De izquierda a derecha, Los moderadores: Carla Andrea Zapata, Escritora, Directora del Taller ATENEA; el Periodista y Escritor, Felipe Rodríguez. En la música, Angelo Guiñez acompañado por Joaquín Ardiles. En el escenario, la performance poética, del connotado escritor: Renato Salinas Torres.
El miércoles 30 de Enero del presente, a las 19:30 horas, en el salón principal de la Sociedad de Escritores de Chile, el Grupo Literario ATENEA, que forma el Taller de Teoría y Creación Literaria del mismo nombre, dirigido por la Profesora y Abogada, Carla Andrea Zapata, realizó con gran éxito de público, un recital-conversatorio, dedicado a la reflexión sobre la “Literatura Emergente” y la difusión de sus autores.
En esta oportunidad, los Talleristas del grupo: Maximiliano Muñoz (Ingeniero), Gustavo Robledo (Abogado), Horacio Rodríguez (Contador) y Felipe Rodríguez (Periodista), leyeron sus textos al público. Amenizaron la velada: el poeta, Renato Salinas Torres, con su performance poética y los músicos: Ángelo Guiñez, Joaquín Ardiles y el promisorio concertista en guitarra clásica, Eduardo García Morales.
Concurrieron al evento importantes escritores de la SECH: Patricia Téllez, Guadalupe Becerra, Claudio Shüdeck, Eduardo Robledo y Leonidas Zapata, entre otros. Patrocinó el evento, David Hevia, Poeta y Director de la Sociedad de Escritores de Chile.
El grupo Literario ATENEA, fue fundado el 20 de Julio de 2018, por la Profesora, Abogada y Escritora Carla Andrea Zapata, en la Sala Domingo Melfi de la Sociedad de Escritores de Chile, con el objetivo primordial de profesionalizar la creación artística de nuevos escritores y difundir la literatura emergente o literatura nueva, que brota o nace del ADN de nuestra cultura, y que no cuenta con canales oficiales de difusión, en grandes editoriales, diarios o revistas de nuestro país, pero, que desarrolla un espíritu crítico , inspirada en la contingencia y lo que vive y padece nuestro pueblo. En forma simultánea se crea el Taller de Teoría y Creación Literaria ATENEA, que imparte conocimientos de teoría literaria, conjuntamente con estrategias de análisis textual de obras narrativas, líricas y dramáticas y diferentes ejercicios lúdicos para estimular la creatividad literaria. Este Taller, sesiona todos los Viernes desde las 19:30 a 21:30 horas, en la sala ya individualizada, y tiene la particularidad de mezclar escritores consagrados en el oficio de la literatura con aspirantes y aprendices, que comparten desde la camaradería sus experiencias y procesos creativos.
Los invito, con mucho gusto a conocer los trabajos literarios de estas nuevas voces, de la Literatura Emergente, formadas al interior del GRUPO LITERARIO ATENEA y del quehacer propio de las sesiones de su Taller:
1.- MAXIMILIANO MUÑOZ:
DESDE LA SANGRE
Desde la sangre, galopando en los oídos, le llegaban las palabras de la mujer.
Ingresó sigilosamente, con el puñal brillando intensamente en su mano. Luego, pasó por el salón y continuó por el largo pasillo, hasta la sala de lectura, donde todo era silencio. Abrió la puerta, levantando levemente su puñal.
El hombre estaba leyendo las páginas finales de su novela, sentado en su sillón de terciopelo azul, cuando su gata regalona, que ronroneaba a su lado, dio un gran salto. Un grito sobrecogedor se escuchó en todo el parque de los Robles cuando el felino se abalanzó sobre el rostro de la mujer, que había irrumpido sin anuncio en la sala de lectura. Un charco de sangre inundó el tiempo y los cabellos de la intrusa se humedecieron de agonía y muerte en la penumbra.
