Los piquetes de mujeres de la CGT comenzaron este viernes muy temprano en el centro de Madrid. Después de pasar por varias tiendas como Starbucks y McDonalds, se dirigieron a la sede del Banco Santander sobre la Avenida Gran Vía. Pero al intentar ingresar el comité de huelga se encontraron con la seguridad, que cerró las puertas.
Desde la calle, las representantes sindicales y las trabajadoras manifestaron su repudio al banco, y denunciaron que, como Comité de Huelga constituido legalmente y comunicado, formado por trabajadoras del banco, tenían derecho a ingresar a las oficinas para informar a la plantilla de su derecho a huelga. También denunciaron que ese Banco ha despedido a trabajadoras embarazadas en alguna ocasión.
“Ana Botín, no es feminista”, cantaron una y otra vez las trabajadoras. Era su respuesta a las proclamas “feministas” de la presidenta del grupo Santander, que el año pasado publicó un texto en sus redes sociales diciendo que se consideraba feminista. En ese texto, reproducido en El País, Botín señalaba que “se necesitan medidas proactivas” para lograr la igualdad de hombres y mujeres en las empresas, y se vanagloriaba de impulsar ese tipo de medidas en el Banco Santander. La realidad es muy diferente, como mostraron este 8M las trabajadoras de CGT que quisieron informar del derecho a huelga a las trabajadoras del Banco, y se encontraron con una puerta cerrada, una vulneración abierta del derecho a huelga. Otra muestra del “feminismo liberal” que solo se preocupa de los privilegios de unas pocas empresarias capitalistas, a costa de la explotación y la opresión de la mayoría, las trabajadoras y precarias.
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