaló que "queremos acercar sectores con los que hemos acordado en muchas cuestiones legislativas a lo largo del año”. Es decir, un frente que una a todos los vienen de permitirle a Vidal su presupuesto de ajuste y un nuevo endeudamiento que pagaremos los trabajadores y el pueblo, y que dejaron pasar el ataque contra los jubilados del Banco Provincia. Cristina impulsa la unidad de todos los que facilitaron la actual política de Vidal. Dos frentes, pero la misma política.
Vidal lo único que adelanta es el pago a los especuladores
En la semana que pasó el gobierno provincial habilitó el pago de $12.400 millones por los intereses de un bono en euros que emitió en 2017 y para cubrir títulos en dólares emitidos bajo el gobierno de Scioli. Este millonario pago veraniego es 11 veces mayor a los mismos vencimientos abonados en enero del 2018.
Pero esto no es más que el comienzo de esta sangría de las arcas provinciales; a lo largo de todo el 2019 el gobierno de Vidal pagará intereses por un equivalente a 76 mil millones de pesos para cubrir los 13 bonos emitidos. Una brutal succión de fondos, que pone en zona de riesgo a la economía provincial.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) es la única fuerza política que plantea el no pago de la deuda externa y la ruptura con el FMI para que el saqueo actual lo paguen los capitalistas.
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