La primera fue Carolina Torres una joven de 24 años, la cual fue atacada el día 13 de febrero, mientras caminaba de la mano con su pareja, recibió una brutal golpiza por un sujeto no identificado, que la atacó con un palo dejándola internada en la UCI de la Posta Central.
El segundo caso fue el de Luis Lillo, de 24 años, el cual fue agredido el 9 de marzo, mientras iba en el transantiago, por dos sujetos. El joven declaró que mientras lo golpeaban le decían insultos homofóbicos “depravado”, “degenerado” y “te gustan los cabros chicos”, al terminar la entrevista Lillo dice “pensé que iba a morir”.
El tercer caso les sucedió a Camila y Catalina, una pareja de lesbianas que salían de un bar del barrio bellavista. La agresión sucedió mientras iban a su casa tomadas de la mano, por dos sujetos desconocidos.
Catalina señaló “azotaron mi cabeza contra la muralla gritándonos lesbianas asquerosas, maracas culias” (sic) mientras eran brutalmente agredidas.
El cuarto caso fue a un joven trans que fue atacado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, en la madrugada del miércoles 13 de marzo, al cual sus atacantes le marcaron esvásticas en su brazo y cara.
¿Pero quiénes son los reales culpables?
Sabemos que los ataques tienen rostros, pero no es la raíz del problema, el aumento de discursos de odio tanto a nivel nacional encabezados por grupos como el Movimiento Social Patriota, Acción Republicana que tienen como líder a José Antonio Kast o el Partido Unión Demócrata Independiente, son parte del conflicto central en este escenario de homofobia.
Ellos serán los primeros en oponerse a que la diversidad sexual pueda ganar cualquier derecho democrático, como el matrimonio igualitario, adopción de hijos, cupos laborales trans, etc. Lo demostraron en la discusión sobre La Ley de Identidad de Género, donde no querían dejar cambiar a las personas trans su sexo registral por el sexo social.
Esto no es solo a nivel nacional, en diferentes países se fortalece la derecha y con ello sus discursos de odio a la diversidad sexual, a los negros, migrantes y las mujeres.
El caso de Bolsonaro en Brasil, donde sus seguidores salieron atacar a la población LGTB, o el caso de Trump en los Estados Unidos contra la caravana migratoria, o los diversos grupos nazis en Europa.
Es hora de levantar la voz. El pasado 8 de marzo demostró la gran fuerza que tiene el movimiento de mujeres, junto a la diversidad sexual. Ningún caso de odio puede pasar desapercibido, porque toda la rabia se pueda convertir en organización sin ninguna confianza en la Nueva Mayoría que ha ocupado nuestras demandas como eslogan de campañas electorales. | 
