El 15 de febrero se celebra, desde el 2001, el Día Internacional del Cáncer Infantil. La fecha la estableció la Organización Internacional de Padres de Niños con Cáncer para concientizar a la sociedad sobre la problemática de la enfermedad y la importancia de un diagnóstico temprano y tratamientos adecuados que aumentan la posibilidad de sobrevida a más del 80 %.
Según informa la organización de Padres de Niños con Cáncer, cada año se registran 250 mil casos nuevos a nivel mundial.
Índices en Argentina
En el país son 1.320 por año los casos nuevos de cáncer pediátrico, es decir más de tres diagnósticos nuevos en promedio por día. Así, el cáncer es la primera causa de muerte infantil por enfermedad de niños entre 5 y 15 años.
Según informa el Instituto Nacional del Cáncer (INC) entre 450 y 520 son leucemias, de las cuales más de la mitad logran curarse con un tratamiento muy intenso.
Otro dato relevante es que aproximadamente el 80 % de pacientes se atiende en instituciones públicas y solo el resto en instituciones privadas. De tener un sistema
"Si bien recibir la noticia de un diagnóstico de esta condición en un familiar puede tener un impacto emocional fuerte, es importante recordar que, con el diagnóstico a tiempo y el tratamiento correcto, en muchos casos el cáncer infantil se cura, como reflejan los datos relevados por el Registro", afirmó Viviana Bacciedoni de la Sociedad Argentina de Pediatría, en referencia al Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA).
Los tipos de cáncer más comunes que se registran en el país son las leucemias, tumores cerebrales y tumores sólidos.
Las causas
Este año se celebra en el país que actualmente dos de cada tres chicos que padecen la enfermedad se curan y claro es un dato a destacar que la sobrevida de los pacientes pediátricos aumentó casi 15% en 15 años.
Sin embargo, nada dicen sobre estadísticas de las causas. Los médicos del interior comenzaron a preguntarse, hace más de una década, qué pasaba que el patrón de enfermedades de las familias que asistían y comenzaron a ver malformaciones, abortos, cánceres, dermatitis etc. y llegan a la conclusión que lo que se había modificado era que en todos los casos cerca de la casa pasaba el camión fumigador y que se encontraban rodeados de cultivos. Las escuelas rurales son fumigadas.
Muchos de los chicos que sufren cáncer ínfantil lo hacen producto del glifosato y demás agrotóxicos que esparcen las empresas al fumigar impunemente envenenando a la población. En 1990 se utilizaron 35 millones de litros de plaguicidas, en el 2016 superaron los 400 millones. Y a esto se suma minería a cielo abierto y fracking.
"No es casual que no haya estudios ni políticas de estado serios que investigue qué está pasando en la salud a casi veinte años de instalado este modelo tóxico que derrama millones de litros de venenos sobre la población. Lo que se ve en los pueblos mas afectados es un aumento de distintos tipos de cáncer, malformaciones, enfermedades respiratorias y endocrinológicas, cardiopatías, abortos espontáneos, infertilidad que en general aumentan con la cercanía a las áreas de fumigación. Estamos hablando de 12 millones de personas aproximadamente sobre las que, de manera periódica se derraman venenos" denunció Mercedes Mendez, enfermera del sector de cuidados paliativos del Hospital Garrahan.
Es una decisión política no investigar estas causas, ni recolectar evidencias como extender los permisos a las distintas empresas como Syngenta o Monsanto.
Acompañamiento terapéutico
Los chicos que sufren cáncer infantil tienen derecho a un acompañamiento terapéutico como parte del tratamiento oncológico, para poder transitar la enfermedad de la manera menos traumática posible.
"Consideramos al cáncer pediátrico como una enfermedad familiar: el tratamiento debe contemplar a todos los miembros. Los padres suelen sentir conmoción, incertidumbre, negación, culpa y ansiedad. Los hermanos, por su parte, pueden tener miedo, preocupación y culpa, pero también -en ocasiones- celos, porque sus padres están muy dedicados al hijo enfermo. Esto puede resultar en que el hermano tenga trastornos de escolaridad, pesadillas y enuresis. Por esto, se aconseja el acompañamiento terapéutico a toda la familia", aconsejó la doctora Bacciedoni.
Todo niño que padece cáncer tiene derecho al descanso, esparcimiento y juego, es decir en todas las unidades oncológicas pediátricas del país debe haber juegoteca o biblioteca. El tratamiento debe contener también la continuidad escolar ya sea con maestras hospitalarias o domiciliarias según el caso.
Las instituciones deben contemplar un plan de opioides para que los chicos no sufran dolor durante el tratamiento.
En el marco del respeto a los derechos del niño y de pacientes, éstos tienen derecho a saber qué les sucede. Los profesionales deben trasmitir con claridad el procedimiento que llevarán a cabo para que los chicos puedan prepararse emocionalmente. También, siempre que la enfermedad lo permita deben poder disfrutar de su hogar, familia y amigos.
A falta de hospitales especializados en todo el país, muchos de los chicos que padecen esta enfermedad deben trasladarse desde su provincia a la Ciudad de Buenos Aires para atenderse en el Hospital Garrahan o en el Gutiérrez, por lo que el Estado debería garantizar la estadía de la familia que acompaña al paciente y los costos porque el tratamiento prolongado en Buenos Aires significa también que la madre, padre o familiar que acompañe al niño no podrán trabajar. |