El martes 17 de marzo, un operativo policial en la población Lo Ermita de Lo Barnechea concluyó con un joven de 19 años muerto, Jame Soto Rain. Al día siguiente, el sargento Juan Ralliman Huenulao confesó que “se le escapó un tiro”.

La reacción de los pobladores no se hizo esperar, y esa misma noche se manifestaron con barricadas en repudio al asesinato. La respuesta policial fue más represión, incluso arrojando bombas lacrimógenas en la casa de la familia mientras lo velaban, como denunció la madre. Los pobladores replican: ser poblador no es ser delincuente.

Un hecho más común de lo normal

En estos días, en una manifestación de pescadores artesanales en Chiloé, la represión terminó con la pérdida de un ojo de uno de los manifestantes, lo que hace recordar la represión en la revuelta de Aysén de enero y febrero de 2012, con varios manifestantes que perdieron sus ojos, debido a que Carabineros disparó balines en reiteradas ocasiones.

Año a año, las denuncias sobre la impune represión policial aumentan, incluyendo denuncias de abusos sexuales, disparos al cuerpo, detenciones seguidas de muerte, entre otros vejámenes de las ‘instituciones del orden’.