El hombre se levantó como un rayo, y su libro voló por los aires. Entonces, levantó su mano para separarlas, sufriendo varios rasguños y cortes profundos en la frente. La cola del animal estrangulaba violentamente su garganta y la de la mujer. Ya no podía escuchar su voz galopando en sus oidos, que se apagaba suavemente en la inesperada contienda.
Los perros ladraron y el viento comenzó a soplar intensamente sobre los árboles. Un ruido de pasos, se oyó en los jardines. El mayordomo regresaba acompañado por la policía. Era muy tarde, una pareja yacía tendida en el piso, sin signos vitales. Una gata con el hocico ensangrentado lamía las páginas desprendidas de un libro junto a un sillón de terciopelo azul y un puñal brillaba entre los cuerpos, tirado en las baldosas.
-SENDERO
Camino por este sendero sin fin, la naturaleza y el silencio me acompañan. La eternidad se acerca presurosa y la vida se oscurece lentamente.
2- GUSTAVO ROBLEDO
MALAS NOTICIAS
El Inspector Díaz, tiene más de treinta años en las fuerza policiales. Es un hombre delgado, serio, siempre quitado de bulla, ojos negros, mirada inquisitiva y profunda. Distinguido entre sus pares, por resolver casos de alta complejidad y crímenes relacionados con el poder político, económico y religioso del país. Cuando ingresó a sus funciones, tenía el sueño de ascender en la jerarquía de la organización policial, e impartir cursos en la academia a los nuevos investigadores egresados. Pero, por una extraña razón, que él intuía y no lograba confirmar, lo habían designado policía altamente especializado en la investigación de estos casos, debido a su capacidad para resolverlos, sin que hasta ahora existiera un postulante con sus habilidades mínimas, que lo reemplazara dentro de la institución. Era toda una leyenda, lo que le había jugado en contra en sus aspiraciones profesionales.
Entró a su automóvil y se sentó rápidamente frente al volante. Hacía tiempo que no ocurría nada extraordinario y requiriera de su participación en el servicio. Esta sería una tarde más. Bajó la ventanilla, y se dispuso a abrir un paquete de chicles comprados en el almacén de la esquina. En ese instante, desde el radiotransmisor, se escuchó la voz de la operadora del Centro de Comunicaciones, señalando que, por orden del Capitán Toledo, debía concurrir inmediatamente al Parque de Los Romanos. Sin duda eran muy malas Noticias…
-EL LLAMADO TELEFÓNICO
Después del llamado telefónico, con el único propósito de escuchar la voz de aquella mujer, Diaz quedó pensativo y nostálgico. Su pequeño departamento, era invadido por las sombras del anochecer. Un living pequeño, con tan solo dos sofás, el piso de madera tipo parquet, antiguo, pero, brillantemente pulido; una limpieza inmaculada. No existía lugar en aquel departamento, donde pudiese esconderse el polvo, todo basado en una concepción exagerada del minimalismo. Cerca del sofá preferido del Inspector, había una lámpara, de pedestal color guinda, con trazos de madera y bronce perfectamente pulcros, que le servía de iluminación, cuando se disponía a leer sus libros favoritos. Sobre el buffet, había un pequeño equipo de música, con dos parlantes, color caoba, que siempre estaba sintonizado en una radioemisora de música clásica. Lo acompañaba una grabadora de cinta, marca Grundig, donde solía reproducir cintas magnetofónicas antiguas de grandes maestros de la música. Las cortinas , que cubrían los ventanales eran gruesas e impedían la entrada de la luz solar del atardecer, y también, de alguna forma, frenaban el intenso calor de las noches veraniegas.
El edificio, estaba ubicado en un viejo complejo habitacional, que tenía una gran plaza, y al costado de ella, una cancha de fútbol, donde algunos jóvenes, disputaban alegremente una pichanga y gritaban entusiasmados, cuando alguno de ellos, hacía un gol.
Díaz, se acercó a la ventana y al ver que el sol se había ido, decidió asomarse, correr las cortinas, y entretenerse mirando el vistoso partido de los muchachos. Contemplaba el juego, pero, poco a poco, se fue alejando en el tiempo, y no pudo evitar recordar su juventud.
