La mayor concentración se dio en la ciudad de Lima. Aquí participaron en la movilización un promedio de 10 mil mujeres organizadas en diferentes espacios sociales, políticos y culturales. Se dieron dos concentraciones: una en la plaza San Martín que agrupó a mujeres trabajadoras y a colectivos de izquierda y otra en el campo de Marte, donde se concentraron las ONGs y las organizaciones reformistas, muchas de las cuales apoyan indirectamente al gobierno empresarial de Martín Vizcarra.
El contexto nacional en el cual se desarrolló esta jornada de lucha está marcado por el incremento de la violencia hacia las mujeres debido a la exacerbación de la cultura patriarcal, lo cual pone en evidencia que las diversas políticas públicas – de orientación neoliberal - implementadas desde el ejecutivo han sido incapaces de acabar con los feminicidios y con la violencia que sufren las mujeres todos los días.
Esto se da porque el gobierno de Martín Vizcarra, más allá de la retórica, no ha hecho nada por mejorar las condiciones materiales en que viven millones de mujeres. Contrariamente, el ejecutivo en su afán de congraciarse con los intereses de los grandes capitalistas, aprobó el 31 de diciembre último una legislación que promueve la implementación de una serie de iniciativas que tienen como objetivo precarizar aún más el trabajo para favorecer la acumulación de ganancia de los empresarios. Cabe mencionar que en el Perú casi el 50% de la población económicamente activa (PEA) pertenece al género femenino, dentro del cual el 70% desempeña sus actividades laborales en condiciones de precariedad, esto quiere decir que no cuentan con derechos laborales y que tienen remuneraciones muchas veces por debajo del sueldo mínimo.
Por esa razón las mujeres trabajadoras jugaron un papel muy significativo en la movilización del 8 de marzo, así como lo hicieron en la movilización del 15 de enero pasado, cuando solo en Lima se movilizaron más de 25 mil personas contra la reforma laboral de Vizcarra, siendo muchas de ellas mujeres trabajadoras. Esto, sin embargo va a contramano de las iniciativas que viene promoviendo la burocrática dirección de la Confederación General de Trabajadores del Perú CGTP, quienes hasta la fecha no han hecho nada para unificar las luchas de las y los trabajadores y preparar la implementación de un paro nacional activo que haga retroceder a Vizcarra. Esto no es nuevo en la dirección de la CGTP, no olvidemos que el año pasado se mantuvo de brazos cruzados cuando el Gobierno eliminó el derecho a la negociación colectiva para los trabajadores del sector público.
Pan y Rosas: nuestra participación
En regiones del interior del país también se hizo sentir la fuerza de las mujeres. En Arequipa, por ejemplo, fue digna de destacar la participación de las compañeras del combativo sindicato de la Ibérica quienes, como en otras oportunidades, armaron una dinámica columna junto a otros gremios de trabajadoras y se movilizaron durante gran parte del día.
Nosotras como Pan y Rosas en coordinación con otros sectores, organizamos en la ciudad de Tacna un plantón y un mitin en la Plaza Zela, donde se contó con la participación de diversos artistas y organizaciones sociales y políticas quienes se manifestaron en contra de la violencia que padecen las mujeres y reivindicaron la importancia que tiene la lucha de las mujeres trabajadoras en los procesos de cambio social. Cabe destacar que esta actividad fue la única que se dio en Tacna de manera independiente de las instituciones del Estado y concitó la participación de un nutrido grupo de asistentes, dentro de los cuales destacaron por su dinamismo e iniciativa las jóvenes y las escolares.
En nuestra intervención, dejamos sentada la importancia que tiene hoy por hoy en el mundo entero la lucha de las mujeres para enfrentar a gobiernos ultra conservadores como el de Donald Trump en EE.UU., el de Bolsonaro en Brasil o el de Macri en Argentina. Así mismo dejamos claro que nuestra lucha como Pan y Rosas contra el patriarcado, pasa también por luchar contra el capitalismo, al cual anteponemos el socialismo y que para lograr ese objetivo nos sostenemos en la clase trabajadora en su conjunto y en la necesidad de articular nuestras luchas, como mujeres trabajadoras, a la lucha de nuestros compañeros trabajadores por construir un mundo libre de explotación y opresión.
A nivel nacional, dejamos claro que el Gobierno de Vizcarra es el principal enemigo de las mujeres trabajadoras ya que es la correa de trasmisión de los intereses empresariales, por esa razón llamamos a no darle ninguna tregua, como lo vienen haciendo sectores del reformismo y la burocracia sindical, y a enfrentarlo con la movilización de las y los trabajadores.
Después de ver la contundencia de las movilizaciones en España, Argentina, Francia, México, Chile, Brasil, entre otros países donde Pan y Rosas jugó un rol de primer orden en la organización y desarrollo de dichas acciones, la lección más importante que podemos sacar de esta jornada es que la lucha de las mujeres sigue siendo un factor decisivo en el proceso de confrontación a las políticas del capital y a sus agentes y por tanto urge organizar fuertes contingentes de mujeres trabajadoras, y en unidad con la clase obrera, que se pongan como objetivo acabar con el patriarcado y el capitalismo. Ese es nuestro objetivo central como Pan y Rosas. |