Paul Manafort, el exjefe de campaña del ahora presidente de EE. UU., Donald Trump, cumplirá más de 7 años de prisión tras ser sentenciado este miércoles por un segundo caso relacionado con la llamada trama rusa por fraude fiscal y bancario.
En el juicio celebrado este miércoles en el Distrito de Columbia, Manafort fue condenado a tres años y medio adicionales, después de la condena previa a casi cuatro años de cárcel que recibió en otro proceso judicial la pasada semana en el estado de Virginia.
La jueza Amy Berman Jackson subrayó que el exjefe de campaña de Trump ha pasado gran parte de su trayectoria dedicado a "engañar al sistema".
"Decir que siente haber sido atrapado no es una inspiradora petición de clemencia (...) Este acusado no es el enemigo público número uno pero tampoco es una víctima", afirmó la jueza.
Manafort, de 69 años, deberá devolver, además, 6 millones de dólares.
El proceso contra Manafort es producto de la investigación de la la llamada "trama rusa" o rusiagate, liderada por el fiscal especial Robert Mueller, pero no está relacionado con las actividades que desempeñó dentro de la campaña de Trump.
Mueller acusa a Manafort de haber creado una "red de entidades y cuentas bancarias" en diferentes países para ocultar hasta 75 millones de dólares que obtuvieron principalmente del Gobierno prorruso de Ucrania y de oligarcas rusos.
Manafort, que dirigió la campaña de Trump entre mayo y agosto de 2016, tuvo que dimitir tras descubrirse que había recibido 12,7 millones de dólares por asesorar en secreto al expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), vinculado a Moscú.
La investigación por el Rusiagate avanza semana a semana y se va cerrando en torno al circulo de asesores y allegados a Trump, muchos de los cuales están siendo procesados por distintos casos.
Los demócratas, que ahora controlan la Cámara Baja, anunciaron mediante la vocera Nancy Pelosi que no están dispuestos a avanzar en un impeachment al presidente a menos que sea de la mano de una resolución bipartidista. Es decir que a pesar de las pruebas que se acumulan en su contra, los demócratas prefieren que Trump y los republicanos se desgasten por sus propios escándalos, mientras esperan a las elecciones de 2020.
Para Trump significan nuevas malas noticias que se suman a los malos resultados en política comercial, que arrojaron el déficit más alto en una década a pesar de las promesas de campaña y la guerra comercial que mantiene con China, y otros países alrededor del mundo. |