Era hijo de un regidor y gran empresario de una zona minera del sur del país. Siempre tuvo vocación para realizar actividades sociales y deportivas. Por eso, junto a sus compañeros de colegio, decidió formar un club de fútbol, el famoso “National Star“, del cual él y sus amigos fueron los dirigentes. Pero, el colegio estaba relativamente cerca de la zona roja de la ciudad, y uno de ellos, el Guatón Gabriel, que era muy libidinoso y lascivo, no encontró mejor idea, que proponerle al resto, fueran a aquel burdel, donde se exponían en la calle, unas verdaderas ninfas hermosas, expertas en artes amatorias. Se gastaron todo el dinero reunido con tanto sacrificio para comprar un equipo de fútbol , y que, posteriormente, debieron recuperar, ya con trabajo, organizando fiestas, realizando kermesse, y vendiendo todo tipo de artilugios que sus familias les donaban para cumplir con la meta. Esta travesura, finalmente, la supo el rector del colegio, y los efectos de la bochornosa aventura, no se hicieron esperar. La mayoría de la directiva del club de fútbol, fue suspendida del colegio. Sin embargo, el joven Díaz, tuvo mejor suerte, pues, el llamado telefónico del Regidor al Director del Colegio surtió un feliz y benéfico resultado.
¡¡¡¡¡Gooooooool!!!!!!- Un fuerte grito, sacó al Inspector de sus cavilaciones. Un muchacho corría frenético por el gol, que acababa de propinar al equipo contrario, mientras, sus compañeros lo seguían en la calle. Diaz, sólo se limitó a sonreír.
3.- HORACIO RODRÍGUEZ:
CORAZÓN QUE GALOPA:
Durante la reunión, la miraba asombrado. Su discurso era de una gran belleza retórica, que aumentaba aún más su atractivo.
Me enamoré perdidamente cuando la vi entrar en la sala. Noté, que ella también, me buscaba la mirada.
Jugamos a encontrarnos, a intuirnos , mientras, se intercambiaban discursos los asistentes. Sonreímos en complicidad y mi corazón palpitó agitado.
Cuando terminó la reunión, me acerqué a su cuerpo tembloroso y la invité a caminar rumbo al metro.
Ambos, estábamos ansiosos y sudorosos. Finalmente, me atreví y la invité a servirnos algo. Bebimos vino y nuestras sangres se mezclaron por instantes, subiendo al par de rostros arrebolados.
Nuestras miradas se hicieron líquidas y las manos se fusionaron en un calor audaz y apretado.
Despertamos en un motel de la calle Cummings, de esos que invitan siempre a pasar.
Lejos, quedaron la reunión y las palabras suavemente masticadas. Todo se desvaneció en el tiempo, arrastrado por el lenguaje salvaje de los cuerpos, galopando toda la noche en una sabrosa y febril oscuridad.
-FOTO DE TOKIO
Frente a la pagoda inhabitada, se respira la calma del jardín japonés. El espejo de agua está sereno y triste. La soledad más silente nos abruma. ¿ Y el hombre dónde está?...
Hoy , recordamos el aniversario de Hiroshima y Nagasaki.
4. FELIPE RODRÍGUEZ:
TRAS LAS HUELLAS FLORECEN LOS CAMPOS
Caminamos por lo abierto
respirando el aire frío y limpio.
Vamos con la edad colgando de los bolsillos,
los zapatos sucios
y el pecho cubierto por desiertos.
Los campos están dormidos,
las luces se ocultan con la niebla,
el calor del gentío yace lejos.
Ninguna voz podrá morir junto a nosotros.
Ninguna voz podrá vivir en nuestras lenguas.
Nuestros ojos van intactos,
tan abiertos como la noche.
Nuestra sombra es un pájaro cantando en el bosque.
