Es a través del nuevo Código Penal por medio del cual el gobierno intentará apaciguar la indignación que trajo consigo el escándalo de Nido.org. El documento que reemplazará al actual vigente desde el año 1874, contendrá lo relativo a los delitos contra la intimidad, donde tiene lugar toda agresión a la intimidad, confidencialidad y vida privada, tomando casos como la intromisión, exhibición y difusión indebida de la intimidad de otros.
Ante esto el Ministro de Justicia, Hernán Larraín comentó que se trataría de: “un completo y moderno catálogo de delitos que viene actualizar nuestra legislación penal en estas materias, recogiendo todas estas nuevas formas de agredir la intimidad, la confidencialidad y la vida privada". Es decir aumentar los castigos.
El ejecutivo sólo fortalece una solución punitiva al problema del acoso y el hostigamiento que vivimos las mujeres, mientras las mujeres seguimos viviendo miles vejámenes que son avalados por el aparato estatal, quienes permiten las brechas salariales entre hombres y mujeres, las pensiones de hambre para más del 90% de las mujeres jubiladas, además de negar el acceso pleno y de calidad a anticonceptivos y una educación sexual integral sin la injerencia de la iglesia, además del derecho a un aborto libre, legal, seguro y gratuito. Esta desigualdad es estructural de una sociedad basada en la explotación y en la opresión del género femenino.
Sin embargo la salida a todas estas problemáticas no serán dadas por los sectores conservadores ni empresariales, quienes solo impulsan medidas punitivas, fortalecen los aparatos represivos y reducen nuestras demandas a transacciones parlamentarias, medidas que solo vendrán a afectar a los sectores más precarizados de la sociedad.
Por otro lado, dentro del movimiento feminista hay sectores que proponen que se puede enfrentar la violencia hacia la mujer sólo creando "espacios seguros", o negándose a realizar tareas en el hogar, u otras medidas que no resuelven las necesidades de las mujeres trabajadoras y pobres.
Es necesario que nos organicemos exijamos un plan de emergencia hecho a nuestra medida, que termine con la precariedad en la salud, educación y vivienda. Es imposible que existan "espacios seguros" en un sistema que mantiene condiciones de vida que desencadenan en delincuencia, comercio sexual, brechas salariales, salud y educación precarias, entre otras.
Es por esto que este 8 de marzo necesitamos fortalecer un movimiento de mujeres que luche codo a codo con los trabajadores y la juventud para acabar con toda violencia machista y que se proponga acabar con toda explotación y opresión.
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