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La Izquierda Diario
9 de abril de 2019 Twitter Faceboock

Lu Guang, preso por fotografiar la China que no se quiere mostrar
Ricardo Palmadessa | Enfoque Rojo

El reportero gráfico de 57 años, multipremiado y con gran prestigio en el mundo de los medios, llevaba desaparecido más de un mes, cuando las autoridades chinas confirmaron su arresto a principios de diciembre pasado, aunque sin informar los motivos de su detención.

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Con más de tres décadas de profesión, Lu Guang obtuvo reconocimiento internacional gracias al crudo registro visual del lado oculto del boom económico chino: la contaminación del medio ambiente, las enfermedades derivadas de ésta, la superexplotación y el trabajo infantil.

Niño viviendo en el distrito industrial. Wuhai, Mongolia Interior, 2005 © Lu Guang

La historia comienza con la llegada del fotógrafo a su país a fines de octubre pasado, invitado a participar de charlas y otras actividades fotográficas en la región autónoma de Xinjiang en el noroeste de China, a 4000 km de Beijing. El 5 de noviembre mantuvo desde allí el último contacto con su esposa, Xu Xiaoli, con quien vive en New York desde 2005. Ella fue quien confirmó su detención aunque no pudo dar más datos sobre los motivos, ni sobre su paradero.

La región de Xinjiang, situada al sur de Kazajistán y Kirguistán y al oeste de Mongolia, una de las cinco regiones autónomas de China, tiene una composición étnica repartida mayoritariamente entre los uigures (musulmanes) y los han. Los pueblos islamistas han sido históricamente perseguidos por el gobierno chino. Se ha denunciado a esta región por la existencia de campos de concentración donde se mantienen presos cientos de miles de uigures. Tras negarlo en un principio, el gobierno aceptó la existencia de estos campos a los que llama de "reeducación” o “formación profesional” mediante los que pretende impedir la radicalización musulmana.

Una familia de cinco niños emigrados en 2005 de la Región Autónoma Ningxia Hui a Mongolia Interior para buscar trabajo. © Lu Guang

Es posible sospechar que Lu Guang haya sido detenido intentando registrar la situación actual de estos campos, de lo que poco se sabe y menos aún se ha visto en imágenes. Lu se suma a 46 periodistas y activistas detenidos en China con paradero desconocido. Según Steven Butler, coordinador en Asia del Comité para la Protección de los Periodistas, es difícil ser optimista con respecto a cualquier periodista retenido en China. "Las condenas por cargos espurios con evidencia endeble y luego sentencias de prisión, a veces largas, a veces cortas, son la norma", dice. "Lo que le suceda a Lu, en última instancia será una decisión política, probablemente tomada por las autoridades locales".

China y la libertad de expresión

Desde la asunción de Xi Jinping al poder en 2013 hubo un aumento de la censura y la represión. En la prensa escrita por ejemplo, los redactores son obligados a incluir alabanzas a las autoridades en sus artículos. “El titular de apertura (siempre) tiene que ser sobre Xi Jinping y el segundo, sobre (el primer ministro) Li Keqiang" explica el joven redactor jefe de un importante medio chino.

Son habituales los encarcelamientos de periodistas por escribir notas que se consideran críticas al gobierno. Estas políticas represivas no son novedad en un país que ha sufrido en el último siglo revoluciones traicionadas y derrotadas, que ha pasado por la Revolución Cultural de Mao, y por el sangriento aplastamiento de las grandes movilizaciones de 1989. La brutal apertura de la economía, vino acompañada de la mano dura y el feroz control interno del Partido Comunista. La libertad tan reclamada por los adalides del neoliberalismo, sólo lo es para la política económica. En todo caso, China aprendió “lo mejor” de cada mundo: el capitalismo salvaje funciona mejor con represión de cuño stalinista.

