¿De dónde saca el Ministro esta conclusión? Hechos irrefutables, afirma, primero, un avión que se encontraba apagando incendios habría recibido un impacto de bala y, segundo, desconocidos habrían cortado cables de electrificado al querer interrumpir la ruta en Coronel, ninguno de estos hechos devino en incendio ni hay prueba alguna de que exista un solo mapuche involucrado en los hechos aludidos, para el común de los mortales es un enigma el camino que recorre la lógica del Ministro, pero el Ministro ve más lejos que el resto, y plantea sin ambigüedades sus conclusiones:
“Yo diría que algunos de los incendios que se han producido en el último tiempo están asociados al tema de la causa mapuche"
Resulta impresentable, incluso para este Gobierno que ha estirado el significado de lo “presentable” a niveles impensados, que hoy busquen culpar al pueblo mapuche de la catástrofe en curso con los incendios en el Sur. En especial después de el manejo que tuvieron con el asesinato de Catrillanca. Ligar esta catástrofe con la causa mapuche, en base a prácticamente nada, es una irresponsabilidad y un absurdo, al mismo tiempo. Pero entonces ¿Qué busca el ministro haciendo estas declaraciones? No es probar su lógica implacable, evidentemente. Detengámonos acá.
Los verdaderos responsables
Si en vez de incendios se hubiera tratado de un Terremoto, el Ministro Ubilla no se hubiera tardado en encontrar algún grupo de encapuchados haciendo de las suyas en las capas tectónicas de Coronel, el límite es su imaginación. Pero en concreto, el debate que se esconde tras el delirio del Ministro, es quienes son los verdaderos responsables de estos incendios. Partamos por lo obvio, el negocio de las forestales ha impactado fuertemente en el Sur, la deforestación del bosque nativos y su reemplazo por hectáreas y hectáreas de Pino y Eucalipto ha tenido un efecto nefasto, primero porque acidifica el suelo y, segundo, porque son altamente inflamables y tienen una capacidad mayor (y más rápida) de combustión que muchos otros árboles, de hecho se les denomina “Arboles gasolina” (1). El propio Estado posee una enorme responsabilidad al respecto: en la ley de fomento forestal (herencia de la dictadura) se subsidia con más del 70% de los recursos a los empresarios que opten por los monocultivos de “Árboles gasolina”, incentivando así la destrucción progresiva de los bosques nativos.
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Este dato objetivo basta para poner en primer orden de responsables ante estos incendios, y muchos otros, a los empresarios forestales y al propio Gobierno, que conociendo estos datos, devastan hectáreas de bosque nativo, para reemplazar por “árboles gasolina”, con el único objetivo de enriquecer más aún a los empresarios forestales, cuyos principales grupos poseen más de 2 millones de hectáreas de suelo en Chile. A menos que los Angellini, los Matte o el propio Piñera sean comuneros en lucha, resulta ridículo, culpar al pueblo mapuche de tamaña catástrofe.
Las reglas del juego
No se trata solo de quienes son los responsables, sino de quienes son los principales afectados y quienes los beneficiados con estos incendios, o con las condiciones que los generan. Cuesta pensar cómo podría beneficiar al pueblo mapuche la quema de hectáreas de bosque y tierra que ellos mismos buscan proteger y recuperar, quizá el Ministro tenga una explicación que desconocemos. Lo que si es un hecho, es que los incendios del 2017 reportaron grandes beneficios para los empresarios forestales, gracias a la apropiación de enormes extensiones de territorio nacional, centralmente CMPC y Bosques Arauco. Hoy mismo, todas las tierras de los empresarios estan aseguradas, “protegidas” por seguros que consolidan y mantienen el negocio forestal.
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De hecho, los actuales incendios afectan en su gran parte a tierras y bosques que no son -aún- de las forestales. No obstante, el Gobierno se ha ocupado, con notable celeridad, de garantizar la seguridad y bienestar de las instalaciones de las empresas, por ejemplo, de forestales Mininco, ubicada en Carahue, fuertemente socorrida, versus la propia comunidad hoy militarizada o bajo estado excepción y con apenas una decena de casas prefabricadas, en medio de un vergonzoso despliegue mediático del Gobierno. Vergonzoso, por lo demagogico, especialmente porque los salarios y condiciones laborales de los brigadistas -los que ponen el cuerpo al fuego- nos constituyen ninguna prioridad para el Gobierno, por lo mismo los brigadistas vienen planteando movilizarse. (2)
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Mientras no se implemente un plan de emergencia, que se cargue sobre los verdaderos responsables, las empresas forestales, todo es demagogia. Imponiendo grandes tributos a los Angellini, por ejemplo, se puede financiar no solo un plan de coyuntura, sino emplear a miles de brigadistas y mejorar considerablemente las condiciones laborales de los mismos y financiar una reconstrucción que contemple los liceos destruidos, reinserción laboral, etc.
Pero aun así es insuficiente, hay que barrer con la legislación forestal heredada de la dictadura (derogación inmediata del DL 701) que habilita al negocio forestal. Nada de esto se puede lograr sin poner en jaque los intereses de los grandes empresarios y el Gobierno, un gobierno que hoy miente descaradamente intentando vincular la lucha del pueblo mapuche con lo que es -primordialmente- responsabilidad de los grandes empresarios y el propio Estado, administrado por la derecha y la exNM.
Notas:
(1) http://www.mapuexpress.org/?p=15740 |