El ascenso de la extrema derecha de Vox es sólo la punta del iceberg de la “bolsonarizaión” de la derecha española. Este jueves el PP volvía a dar buena prueba de ello, con la propuesta de Pablo Casado de derogar la ley del aborto en caso de conseguir llegar a la Moncloa, solo o en compañía de sus dos socios andaluces, Vox y Cs.
En una entrevista a la Agencia EFE Casado se ha mostrado partidario de acabar con la actual ley de plazos, de 2010, y volver a la ley de 1985, que reducía la despenalización del aborto a los supuestos de violación, riesgo para la salud física y psíquica de la madre y malformaciones en el feto.
Una contrarreforma que supondría un retroceso histórico sobre los derechos reproductivos de las mujeres y que iría aún más lejos que la que se propuso el ministro de Justicia Alberto Ruíz Gallardón en 2014 y que fue paralizada en gran medida -pasó los recortes de este derecho para las mujeres menores de edad y las inmigrantes sin papeles- por las masivas manifestaciones del movimiento feminista.
El discurso para justificar la medida recurre a un argumentario natalista contra lo que ha llamado el “invierno demográfico”. Casado ha llegado a afirmar que “ si queremos financiar las pensiones y la salud debemos pensar en como tener mas niños y no en como los abortamos ”, responsabilizando así a las mujeres, por encima de sus derechos reproductivos, a cumplir su papel de “madres y esposas”.
Los problemas de sostenibilidad del sistema de pensiones y del sistema público de salud no son los más de 30.000 millones anuales dedicados a pagar la deuda pública, los 60.000 gastados en rescatar a la banca o las ridículas tributaciones por debajo del 5% de los beneficios del IBEX35. Las culpables son las mujeres españolas que no quieren tener más prole, en especial aquellas que se han practicado una interrupción voluntaria del embarazo.
La derecha española viene protagonizando un proceso de radicalización que encuentra en las mujeres, la inmigración y la represión catalana sus tres principales estandartes. Esta ofensiva contra el derecho al aborto se produce días después de la gran campaña para intentar minimizar la violencia machista y los feminicidios, los anuncios de revertir la educación sexual y en la diversidad en las escuelas, medidas aún más duras para acelerar la expulsión de inmigrantes sin papeles o el 155 “duro y sin final” por el que vienen abogando Casado, Rivera y Abascal.
Todas estas declaraciones son parte de la carrera interna entre las tres derechas y empiezan a tomar forma en acuerdos de gobierno como el andaluz o en llamamientos a movilizaciones como las manifestaciones convocadas este fin de semana por las tres formaciones para exigir más mano dura contra Catalunya.
Si algo demuestra todo esto es que el ascenso y radicalización de la derecha no ha caído del cielo ni es algo ajeno a la crisis del Régimen del 78. El fenómeno es un hijo legítimo de dicho régimen, la versión “hasta el final” del espíritu inaugurado con el “a por ellos” en 2017 y que contó con el entusiasta apoyo del PSOE de Pedro Sánchez.
Por ello no podemos esperar que el freno a esta “cruzada” venga del “mal menor” de Sánchez o de una izquierda domesticada que solo aspira a cogobiernos son este partido. Para enfrentar a la derecha y la agenda política que marca, solo podemos confiar en fortalecer y extender la movilización social independiente.
A un mes del 8M las razones para la huelga general feminista convocada por los últimos encuentros de mujeres se siguen acumulando. Tenemos que recordarle a Casado al dimitido Gallardón, que el movimiento de mujeres paralice el país, junto al conjunto de la clase trabajadora y la juventud. Esta será la mejor respuesta y preparación para derrotar la agenda de contrarreformas que la derecha querrá hacer pasar en los próximos años contra los derechos de las mujeres, las y los trabajadores, inmigrantes y jóvenes. |