Los gestos en política son, muchas veces, casi tan importantes como lo que se dice. Lo sabe el Gobierno y bien lo sabe el jefe del Estado más pequeño y más rico del mundo. Por eso, el encuentro que mantuvieron el secretario de Derechos Humanos del Gobierno y Pluralismo Cultural de la Nación y el Papa Francisco no es para nada menor.
“¿Lograste juntar a todos? ¡Es un milagro!” señaló el Papa. En ese momento, recibió de manos de Avruj la declaración “Mosaico de Identidades” que redactó junto a los representantes de las colectividades que lo acompañaron en su visita. “Ese es el camino correcto” señaló el titular de la Iglesia Católica.
"La declaración busca promover los derechos de migrantes, colectividades y refugiados y seguir avanzando en el diálogo intercultural e interreligioso que identifica a la Argentina como un país que lucha contra todo tipo de odio y discriminación", destacó la Secretaría de Derechos Humanos en un comunicado.
El acercamiento entre el secretario de DDHH del Gobierno y el Papa se da apenas días después del guiño del máximo pontífice a los golpistas en la crisis venezolana, un marcado giro en la política del Vaticano.
"Es un honor inmenso haber podido integrar como secretario de Derechos Humanos de la Nación está delegación de dirigentes de colectividades, refugiados sirios, colombianos, venezolanos y organismos internacionales como OIM y ACNUR y tener este encuentro con el Papa", aseguró Avruj.
El funcionario agregó que "este viaje es histórico y único en su tipo, porque no hay registro de una experiencia similar. Es una iniciativa conjunta con el Observatorio de Colectividades y la Federación Argentina de Colectividades, y tiene como objetivo mostrar al mundo este modelo de convivencia y diálogo que ejercita nuestro país".
Pero el “modelo de convivencia y diálogo” en el que hace énfasis Avruj nada tiene que ver con la campaña de xenofobia y criminalización hacia los inmigrantes que el Gobierno viene llevando adelante como parte de su agenda electoral.
Este mismo martes 19 de febrero el secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, aseguró que el Gobierno viene trabajando en gestiones para cobrar la atención médica a los extranjeros no residentes que se atiendan en hospitales públicos. Las declaraciones de Rubinstein no son más que la continuidad de la xenofobia destilada por los funcionarios oficialistas como Patricia Bullrich, quien en enero anunció que impulsa la creación de un fuero migratorio y que el oficialismo pretende avanzar con la deportación de más de mil extranjeros.
El propio Claudio Avruj ha protagonizado en ocasiones anteriores frases reclamando un endurecimiento de los controles migratorios y respaldando las declaraciones de Miguel Ángel Pichetto sobre la inmigración, quien llegó a calificar a los inmigrantes como “resaca”.
Una relación con historia
Mientras sectores del kirchnerismo y el PJ postulan a Francisco como un líder progresista, el recibimiento del jefe del Vaticano a Claudio Avruj recuerda la relación que los vincula.
Años atrás compartieron distintas visitas a la comunidad judía, cuando Avruj era director ejecutivo de la DAIA y Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. En el año 2001, se convirtió en el primer arzobispo en visitar la sede de la representación política de la comunidad judía argentina.
Pero incluso otros nombres aceitan ese vínculo. Días atrás se conoció la noticia de que el Gobierno nacional dio marcha atrás en la nominación de su candidato para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Alfredo Vítolo, asesor de Claudio Avruj. Vítolo había sido cuestionado por distintas organizaciones como la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y organismos de derechos humanos, por ser un ferviente defensor del aborto clandestino e impulsor del perdón a los genocidas. Su tío, Daniel Roque Vítolo, fue nada más ni nada menos que el abogado de Bergoglio durante muchos años.
La foto de este miércoles en la sede del Vaticano es un nuevo encuentro entre Avruj y Bergoglio, en medio de la campaña xenófoba del Gobierno hacia la carrera electoral. Un gesto que pretende ser aprovechado por el oficialismo y que recuerda, para los poco memoriosos, lo lejos que se encuentra Bergoglio de aquel imaginario progresista que le pretenden adjudicar. |