Hace ya unos días que por cadena nacional la presidenta Cristina Fernández anunció, entre otras cosas, un megaproyecto para la construcción de un polo audiovisual en la Isla Demarchi. La obra constaría de una torre de trescientos sesenta metros de altura para construir en cinco años con un presupuesto que, al momento, superaría los dos mil quinientos millones de pesos. La obra contaría con la construcción de un hotel, estudios de TV y museos en una superficie de 216.000 metros cuadrados. Cristina Kirchner comparó la obra con el Central Park de Nueva York. El plan para la construcción en la isla ya había sido anunciado en 2012, pero demoró dos años en avanzar. |
Fotografía : Rodrigo Bueno
La adjudicación de la obra fue a parar en manos del ya conocido multimillonario Santiago Riva, del grupo constructor Riva S. A., quienes son parte de los más solicitados contratistas -solo por debajo de los Roggio y de los Caputo-, con injerencia en trece provincias y grandes fortunas amasadas en esta década. También son parte de la Cámara Argentina de la Construcción.
En la Ciudad de Buenos Aires, la contratista Riva S. A. es muy amiga de Mauricio Macri, quien le adjudicó la cuestionada obra del Metrobus. Las obras costaron doscientos millones de pesos más de lo previsto, y en el trazado de la avenida 9 de Julio el costo del kilómetro alcanzó los sesenta y cinco millones de pesos. Los tres kilómetros del Metrobus 9 de Julio, otorgado a la empresa por 115 millones, tuvieron un costo final de 195 millones de pesos, es decir, un 70 % más de lo estipulado. También realizó obras de remodelación del Teatro Colón y del Centro Cultural San Martín, por 38 millones de pesos.
En las provincias también es fuerte la presencia de esta constructora. Realizaron millonarias obras en el Centro Cultural del Bicentenario, en el Centro Federal Penitenciario del Noroeste y cientos de viviendas del Plan Procrear en Tandil y el nuevo edificio de YPF Tecnología, en Berisso. En Córdoba remodelaron la terminal de ómnibus de la Ciudad. En Santiago del Estero construyeron una terminal de ómnibus (45 millones de pesos), la reparación del hospital Independencia (trece millones de pesos por contratación directa) y una cárcel (once millones de pesos como único oferente).
En los diarios de ayer también se pusieron en juego las remodelaciones en el Teatro Colón que, sorpresivamente, en manos de Riva S. A. no han podido terminar las obras, y el pedido de más dinero para su finalización se hizo causa común.
Ya son conocidas las votaciones maratónicas mal llamadas “toma y daca” en la Legislatura porteña. Lejos de ser “opositores”, los bloques del kirchnerismo y del PRO viven haciendo buenos negocios. La “Usina del Arte”, un gran negocio en los terrenos lindantes al ferrocarril Sarmiento en los barrios de Caballito, Palermo y Liniers, negocios multimillonarios en beneficio de pulpos inmobiliarios como Eduardo Epszteyn, principal accionista de la constructora de grandes shoppings IRSA y vicepresidente del Banco Hipotecario, los aumentos de ABL y los “perdones” impositivos por dos mil millones de pesos al empresario de los juegos de azar Cristóbal López, entre otros proyectos votados en común.
En la Ciudad, todavía continúa la discusión sobre el desalojo violento del asentamiento Papa Francisco, que puso sobre el tapete uno de los grandes problemas como es el de la vivienda, mientras tanto sigue habiendo más de trescientas mil personas viviendo en situación de calle. A todo esto, Cristina Fernández y Mauricio Macri hacen grandes negocios, y sus amigas, las contratistas, constructoras e inmobiliarias son las grandes beneficiadas de este modelo, con el que amasan fortunas. |