El periodista de origen mexicano es reconocido, además de su trabajo periodístico, por el “altercado” que protagonizó con el presidente estadounidense Donald Trump, quien intentó cancelar su pase a las conferencias en la Casa Blanca, el cual le fue restituido por una orden judicial que obligaba a Trump a restituirle el acceso.
En esta ocasión, al parecer, se repitió el mismo escenario en el Palacio de Miraflores, residencia oficial de la presidencia de Venezuela. De acuerdo con lo divulgado por Univisión y otro periodista, David Coronell, al presidente Maduro no le gustó el cuestionario que se le hizo, por lo que ordenó que se les retuviera y se les confiscara sus equipos.
Esto dio pie para que, en medio de las tensiones mediáticas provocadas por el fracaso de la acción propagandística del sábado pasado que introduciría "ayuda humanitaria" a través de la frontera con Colombia, según los planes de Estados Unidos y los países aliados de su patio trasero latinoamericano, se dispersara la noticia y la reacción inmediata de Human Rights Watch que oficiosamente exigió a Andrés Manuel López Obrador su intervención exigiendo la liberación Jorge Ramos por ser ciudadano mexicano.
No fue necesario. Como era de esperarse, las tensiones políticas alrededor de Venezuela dan vuelo a la prensa internacional y organismos afines a la política injerencista de EE. UU. Una hora después el periodista que se encargó de propagar la noticia inicial tuvo que confirmar la “liberación” de los periodistas agraviados aunque, al parecer, sin sus herramientas de trabajo.
Desde la mesa de redacción de Univisión
El periodismo incisivo de Jorge Ramos, que sacó de sus casillas a Trump, no podía tener un resultado condescendiente del presidente venezolano, no sólo porque ante el cerco económico, político y mediático de la ofensiva imperialista haga que Maduro se comporte de manera autoritaria con estos periodistas extranjeros, (aunque el mismo Jorge Ramos comentó que también entraron periodistas de la cadena yanqui ABC y con ellos no hubo conflicto alguno) sino por la actitud misma del periodista, que en todo momento le dio trato de líder pero no de presidente, cuestionando abiertamente su legitimidad como tal e indirectamente calificándolo de dictador.
Al parecer, el manejo desmedido de la entrevista hizo que Maduro se levantara y ordenara la represalia hacia la gente de Univisión, como se puede observar a continuación en un primer reporte a la mesa de redacción de la cadena televisiva estadounidense, situación que ésta aprovechó para atizarle más a la propaganda anti-Maduro que se irradia desde las oficinas de la Casa Blanca para promover la injerencia imperialista en Venezuela.
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