Portugal está de moda. De forma cada vez más recurrente es citado por referentes del kirchnerismo, como la contracara del ajuste de Macri y el FMI. La alianza de centroizquierda, versión portuguesa de Podemos o Syriza, conformada por el Partido Socialista, el Partido Comunista, los Verdes y el Bloque de Izquierda, gobierna el país desde 2015. ¿Lo presentan como una coalición de gobierno que plantea una alternativa a los programas de austeridad de la Troika europea, es así? Las huelgas sectoriales y los dos paros generales contra el gobierno de Costa empiezan a develar la realidad del “milagro” y el verso kirchnerista
El peronismo mira el modelo portugués para salir del corset del ajuste que impone el pacto con el FMI
El FMI dio el jueves pasado un paso de profunda significación política y se reunió con Axel Kicillof, el último ministro de Economía de Cristina Kirchner y su principal asesor en la materia.
El encuentro fue muy importante, porque marcó un gestó, por si faltara, que saca al kirchnerismo del lugar demonizado, al menos desde la visión del FMI, que deberá lidiar con el próximo gobierno con una deuda pública que supera holgadamente los 350 mil millones de dólares.
Contra la estrategia de Macri que toma de ejemplo a Grecia o Hungría, los cuales "adoptaron la receta de ajuste ortodoxo y la pérdida de derechos laborales, y al cabo de cuatro años profundizaron su recesión, con el consiguiente aumento del desempleo y su nivel de endeudamiento”, Kicillof, afirmó que si bien no hizo este planteo en la reunión, "Portugal es un ejemplo de salida con crecimiento".
En la misma sintonía se manifestaron Cristina Fernández y su convicción de efectuar una renegociación "a la portuguesa" con el FMI, lo mismo que Agustín Rossi y otros dirigentes del kirchnerismo. Para estos dirigentes, Portugal se trataría de un sorprendente caso con excelentes resultados económicos, que “rompe” con las políticas de austeridad que hegemonizaron a Europa luego de la crisis internacional del 2008.
Kicillof y el kirchnerismo nos quiere vender un buzón, veamos por qué
En Portugal, tras años de ajuste fiscal a partir de las durísimas condiciones que impuso la "Troika" (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) a cambio de un salvataje por USD 91.000 millones, el gobierno socialista portugués que asumió en 2015 propuso un giro anti austeridad, que tras largas negociaciones finalmente fue aceptado. Esto no evitó que la deuda pública, en Portugal, se mantuviera en el 118% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2018, "muy por encima de los pares con una calificación similar, lo que limita la capacidad fiscal disponible del país para aguantar futuros choques”, señaló la agencia Moody. Pero, este “plan antiausteridad” fue un cambio que favoreció a las patronales y mantuvo en la miseria y la precariedad laboral al pueblo trabajador.
Las numerosas huelgas que se han registrado en el país a lo largo de los últimos meses son una evidencia del descontento social de la población. Los sindicatos exigen un aumento generalizado de los sueldos de los trabajadores de la educación, de la salud, entre otros trabajadores del Estado, ya que sus salarios están congelados desde el año 2009.
El gobierno recientemente dio un aumento que lleva el salario mínimo a 635 euros, pero que solo percibirán 40 mil trabajadores (los sueldos más bajos) de los 670 mil empleados públicos. El salario medio mensual de Portugal es inferior a € 900 al mes, en comparación con más de € 2,000 para la UE en su conjunto. Un estudio reciente de la Comisión Europea reveló que Portugal e Irlanda tenían las mayores brechas entre el crecimiento salarial y el crecimiento de la productividad en los últimos años. Una década de austeridad lo ha llevado a una decadencia y crisis en escuelas y hospitales.
Por otro lado, los datos muestran que la calidad de los trabajos que tienen los trabajadores son cada vez peores. Por ejemplo, muchos maestros son contratados para trabajar por tres horas y media por día, pero tienen que trabajar todo el día, y son despedidos al final del año escolar por tres meses. Según un estudio del Observatorio de Crisis y Alternativas del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, el 63,3% de los contratos que se han firmado en el país vecino desde finales de 2013 son a tiempo parcial, temporales, o de obra. Apenas un tercio de los nuevos contratos son permanentes.
Estos datos son un ejemplo de que la precariedad laboral y social, se han vuelto la norma para el movimiento obrero. Los trabajos peor renumerados se encuentran en el sector del turismo, que junto a las exportaciones han sido uno de los pilares de la recuperación económica del país. De los 140.000 puestos de trabajo creados en 2017, 55.700 pertenecen a turismo. Pese a ser la base de la bonanza económica nacional, la media salarial del sector no supera los 547 euros, una cantidad inferior al salario mínimo nacional.
El modelo portugués implementado por el PS, logró que la economía portuguesa haya crecido un poco más del 2 por ciento al año y el déficit presupuestario se ha reducido al nivel más bajo en más de 40 años, a base de recortes al gasto público, que se mantiene en su nivel más bajo desde el año 2007, pasando de 86.740 millones de euros en 2015 a 83.335 millones de euros en 2016: un recorte de casi el 4%, siguiendo las pautas de la troika. Las exportaciones se han duplicado a 40 por ciento del PIB desde 2008, ya que los fabricantes han establecido plantas para aprovechar los salarios más bajos de Europa occidental y las condiciones flexibilizadas de los trabajadores.
