Este miércoles, el exministro de Economía Roberto Lavagna se reunió con el gobernador peronista Juan Schiaretti, en el marco de una gira en la que espera consolidar su eventual candidatura presidencial.
Fuentes ligadas al mandatario cordobés calificaron como “muy buena, cordial y productiva” la reunión, en la que ambos coincidieron en que el próximo gobierno tiene que ser de unidad nacional. Para alcanzar ese gobierno hace falta “la creación de una fuerza política, cuyo simiente es Alternativa Federal, que incluya a otras expresiones políticas de Argentina que coincidan con esto, como el socialismo, el GEN de Margarita Stolbizer, sectores del radicalismo y partidos provinciales”. Estas declaraciones van a tono con la incorporación del PS y el GEN a Unión por Córdoba, que se “relanzó” la semana pasada bajo el nombre de “Hacemos Por Córdoba”.
Sin embargo, mantuvieron posturas encontradas sobre la elección del candidato: Schiaretti se pronunció en favor de definirlo en las PASO con los otros anotados –Massa, Pichetto y Urtubey–. Tal es el mecanismo en el que acuerdan todos los integrantes de Alternativa Federal. Lavagna, por su parte, insistió en una fórmula de consenso. Finalmente, acordaron que esa definición quede para junio, al finalizar del proceso de consolidación del espacio.
Se debe recordar que Córdoba es el único distrito en el que Lavagna salió primero en 2007, cuando se postuló a la presidencia por el radicalismo, 22 puntos por encima de Cristina Fernández.
Pocas definiciones
La presencia de Lavagna en la pro dictadura Fundación Mediterránea despertó mucho interés entre los empresarios, decepcionados por la performance de Mauricio Macri en estos casi cuatro años de gestión.
En su disertación, el economista aseguró que el país lleva ocho años de estancamiento. “No me refiero a los últimos 70 años, quiero tomar un período de 8 años que abarca a dos administraciones de absoluto estancamiento de la economía argentina”, dijo. Agregó que no es sorprendente que no se cree empleo y que no haya inversiones del exterior, debido a la caída en la demanda.
En cuanto a las razones del estancamiento, planteó que “las políticas económicas fueron dos diferentes en 8 años”. “Ahí está la explicación. En un péndulo que se mueve entre extremos. Que no reconoce que tanto en la ortodoxia como en la heterodoxia hay cosas malas y buenas. No es solo un problema económico. Es de orden político”, enfatizó.
Llegada la hora de las preguntas, Lavagna afirmó que no indultaría a los condenados por corrupción. “Creo que las causas de corrupción no deben ser parte de la campaña. Están en manos de la Justicia. Creo que hay que luchar contra la corrupción, más allá de los casos concretos”, explicó. Por otro lado, afirmó que no está de campaña, sino que solo es alguien que “está convencido que estamos en riesgo de un choque mayor si no cambiamos”. Ubicándose claramente como una “tercera vía”, agregó que hay que evitar tener que elegir entre dos alternativas que fracasaron. “Lo mío es buscar consensos por arriba de los partidos con rigor, seriedad y consistencia”.
Por último, Lavagna criticó la deuda externa por ser “impagable”, aunque no planteó cómo saldría de la situación. Sus antecedentes como funcionario en casi todos los gobiernos desde Perón a esta parte, como también sus reuniones con lo peor de la burocracia sindical no dejan mucho lugar a dudas: con su candidatura, los poderosos se pueden quedar tranquilos. |