Autora: Alicia Mardones, Profesora Educación Diferencial, Acción Diferencial
El año 2017, el Liceo Manuel de Salas comenzó a evaluar a niños de primero básico mediante un sistema cualitativo, es decir, sin notas. Según el establecimiento, ésta metodología de evaluación permite descomprimir la presión que tienen los niños con las notas, que implican competitividad, estigmatización e interés por la obtención de notas en vez de aprender. En nuestros días se cuestiona la evaluación estandarizada y el uso de puntajes y escalas numéricas. En pedagogía los principales teóricos proponen también evitar un modelo numérico competitivo. Pero, éste importante cambio ¿Podría implementarse en todo el sistema escolar? Si se replicara en otros liceos ¿se acabará la lógica competitiva del aprendizaje escolar?
El modelo finlandés: los límites de un experimento que convivía con el conocimiento estandarizado
En Europa es utilizado en la mayoría de los establecimientos un sistema de habilidades y de evaluación cualitativa, pues hacen hincapié en la diferencia entre evaluación y calificación. Este experimento se desarrolló únicamente en Finlandia y, a pesar de ser bien visto por el resto de los países, es un modelo cuestionado por las autoridades de gobierno. La razón principal es que el modelo basado en cualificación de habilidades no prepara a los estudiantes para responder pruebas estandarizadas como la evaluación PISA, requisito para estudiar o desenvolverse en la universidad y estudios superiores. Los profesores, quienes poseen una voz clara, han señalado que este modelo no sobrevivirá si el sistema nacional que rige el conocimiento sigue siendo estandarizado.
La propuesta oportunista del Senador Quintana
El Senador Jaime Quintana del PPD recogió la experiencia del Liceo Manuel de Salas y preparó un proyecto de ley para que todos los establecimientos adopten este modelo entre primero y cuarto básico. Desde ya es una jugada absolutamente oportunista, pues, él y su partido y conglomerado durante años gobernaron el país perfeccionando el modelo educacional de mercado y con ello la existencia del SIMCE, evaluación estandarizada que perjudica a lo establecimientos con menos recursos ¿La aplicación de este modelo cualitativo puede coexistir con el marco nacional de selección estandarizada como el SIMCE y la PSU?
No somos pocos los docentes que opinan que las calificaciones numéricas permiten un mejor control de lo mínimo establecido y graduado, lo que ayuda también a medir de manera individual y grupal los avances o retrocesos de manera más exacta en relación a un aprendizaje. De todos modos somos abiertos a pensar nuevas formas de pedagogía y con ello el método de evaluación, sin embargo, en todo este debate nosotros los profesores y profesoras estamos completamente excluidos.
Puede implementarse un sistema de evaluación nuevo, sin embargo si no se reduce el número de alumnos por sala, entre otros factores aparte del financiamiento vía subvención, éste sólo será otra forma de esconder la misma verdad de todos los años: que el conocimiento varía según establecimiento educacional y según clase social. Pueden eliminar las notas, lo que es de por sí difícil, pero eso no quiere decir que esté mejorando la educación.
¿Usted profesor, qué opina de no colocar notas? En verdad no medir el aprendizaje ¿nos hará mejores escuelas y liceos? ¿o esconderá, el hecho de que no entregamos el mismo conocimiento que en los particulares? |