Debido a la explotación de las minas de carbón, las praderas de Holingol quedaron devastadas y desprovistas de ganado vacuno y ovino. Para “mejorar” la imagen de la zona, el gobierno local instaló más de 120 esculturas de ovejas y caballos. © Lu Guang

China se mira en el espejo deformado de Rusia. La historia del siglo XX demostró que la teoría del “socialismo en un solo país” de Stalin llevó a la primera revolución obrera triunfante a un callejón sin salida: la restauración capitalista en la ex URSS. No quedaron vestigios del Estado de los Soviets, deformado por décadas de burocratización. Pero la Rusia de Vladimir Putin, también ha echado mano de la censura y la represión. Vale recordar la detención de la activista argentina de Greenpeace en 2013, o la condena a prisión de tres integrantes del colectivo punk Pussy Riot, junto a innumerables casos de persecución a activistas políticos, además de las constantes expresiones de intolerancia homofóbica por parte del gobierno de Moscú.

En materia económica, la China del siglo XXI está decididamente embarcada en disputar la hegemonía comercial y tecnológica con el imperialismo de los EE.UU. que liderados por Trump, están reaccionando con una mayor injerencia en los países de su patio trasero, como la actual amenaza de golpe institucional e invasión militar en Venezuela, uno de los países americanos con mayor relación comercial y diplomática con el gigante asiático.

Trabajador de la industria textil en Xintang, Guangdong, 2010 © Lu Guang

Encarcelar a un fotógrafo para ocultar la realidad...

...es como “intentar tapar el sol con las manos”. Con varios premios en su haber, incluyendo el World Press Photo en 2004 por su cobertura de problemas ambientales y una epidemia de SIDA, Lu Guang ganó en 2010 una subvención de National Geographic para realizar un trabajo documental sobre el costo humano de la industrialización de China. En su solicitud para la beca, Lu escribió que no creía que sus investigaciones hubieran hecho lo suficiente para evitar que la contaminación dañara a los ciudadanos chinos, mencionando a un joven de 17 años que murió de cáncer justo antes de recibir su carta de admisión a la universidad. "Tales historias desgarradoras me golpean el corazón y me afectan profundamente".
"(Lu) nunca dejó de cubrir los temas más difíciles y significativos de su país relacionados con la salud, las cuestiones sociales y el medio ambiente", dice la Directora de Fotografía de National Geographic, Sarah Leen. "Su trabajo resplandece como una luz brillante en las sombras”.

“Creo que la fotografía documental necesita la expresión individual. En el proceso fotográfico, debes utilizar la luz para buscar un efecto expresivo y mantener un control estricto de la composición, la perspectiva, la sencillez de la imagen y la representación de las sombras. Trato de aplicar todos estos elementos para que mis fotografías lleguen realmente a los observadores y el mayor número de personas quede impresionado por lo que ven, para que la gente que pueda resolver estos problemas piense un poco más en resolverlos.”

Lo que dice Lu sobre su profesión, es tan básico como esencial: contar historias componiendo imágenes que impacten y que lleguen a muchos. Estos relatos visuales que el fotógrafo ha realizado con indudable talento y sensibilidad, lo llevaron muchas veces a meterse literalmente en los barros más inmundos, a respirar los aires más tóxicos y a tomar contacto con las realidades más dramáticas de un inmenso país que tuvo sueños de ser faro de un mundo nuevo.

Un granjero cava la tumba para enterrar a un niño hallado muerto, 2010. © Lu Guang

El trabajo de Lu Guang se ha difundido ampliamente en medios occidentales, ayudando a revelar parte de los efectos no deseados del crecimiento económico de China. Su desaparición primero y su detención después han sido consignadas profusamente en la prensa occidental hasta finales de 2018. Sin embargo, el silencio sobre su situación desde entonces, no ayuda en nada a su liberación.

Esto no sorprende en medios que son aún más reacios cuando se trata de publicar las brutalidades de los aliados directos de EE.UU. en Medio Oriente, como Arabia Saudita o Israel, países donde o bien no existe libertad de prensa, o como mínimo la actividad de periodistas independientes es de alto riesgo desde hace décadas.

Desde La Izquierda Diario reclamamos la inmediata libertad de nuestro colega Lu Guang y el resto de los periodistas detenidos en China.

Una fábrica del parque industrial químico de Yanwei Port, Lianyungang, vierte sus desechos en el mar. © Lu Guang
Trabajador en el Parque Industrial Shizhuishan, Ningxia, 2008 © Lu Guang
Trabajador en el Parque Industrial Hainan, en Wuhai, Mongolia Interior. © Lu Guang
Lu Guang.
 
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