Parecía una oportunidad interesante para configurar un equipo que pudiera superar los fantasmas de la eliminación temprana –en 8vos.- del Mundial de Rusia. Pero el globo se pinchó casi al comienzo: luego de un aviso de Machís, fue Rondón el que interceptó un pase largo impecable y que encontró dormida a toda la defensa argentina (que estaba dispuesta en línea de 5), particularmente a Mercado, y que transformó en un golazo que parece anunciar la consolidación del fútbol venezolano a nivel selección: la vinotinto está resultando un rival cada vez más firme, más allá de las debilidades de la celeste y blanca en el Wanda Metropolitano (el horripilante nombre que deben sufrir hinchas del Atlético de Madrid en su estadio, escenario que a la vez se demuestra muy adverso para Argentina).
Lo roles parecían dados vuelta porque la Venezuela de Dudamel se plantaba como protagonista y los de Scaloni no encontraban el rumbo. No surgían sociedades del equipo argentino en la cancha y cuando Lio Messi empezó a percibir esa falencia, comenzó a probar salidas individuales. Algunas tuvo pero Argentina encima encontró al gran arquerito que es Fariñez en una noche muy lúcida.
Hacia el final del primer tiempo y con Venezuela apostando a la contra y al desorden argentino, Murillo se despachó con un golazo cruzado desde el borde del área. Otro golpe duro, resultado contundente ante un rival que se prejuzgaba más débil.
En el segundo tiempo, el DT Scaloni alteró el esquema táctico: pasó a línea de 4 en el fondo, pero se mantuvieron los mismos problemas durante los 90 minutos. Tal vez la única luz de esperanza para el futuro de esta selección estuvo en el gol del descuento en el que –por fin- surgió una muy buena combinación entre Messi, Lo Celso y Lautaro Martínez, que definió bárbaro y de primera el pase milimétrico del rosarino ex Central.
Cuando las cartas ya estaban echadas, el árbitro Sánchez Martínez cobró un penal inentendible al borde de lo inexistente del pibe Foyth a Josef Martínez. El jugador venezolano, estrella del Atlanta United, lo transformó en el tercero para Venezuela y selló un resultado histórico para la selección vinotinto.
El balance no resulta nada positivo: el partido que se jugará el martes próximo en Tánger ante los locales de Marruecos (otra selección que se supone accesible para Argentina) no logrará ser tomada como una revancha. Y tendrá el agravante de las ausencias de Messi y el Pity Martínez por sendas lesiones. Los fantasmas de esta selección –ahora con la Pulga incluido- volvieron a aparecer frente a Venezuela y serán necesarios varios “cazafantasmas” –léase juego y resultados- para disiparlos. Por el momento, el desempeño de Argentina sigue siendo tan desteñido como las barras celestes de la nueva camiseta. |