La “tribuna de doctrina” del liberalismo criollo, fundada por Bartolomé Mitre y hoy propiedad de las familias Mitre y Saguier, no solo resulta ser un agente del oscurantismo religioso (común a los fieles lectores del Opus Dei así como de Francisco I) sino que se cree propietaria de los cuerpos de la clase trabajadora y el pueblo pobre, de los cuerpos de los niños y niñas, a quienes conciben como mano de obra barata o reproductora de la misma para sus campos y empresas.
El texto del diario habla de la impunidad de una fracción social que apoyó a los genocidas que robaban bebés en nombre de “la civilización occidental y cristiana”. Así como su fundador promovió la matanza indiscriminada del indio y el gaucho y una guerra al servicio de su majestad británica que desangró al valiente pueblo del Paraguay. Y en 1955 vivaban a los Gloster de la Aviación Naval que con la leyenda pintada de “Cristo Vence” arrojaba sus bombas sobre la Plaza de Mayo volando por los aires un trolebus lleno de escolares.
La marea verde hizo saltar la pus del oscurantismo de la "civilización" mitrista. Pero también muestra la cobardía de la fracción “progresista” o “nacional-populista” que concilia con los señores feudales que amparan el trabajo infantil en el campo y con el clero plagado de abusadores. Llamando a unir pañuelos verdes y celestes en una causa común como predica CFK. Llevando a que sus referentes feministas llamen a abandonar la lucha por el derecho al aborto por considerar que “no es estratégica”.
Como señaló alguna vez David Viñas, esos dos sectores, “si se enfrentan en su adhesión, (...) a menudo se intersectan y se ponen de acuerdo: en especial cuando se trata de exaltar el símbolo de una vieja Argentina de virtudes patriarcales tranquilizadoras y estereotipadas”.
Romper con esas representaciones, no solo es una necesidad democrática elemental sino de autodefensa de nuestras niñas y niños y de la vida misma. Hay que enterrarlas en el basurero de la historia. |