Caminamos en medio de una resonancia baldía
que nos recuerda que seremos lo que fuimos.
No hay prisiones para el cuerpo
ni libertad fuera de nosotros.
La voluntad es la única ley.
Ha llegado la edad de abandonar los murmullos de los valles,
y taparse los oídos hasta parir una nueva verdad.
La verdad de lo múltiple,
travestida por la errancia que fisura.
Hay espíritus tan inmensos que alojan montañas.
Hay cuerpos tan filosos que rasgan el aire.
Soltemos nuestras lenguas,
dejemos correr el frío como un niño,
pues, las danzas se hacen de madrugada.
Somos un desgarro en esta errancia,
una pisada que aparece y desaparece sobre el barro.
Las colinas nos esperan,
señal del frío que nos impulsa.
Somos un campo de flores desnudas,
somos un campo de oscuras lenguas
saboreando la intemperie.
EPIFANÍA
Ágil como las manos que transforman las horas en artesanía.
Atravesando la fragilidad del ocio,
la crudeza del tedio.
En la medianía de la noche hay una parte que se destruye
y otra, que encandila el alma.
La suavidad escasea en estos instantes,
el asombro roe el peligro de vivir como humano idealizado.
Las bocas de la palabra muerden la vorágine,
que camina por las avenidas del suicidio.
No hay gozo sin desgarradura,
no hay lucidez sin precipicio.
Rebelarse a lo ya dicho
es la obsesión de un cuerpo carcomido por la rutina.
Sólo hay dos vías para la superación:
desprendernos de lo que somos;
lamer el vértigo de lo que nos vuelve indómitos.
El miedo es la tormenta que pare voluntades,
impulso para llenar la sangre de voluptuosidades.
5.- SANDRA SANZ:
LA NOVELA
Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó enseguida. Hace más de un año, que estaba trabajando en esa historia y no quería terminarla. No quería ser Dios.
Ellos se escapaban y protestaban sobre sus vidas y el poco derecho que tenía para terminarlas.
En tanto, el sol se escondía y las sombras en el centro de Santiago eran evidentes a medida que avanzaban las horas.
Eduardo su editor, lo llamó obstinado, preguntando si ya había concluido el libro, insistiendo que sería un gran best seller.
¡Cómo explicar, que el escribir, no era algo comercial! Qué no puedo terminar, porque los personajes tienen vida propia…
Vamos Arturo, necesito que publiques algo. Ya hablamos de tu próxima novela en los diarios.
No me presiones.
¿Quieres que vaya a verte?
No, respondió, haciendo una mueca de desagrado y agobio.
Las sombras de la calle ingresaron lentamente en la oficina. Arturo se sentó frente a su computador, para seguir con la escritura del capítulo pendiente. El sueño se apodero sigilosamente de sus párpados y todo quedó en silencio.
Una luz mortecina, cayó de algún lugar, haciendo ruido. Despertó sobresaltado al sentir unos golpes insistentes en los muros de concreto. Miró su reloj, ya era muy tarde.
La ventana estaba abierta y su decisión tomada. Abrió la puerta. Una bruma gris cubrió sus pies. En la calle no se divisaba ni un alma.
-EL PUEBLO ABANDONADO
Todos murieron aquella noche, quedando el pueblo abandonado. Son pocos los que creen esta historia. Pero, existe una foto como prueba de la soledad habitando en aquellas casas.
-CITA
Como siempre llegué tarde a nuestra cita. Luego, nos tomamos el vino y la pichanga.
Te hablé muy bonito esa semana. Ocurre que tomé el diccionario y aprendí un millón de palabras para poder llevarte al motel.
Me ilusioné mucho, cuando confesaste, que admirabas mi retórica. Inmediatamente, escapé al baño con el diccionario, para buscar ese significado.
Al darme cuenta de mi triunfo, salí rápidamente del dormitorio.
Estabas sentado y observando… Entonces, me alcé desde tus muslos, siguiendo el pulso intenso y ardiente de una estrella. |