La presente carta tiene por objetivo ser un aporte en la conciencia de los trabajadores y seguir fortaleciendo al sindicato como una herramienta de lucha para nuestros intereses, ya que el año 2018 estuvo marcado de reflexiones y cambios en nuestra organización.
Esta es la historia del Sindicato Nacional Komatsu Reman contra el gigante japonés: nuestro sindicato nace hace 5 años con un puñado de jóvenes que se organizan para cambiar las cosas. Al igual que ahora había abusos manifestados en las remuneraciones y el trato hacia los trabajares, despedían a quien quisiera pelear por formar un sindicato. Y así fue, el sindicato se formó a raíz del despido de Leonardo Soto, dirigente de esa época, peleamos casi dos meses por su reincorporación. En este proceso estuvimos casi un año buscando que el sindicato fuera reconocido, tanto la empresa como la inspección del trabajo nos negaron el derecho a poder organizarnos. Casi un año en juicio y movilización nos permitió tener la organización que hoy tenemos.
La transnacional minera que tiene divididos a 8000 trabajadores en más de 12 rut ha estado aplicando constantemente prácticas antisindicales desde la formación del sindicato: no respeta los contratos colectivos de trabajo, despide a trabajadores que se organizan en el sindicato. Todo mientras se produce la expansión más grande de la compañía minera, adjudicando a la filial a Joy Global.
A los trabadores de Komatsu, nada se nos ha regalado todo lo hemos conseguido con organización de asamblea y en unidad con otros sindicatos y trabajadores en lucha y es que a partir de esto es que formamos vínculos con otros sindicatos de Komatsu y del sector norte en Quilicura. Los actuales beneficios que hoy tienen todos los socios no fueron un regalo benevolente de la gerencia, sino años de organización y de trabajadores que se atrevieron a decir basta de injusticias.
Pero, el sindicato ha cambiado. El 2018 fue un año de muchas reflexiones y cambios, aumentamos considerablemente en número, pasamos de ser 30 trabajadores a ser 100 en menos de un año con el cambio a la nueva planta industrial. Pero, nos siguen despidiendo, aún sufrimos accidentes laborales y muchos otros abusos. Es por esto que rechazamos las prácticas que atentan contra la libertad de expresión, de opinión y de organización, ya que son prácticas antisindicales encubiertas como acostumbra la empresa. La libertad de expresión y el derecho a organizarnos es un derecho humano reconocido internacionalmente y no un motivo de despido.
Las contrataciones masivas y el plan de expansión de la compañía que suma grandes contratos no se condicen con los despidos injustificados a nuestros compañeros. Mientras la incertidumbre de quedar en la calle nos acompaña mes a mes, la empresa deja a familias en la calle sin tener ninguna necesidad de hacerlo y persiguiendo a aquellos que se organizan, manifiestan abiertamente su opinión y defienden sus derechos exigiendo mejores condiciones laborales. Para esta empresa, los trabajadores somos números y no personas. Es por esto que no queremos más familias en la calle sin trabajo.
Accidentes como los ocurridos a nuestros compañeros Matías y Emmanuel demuestran que las mejoras a nuestras condiciones de trabajo no llegaran voluntariamente, al contrario, buscan posar la responsabilidad de estos hechos sobre nuestros hombros o derechamente, ocultarlos. Sumado al incumplimiento del contrato colectivo que hemos estado peleando el último año con la disminución en las hh digitadas, descuento de los bonos, presión a horas extras, etc., además de los despidos de sindicalizados durante el año como ocurrió con la compañera Vanesa. Todos estos abusos han sido denunciados en la inspección del trabajo, a la opinión pública e incluso en la embajada de Japón.
A meses de la lucha por la reubicación de los dos trabajadores despedidos de Komatsu, Patrick Lizana y Miguel Torres, quiero dejar claro que este sindicato está para defender a los trabajadores y como dirigente sindical me he comprometido con la tarea de defendernos de la empresa.
La acción que realizamos afuera de la fábrica con un centenar de trabajadores, sindicatos y estudiantes; el rayado del cerro; la unidad con los despedidos del ferrocarril, los profesores y estudiantes, y la concentración en la embajada de Japón, son acciones que han fortalecido al sindicato y a los trabajadores. La empresa nunca nos había visto tan en serio. A raíz de esto, nos llamaron en pos de resolver nuestras demandas internas, lo que demuestra que sí se puede y que la lucha que dimos por los despedidos es correcta. Por eso, es importante ver cuáles son los balances que están en juego. Hasta ahora, cuando no respondíamos ante los despidos, no nos llamaron a dialogar, en lugar de eso, pasaban por encima de nosotros sin dar ninguna respuesta. Hoy buscan dialogar, y esto es positivo para nuestros compañeros y muestra lo correcto de responder.
No logramos el objetivo de reincorporar a los compañeros, pero cuestionamos que no es natural que nos despidan, defendemos ahora y siempre el derecho al trabajo estable. La asamblea votó apoyar la lucha por la reincorporación y hacer acciones con los despedidos, buscamos vínculos con otros sindicatos y quisimos ir más allá de pelear por un mejor finiquito. Valió la pena porque nos hicimos respetar, los sentamos a la mesa con nosotros y ahora saben que de aquí en adelante no estaremos de brazos cruzados cada vez que nos despidan o nos ataquen. |