La iglesia católica ha atravesado una de las crisis más profundas en lo que ha sido su historia, tras los cientos de casos de abuso sexual que se destaparon no pudiendo contener ni encubrir más a los religiosos responsables. Esta crisis la vimos expresada en los miles de feligreses que han comenzado a desertar de la iglesia católica, ya sea alejándose de ella o buscando otra institución, como la iglesia evangélica, quien ha captado este sector decepcionado por la iglesia católica. La venida del papa a Chile dejó al descubierto la crisis con la baja asistencia de los creyentes a los actos realizados por Francisco, mostrando su pérdida de legitimidad y descontento, principalmente por los casos de abuso sexual del cual la iglesia ha hecho vista gorda todo este tiempo.
Pudimos ver como no solo en Chile sino que en distintas partes del mundo se cae a pedazos la iglesia católica, en Pensilvania vimos el uso de un “manual de encubrimiento” contra más de mil menores que fueron abusados por curas y sacerdotes, en Irlanda fueron parte de cientos de adopciones ilegales y abuso sexual a menores y mujeres, en Chile explotó la olla de presión que acumulaba cientos de casos de abuso sexual en las esferas del clero, y la gota que colmó el vaso fue el caso del hermano del anterior papa, Benedicto XVI, quien estaba involucrado en más de 500 casos de abusos en Alemania, mostrando la impunidad en la que viven los religiosos.
Sin embargo el cardenal Ricardo Ezzati, principal figura de la iglesia católica y encargado a nivel nacional de esta, es quien ha estado en el ojo del huracán este último tiempo, debido a los encubrimientos que hizo a diferentes religiosos con el fin de mantener oculto los casos de abuso sexual, manteniendo en la impunidad a quienes cometieron estos nefastos actos contra menores y mujeres. Las y los afectados a causa de estos hechos aberrantes por parte de curas y sacerdotes decidieron no callar más, echando por tierra la imagen y credibilidad de la iglesia católica, donde incluso desde el Vaticano se tuvo que intervenir, invitando a unos de los afectados para allá y ofrecer disculpas, como también en reuniones con religiosos, lo cual terminó con una solicitud de renuncia a su cargo dentro de la podrida institución. Solicitud que fue aceptada por el Vaticano, asumiendo Celestino Aos como el nuevo administrador apostólico en Santiago.
Ricardo Ezzati y la santa alianza entre la iglesia y el Estado empresarial
El cardenal Ezzati ha estado ligado a los sectores conservadores desde tiempos inmemorables, alineándose a las políticas empresariales ya sea en el saqueo de los recursos naturales, la militarización de la Araucanía y los ataques hacia el pueblo mapuche, siendo un fiel defensor del modelo neoliberal que nos dejó la dictadura, como por ejemplo, del mercado de la educación, cuando en el primer gobierno de Michelle Bachelet, en plena revolución pingüina del 2006 le dieron el cargo de Asesor Presidencial de Educación, desviando la lucha secundaria y resguardando los intereses empresariales en la educación. Ha estado activamente en contra de la diversidad sexual oponiéndose férreamente a políticas dirigidas a este sector como el proyecto de ley de identidad de género, lanzando frases como “No porque a un gato le ponga nombre de perro comenzará a ser perro”. En cuento a las demandas de las mujeres trabajadoras y pobres se ha mantenido en silencio frente a los femicidios, además de salir con toda su moral conservadora a posicionarse contra la educación sexual en escuelas y liceos como también contra los derechos sexuales y reproductivos, y lo más fundamental, que toda mujer tenga el derecho a decidir sobre su cuerpo y la maternidad, negándose al aborto legal.
Pero lo que diga Ezzati y la iglesia no debería importarnos. Estando la iglesia católica fuertemente ligada a los intereses de los grandes empresarios y poderes económicos junto con los principales partidos de derecha, tomando parte de las decisiones sobre políticas públicas y los ataques hacia las y los trabajadores, las mujeres y la juventud, con el único fin de llevarse parte de las riquezas y tener influencia en la población. Pero esta influencia de la iglesia no solo ha sido avalada por la derecha, sino que por todos los gobierno de turno donde la derecha y la ex Concertación han mantenido la impunidad frente a los abusos y el poder de influencia que tiene la iglesia.
A raíz de esta profunda crisis debemos abrir el debate en todos los lugares de trabajo y estudio sobre esta santa alianza entre la iglesia y el Estado,quienes solo velan por sus intereses y el poder e influencia sobre las masas, exijamos la separación inmediata de la iglesia y el Estado, para que curas y sacerdotes abusadores de menores dejen de meterse en nuestras vidas, imponiendo su doble moral mientras viven impunes frente a los cientos de casos de abuso sexual. |