Este 8 de marzo, millones de mujeres en todo el mundo tomamos las calles para denunciar la violencia patriarcal y del Estado, y para exigir nuestros derechos. En la Ciudad de México, la convocatoria de más de 50 organizaciones feministas, sindicales, políticas y populares fue abrazada por otras más organizaciones y colectivas, así como por miles de mujeres provenientes de diferentes sectores del campo y de la ciudad.
En la jornada histórica que contó con la participación de más de 26 mil asistentes, destacaron importantes contingentes de mujeres jóvenes, así como de trabajadoras en lucha.
Fue el caso de las combativas trabajadoras universitarias del SITUAM en huelga, que por primera vez en la historia de su sindicato, votaron su participación en la movilización del Día Internacional de las Mujeres.
Destacó la presencia de las trabajadoras del hogar organizadas en el SINATRAHO. Quienes vienen peleando desde hace años por su reconocimiento y derechos como trabajadoras asalariadas.
Al grito de lucha contra los despidos, las trabajadoras estatales se hicieron presentes en la movilización del 8M. Denunciaron la política anti-obrera del nuevo gobierno y que la mayoría de las despedidas debido a la política de “austeridad republicana”, son mujeres jóvenes y jefas de familia.
Las combativas maestras del magisterio, que pese a las promesas del nuevo gobierno por la abrogación de la Reforma Eduativa, siguen enfrentando las excesivas cargas de trabajo administrativo, el sobrecupo en los grupos y la degradación en los contenidos educativos.
En Jalisco, las obreras de la industria electrónica, organizadas en la CETIEN, se hicieron presentes en la movilización del 8M realizada en las calles de Guadalajara.
Mientras que en Ciudad Juárez las obreras y madres de mujeres víctimas de feminicidio hicieron oír su voz contra la barbarie que se vive en la frontera y en donde las mujeres vivimos la peor parte.
Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas, consideramos que es en la fuerza de estas mujeres trabajadoras -oprimidas por el género y explotadas por la clase-, donde se encuentra el potencial revolucionario para luchar contra las miserias y barbarie que nos impone este sistema patriarcal y capitalista.
Creemos firmemente que ellas -nosotras-, somos quienes tenemos que fortalecer y potenciar el movimiento feminista de nuestra época y también, convencer a al conjunto de los sectores pobres y desposeidos a sumarse a esta justa causa.
A todas esas mujeres, jóvenes y trabajadoras que participaron de la histórica marcha del 8M, a las que no pudieron asistir por cuestiones del trabajo u obligaciones domésticas, las invitamos a conocer y orgnizarse con nosotras desde una perspectiva anticapitalista, socialista, internacionalista y revolucionaria.
De quienes no le pedimos nada a nadie. Exigimos lo que nos corresponde
¡Nuestro derecho al pan, y también a las Rosas! | 
