En sintonía con el gobierno de Macri, que el pasado el 19 de febrero presentó un anteproyecto de régimen penal juvenil que incluye la baja de la edad de punibilidad a 15 años, la derecha chilena busca poner por delante nuevamente su agenda represiva con Chadwick a la cabeza, luego de atravesada la crisis por el caso Catrillanca.
La derecha chilena ahora pide mayor mano dura para los jóvenes pobres, asegurando que entre el 20% y el 30% de los delitos violentos, como robos con violencia y portonazos, los cometen jóvenes entre 14 y 17 años. Por ahora piden control de identidad “preventivo”, sin embargo, representantes de la extrema derecha, como Kast, acérrimo defensor de los torturadores de la dictadura busca ir más allá:
“Hay que usar todas las herramientas jurídicas y policiales disponibles para derrotar la delincuencia. Toque de queda juvenil, control de identidad y más facultades para Carabineros son indispensables”
Estas palabras nos recuerdan cuando a fines de 2018, buscaba instaurar el toque de queda para los menores en Quilpué. Medida que fue considerada ilegal por la contraloría regional.
El nuevo ataque que propone la derecha y que busca la adhesión de la ciudadanía al igual que sucedió con el polémico proyecto de Aula Segura -que la oposición asumió y dio validez-, no hace más que vulnerar los derechos de los jóvenes, que arrojados ante las desigualdades, la pobreza y la drogadicción, serán ahora perseguidos por la cuestionada institución represiva de Carabineros, que luego del millonario robo y el asesinato de Catrillanca, está completamente desacreditada a los ojos de la gente.
Preocupados por la “seguridad” el gobierno hace vista gorda a la extrema vulnerabilidad y desigualdad que viven miles de niños y jóvenes en esta sociedad neoliberal, que les ofrece sólo abuso, miseria y represión en sus contextos sociales, casas y barrios, y en sus escuelas y “casas de resguardo” como el SENAME, que evidencia la política hipócrita del Estado con la niñez, encerrando a los niños, vulnerando sus derechos sin ofrecerles mecanismos reales para salir del círculo de violencia y pobreza al que han sido condenados.
Y mientras el gobierno busca desviar la represión a los jóvenes, sigue defendiendo y buscando libertad a los torturadores de mujeres y niños de la dictadura, mostrando el verdadero rostro de la derecha: desviar el foco de los problemas sociales como la pobreza y la infancia, a mayor represión para disciplinar a los jóvenes pobres, en continuidad con el proyecto de Aula Segura.
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