El miércoles pasado se conoció que el dictamen alega que la actitud del doctor Castillo "podría ser cuestionada" al no haber informado "de inmediato a la familia", aunque se apunta que "dicha omisión" es insuficiente para decretar un encubrimiento.
Ese mismo día la DC volvió a pedir la salida de Castillo, por una cuestión "ética". Cuestión que hace meses viene siendo motivo de presión desde la DC al gobierno, tomando en cuenta que en el Congreso este conglomerado es el “centro bamboleante” que marca la diferencia para una derecha con minoría legislativa.
Reflejo del “factor Castillo” como moneda de intercambio para que la DC siga siendo el caballo de cola de sus proyectos políticos, es la respuesta del Ministro del Interior, Andres Chadwick, quien se lavó las manos al ser consultado por la posible destitución Castillo con los nuevos antecedentes del magnicidio, refiriendo: “él (Castillo) quedó sin ninguna situación de carácter jurídico, pero como lo reitero: todos los ministros y todos los subsecretarios estamos cumpliendo nuestras tareas, nuestras funciones y desde siempre y en todo momento nuestros cargos están a disposición del Presidente”.
Como lo han llamado el resto de los medios, una tibia defensa que sería el resultado de una oportunidad dorada para Piñera de “devolverle la mano” a la DC ante su rol de aliado en la cámara alta y baja. Esto, sumado a la conocida disputa, de insubordinaciones de Castillo ante el Ministro Santelices y la riña por el proyecto de Hospital Digital en la que el cuestionado subsecretario pone en duda las intenciones del jefe de gabinete quien estaría excediendo la cuota para instalar a amigos y conocidos en el proyecto.
Esa es la Democracia Cristiana, a la que le bastaría con la destitución de un subsecretario para seguir cumpliendo el rol de “furgón de cola” de las iniciativas de la derecha. Como si la impunidad y el secreto del que gozan culpables militares y civiles, fuera transable entre cargos ministeriales por votos en la legislación. Una DC que no está exenta de responsabilidad al ser parte de la democracia pactada post dictadura.
Ninguna impunidad con los responsables políticos de la dictadura, tanto militares como civiles, es lo que las víctimas requieren; que se abran los secretos pactados con la mismísima Concertación (de la cual la DC jugó un rol activo) y no un simple juego de lobby parlamentario. |