Sin embargo, Cortázar fue un escritor prolífico que publicó y experimentó con casi todos los géneros: cuento, novela corta, novela, misceláneas, poesía y ensayo. Además tradujo muy bien a Poe y hasta se animó a jugar en el mundo de las historietas. Fue miembro del tribunal Russell y defensor de los derechos humanos. Murió en París en 1984. Este 12 de febrero se cumplen treinta y siete años de su partida. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse.
Antes de meternos en la lista, vale la pena preguntarnos por el lugar de Cortázar dentro de la literatura argentina y mundial. En principio digamos que se trata de un escritor con una gran destreza técnica y una casi inigualable capacidad para lo fantástico. Su literatura puede ubicarse dentro de lo que llamamos realismo fantástico o, como nos gusta decir, fantástico rioplatense. Cuando lo leemos sentimos que algo extraordinario va a suceder pero no podemos adivinar qué. El elemento fantástico se encubre dentro de una realidad cotidiana que envuelve a los personajes y al lector y termina por definir una trama natural y atrapante. Se trataba, además, de un lector voraz. Por un lado sus influencias borgeanas y kafkianas son notorias. Por otro, el terror y la novela clásica de vampiros. Eso, junto a su eterna alma de niño que juega, dieron como resultado un escritor fuera de serie que, sobre todo en sus cuentos, puede ubicarse entre los mejores del siglo XX.
Las puertas del cielo, en Bestiario (1951): cuento presente en su primer libro, conocido además por ser el libro en el que se encuentra “Casa tomada”. “Las puertas del cielo” cuenta la historia de dos amigos, Mauro y Marcelo, que se acompañan en el proceso de duelo por la muerte de Celina, esposa del primero. El cuento refleja el estilo del primer Cortázar: simple, de trazo directo y despojado de metáfora. La prosa es amena y la cuota fantástica se brinda en dosis por momentos imperceptibles. Son esos primeros escritos más terrenales donde el autor no pone tan de manifiesto sus inquietudes filosóficas y metafísicas. Volviendo al cuento, se desarrolla como una historia de amor cargada de melancolía en el paraíso del inconsciente freudiano.
El río; en Final del juego (1956): breve cuento que vio la luz en la segunda edición de Final del juego, en 1964. Se trata de un relato en forma de monólogo en el cual el marido cuenta el final de un matrimonio y las amenazas de su esposa de ahogarse en el río Sena. No hay mucho que pueda decirse de la trama, sino que es interesante destacar el juego de temporalidad que propone Cortázar en este caso. Se produce un dinamismo de planos y realidades que oscilan entre el sueño y la vigilia sin poder determinar con exactitud dónde estamos parados. Un cuento para ser leído más de una vez y seguir sacando conclusiones.
El Perseguidor; en Las armas secretas (1959): es el cuento en el que Cortázar más coqueteó con los límites en términos de longitud. Casi podríamos considerarla una nouvelle. La mini rayuela, cómo se lo suele llamar, es una mezcla de homenaje y tratado metafísico. Cuenta la historia de un músico de jazz llamado Johnny Carter que está inspirado en el gran saxofonista Charlie Parker. El cuento está narrado en la voz de Bruno, su amigo y biógrafo quién intenta ayudarlo con sus problemas de drogas y alcohol. La trama se sostiene en incansables conversaciones donde los personajes discurren sobre el concepto del tiempo y el espacio, además del insondable sentido de la vida.
Los premios; novela (1960): al respecto de esta novela Cortázar dijo que significó para él un laboratorio en el cual se preparó para escribir Rayuela, ya que por primera vez se enfrentó a la necesidad de trabajar con una trama larga y más de una docena de personajes. En lo personal, agradezco su valentía. Se trata de una novela que representa el mencionado fantástico rioplatense. Un grupo de personas se hace acreedora mediante un concurso de un viaje en crucero todo pago. Todo es placer hasta que una rara prohibición para acceder a la popa del barco empieza a inquietar a los viajeros. Lo interesante es cómo el lector se vuelve un pasajero más que desea violar la veda y descubrir el misterio del que se lo priva. Hay algo de Buñuel en la trama. Por lo demás es una novela técnicamente muy bien construida. Sugerencia para ser abordada después de unos primeros cuentos en lenguaje cortazariano.
La autopista del sur; en Todos los fuegos el fuego (1966): quizá uno de los cuentos más conocidos de Cortázar. La modernidad, se supone, traería facilidades y felicidad. Digamos que sí, pero a veces también trae escenas como las de este relato en el que el autor propone una crítica concreta a un sistema en el que el ser se encuentra cada vez más perdido y a merced de su propia autodestrucción. Un cuento netamente fantástico sostenido en una anécdota diaria y real. ¿La trama? Un embotellamiento de autos y un final que parece estar muy lejos. Una distopía contemporánea.
Cuello de gatito negro, en Octaedro (1974): Lucho tiene la costumbre de generar roces en el subte a modo de experiencia sensitiva de satisfacción. Suele aprovechar los movimientos del vagón para tocar con sus dedos los dedos de las mujeres que comparten pasamanos y buscar desde allí un posible encuentro o juego de seducción. Releyendo el cuento me generó una alarmante actualidad. Cuello de gatito negro podría llamarse Amor en tiempos de Tinder: un dedo que se desliza y prueba suerte. Pero peor aún, ¿qué pasa cuando el match sucede? ¿Hasta dónde llevas la cita? ¿Qué pasa cuando él o ella no son lo que esperabas? ¿Y si no pudieses escapar? Para empezar, Lucho metió un match.
Un tal Lucas; misceláneas (1979): un libro muy divertido de Cortázar. Tengo el recuerdo de reírme tentado mientras lo leía. Detrás de la figura de un tal Lucas se encuentra el alter ego de Julio que nos abre las puertas para ver de cerca sus gustos, sus miedos, sus pudores y su amor por el jazz entre otras cosas. Por su estructura de prosa breve es interesante para leerlo junto a “Historias de Cronopios y de Famas”, otro clásico infaltable en la obra de ese tal Lucas.
La escuela de noche; en Deshoras (1982): termino la lista con este relato del último libro de cuentos editado en vida por Cortázar. Algo que no se suele mencionar de su obra es la capacidad para el misterio y el terror. A lo largo de sus escritos podemos encontrar diversas escenas realmente muy turbias que pasan desapercibidas dentro de su magistral escritura. Tiene esa capacidad de contarnos lo peor con tanta presteza que tardamos en darnos cuenta. La escuela de noche es un cuento en el cual dos ex alumnos de un colegio normal deciden entrar a la escuela una noche de sábado para recorrerla e investigarla. La trama da un giro cuando descubren en una de las salas que no están solos sino que están acompañados por profesores y compañeros. Llegaron a una fiesta a la que no fueron invitados… |