Según el economista Joao Duque, la recuperación se debe, sobre todo, a una coyuntura global favorable, a la política de cero intereses del BCE, y a un auge turístico nunca antes visto. Como vemos, la austeridad solo acabó para los capitalistas, mientras perdura para el pueblo trabajador, es decir, la recuperación de la profunda crisis en la economía portuguesa en los últimos años ocurrió en paralelo a una profunda caída de las condiciones de vida de las masas trabajadoras. En definitiva, Portugal no ha aplicado políticas contrarias a la austeridad.
El kirchnerismo, una salida contra el neoliberalismo o garante del ajuste
Kicillof y el kirchnerismo nos quieren vender un buzón cuando hablan del “modelo portugués” como tratamos de demostrar brevemente.
En Argentina, se trata de discutir cuál es la alternativa política frente a la crisis. Por un lado el macrismo dice que el FMI es lo mejor que nos pasó. Y el peronismo habla de renegociar para pagar a los especuladores. Solo rompiendo el pacto de coloniaje y dejando de pagar al FMI y al conjunto de los especuladores de la deuda puede acabarse con el ajuste. La pretensión de contraponer a Macri una alternativa “antineoliberal” como plantea Kicillof tomando el ejemplo de Portugal, es una farsa.
Las medidas tomadas por Costa, representan un retroceso muy parcial con respecto a lo que avanzó el plan de austeridad impuesto por la Troika sobre las condiciones de vida y de trabajo.
Como dijo el diputado del PTS-FIT, Nicolás del Caño “la misión del Fondo Monetario Internacional que se reunió en Buenos Aires con funcionarios del gobierno y dirigentes políticos "monitorea" también a la oposición de distintos sectores del peronismo "porque quiere tener la garantía de que Argentina va a pagar como sea" la deuda que contrajo con el organismo.
Axel Kicillof le dejó clara una cosa concreta en la reunión con los representantes del FMI: en el caso de llegar al Gobierno, el kirchnerismo será respetuoso de las relaciones con Fondo Monetario Internacional (FMI).
Kicillof reconoció que la firma del acuerdo es un acto de Estado vigente y que no será negado ni en su legalidad ni en su puesta en funcionamiento, pero que se exigirá para 2020 cambios en el pacto. Comenzando por el ajuste monetario y fiscal derivado del déficit cero. El exministro de Economía, Lavagna y posible candidato presidencial por el peronismo también manifestó ante los emisarios del FMI que se sumará a los sectores que plantean que en 2020 es necesaria una renegociación del pacto con el FMI. Más claro, imposible.
Como manifestó Christian Castillo dirigente del PTS: "De ninguna manera se puede reordenar la economía en función del pago de la deuda, que es lo que está haciendo Macri, y lo que va a pasar si no se rompe con el FMI". Esa es "una parte central de la crisis y la decadencia nacional". "El salario cayó brutalmente y tenemos que escuchar al FMI diciendo que acá se cobran ´pensiones generosas´. Vive en otro mundo". Es que el FMI quiere que se aplique un ajuste como hace en todos los países que “monitorea” y como también ocurrió en Portugal, gane quien gane en octubre. Y oficialistas y opositores están dispuestos a llevarlo adelante, más allá de las palabras.
Contra la austeridad y el saqueo del pacto colonial de Macri con el FMI, la salida del kirchnerismo es ajuste negociado. Por eso desde el Frente de Izquierda planteamos que hay que romper con el FMI y repudiar su programa. Obviamente, seguir el curso de ruptura con el FMI es imposible si uno pretende moverse en los marcos del capitalismo, Portugal es un buen ejemplo de esto, y alimentar la ilusión de que puede haber un "modelo" que asegure por un largo período que podrán compatibilizarse los intereses de los empresarios y los de los trabajadores... y todo eso sin atacar las raíces fundamentales de la dependencia de las potencias imperialistas y los organismos internacionales. La misma pretensión que ya se probó insostenible en el anterior gobierno de CFK, que concluyó con ajuste (en 2014), intentos de volver a los mercados, acuerdos con el CIADI y Repsol y ataques a sectores de la clase trabajadora formal acusada de "privilegiada" por reclamar por el impuesto al salario. Y que hoy es enfrentada por los trabajadores lusitanos, que después de un tiempo retomaron el camino de la lucha de clases que expresa el rechazo a todas las condiciones de austeridad impuestas hasta ahora y que empieza a ser parte de una mayor conflictividad social, con la clase obrera y el pueblo trabajador como sujetos de este proceso, como muestran los “chalecos amarillos” en Francia, los paros generales en Bélgica, las movilizaciones en Italia, Alemania y otros países.
Desde el Frente de Izquierda (FIT), venimos insistiendo: la crisis la tienen que pagar los grandes empresarios, los especuladores, los que la generaron, los que se la vienen llevando en pala. No las mayorías trabajadoras y de los sectores populares. Hay que tocarle el bolsillo a los que más tienen y poner en orden a los que han saqueado el país, a los que han fugado millones al exterior y siguen saqueando. Sin eso no hay salida para la decadencia argentina. |