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La Izquierda Diario
25 de marzo de 2019 Twitter Faceboock

Genero Y Sexualidades
Coca-Cola: ¿quiénes son las mujeres que enfrentan a la marca del imperialismo?
Catalina Ávila | @linaa_avila

Compañeras, esposas e hijas de los trabajadores en lucha de Coca Cola pusieron en pie la Comisión de Mujeres, que se convirtió en una referencia de lucha contra los despidos, la defensa de las familias obreras y la lucha por los derechos de las mujeres. Entrevistamos a cuatro de ellas.

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“Coca-Cola hace publicidad con la familia unida, pero lo que menos quiere es ver que las familias están luchando juntas”, explican. Por eso, hace ocho meses, cuando comenzaron los despidos, pusieron en pie la Comisión de Mujeres, el corazón de la lucha. Conformada por compañeras, hijas y esposas de los trabajadores de la Coca Cola de las plantas de Alcorta y Parral, actualmente se convirtió en una referencia para los sectores en lucha que enfrentan los despidos. Ellas decidieron no quedarse en casa con los brazos cruzados, y hoy pelean codo a codo junto a sus compañeros contra una multinacional que como tantas otras, persigue, discrimina y no respeta los fallos de reinstalación de la Justicia. Karina, Verónica, Marlene y Azul hablaron con La Izquierda Diario sobre el rol que cumple la comisión, la experiencia que hicieron en el #8M Paro Internacional de Mujeres y los próximos pasos a seguir en la lucha. Además, dejaron su mensaje para todas las familias que se encuentran sufriendo despidos en la actualidad.

#MujeresContraCocaCola y el fin del verso de la receta de la felicidad

El mensaje fue claro: después de recibir palos, gases y golpes del gobierno el 28 de febrero mientras movilizaban pacíficamente a la Secretaría de Trabajo, las familias de Coca redoblaron la apuesta. Desde la Comisión de Mujeres, junto a las referentes del conflicto de la metalúrgica Siam, convocaron a un corte en Corrientes y Callao el 8M Día Internacional de las Mujeres. El apoyo que recibieron fue contundente: participaron comisiones de mujeres en lucha como las de Madygraf y Fate, delegaciones de docentes, aeronáuticas, ferroviarias, telefónicas, trabajadoras de la salud y estudiantes, que unieron sus pañuelos verdes al reclamo contra los despidos. Ese día el gobierno y la empresa tuvieron que recalcular, y la policía de la Ciudad tuvo que retroceder, desarmando el operativo policial que se desplegaba desde temprano en Corrientes y Callao. Las centrales sindicales quedaron pintadas porque las mujeres y trabajadoras hicieron lo que esos dirigentes no: plantarse contra las patronales y estar predispuestas a resistir la represión.

Unas horas después, en la enorme movilización que se realizó a la tarde donde la marea verde volvió a copar las calles, fueron parte de la cabecera de la marcha y también de la lectura del documento discutido en la Asamblea del 8M.

“Fuimos las que iniciamos el 8 de marzo y también las que lo cerramos delante de 300 mil personas”

“Fuimos las que iniciamos el 8 de marzo y también las que lo cerramos delante de 300 mil personas”, dice Verónica con orgullo. No es para menos. “Decidimos participar del 8M porque somos mujeres que damos pelea y nos enorgullece apoyar a todas las mujeres despedidas, como así también a los trabajadores. Nos hicimos oír, dijimos basta, no queremos más familias en la calle, sepan que vamos a estar y que no vamos a parar esta pelea hasta ganar, cueste lo que cueste”, agrega Marlene.

“Las mujeres somos las que más sufrimos la opresión, la violencia, los peores trabajos, los más precarizados y peores pagos, las que por lo general nos encargamos de las tareas del hogar y el cuidado. Además sufrimos discriminación laboral por el hecho de ser mujeres", cuenta Azul. Coca-Cola es uno más de tantos otros ejemplos de esto:no existe una sola mujer maquinista ni tomando tareas auxiliares ligadas a la producción, tampoco en las áreas de mantenimiento, ni en las bodegas manejando los autoelevadores, ni en la elaboración de jarabes, ni en ningún lugar que implique manejo de maquinarias. Las mujeres que contrata son para el área administrativa, y las que están ligadas a la producción son supervisoras, dando la idea de que la mujer solo puede administrar o supervisar sin tener en cuenta la capacidad del manejo y el conocimiento de las máquinas. “Las mujeres trabajadoras somos una parte fundamental del movimiento de mujeres y era importante que nuestra voz se escuche fuerte”, agrega.

La lucha de las familias de Coca ese día salió en cadena nacional, llegó a los televisores de millones de hogares con el rostro de las mujeres que dan pelea, y la receta de la felicidad que decía vender la empresa se puso en jaque. Se anotaba así un triunfo a favor de los trabajadores y sus familias en esta pulseada contra la empresa, en la que el sindicato negoció los despidos a espaldas de los trabajadores.

“Cada trabajador despedido es una familia en la calle”

“A la empresa no le importan nuestros hijos porque cada trabajador que dejan en la calle es una familia”, dice Verónica, entre la indignación y la bronca. El salario de su compañero, que fue despedido hace unas semanas, era el único ingreso con el que contaban para alimentar a sus cuatro hijos. “Con mi familia la verdad que no la estamos pasando bien. Es un momento de mucha tensión, de bronca, de angustia, saber que mañana no tenemos plato de comida para darle a nuestros hijos, que no podemos comprarle lo que necesitan para ir al colegio, que no podemos darle la atención médica que les corresponde porque estamos sin un peso”, cuenta, y agrega: “Por eso el rol de la Comisión de Mujeres es tan importante, porque estamos demostrándole al gobierno que no nos vamos a quedar en casa de brazos cruzados, vamos a seguir en las calles luchando por nuestras familias”.

“Desde la Comisión damos apoyo a los trabajadores, y también nos hacernos ver. No son solamente los trabajadores los que sufren los despidos, sino que tienen una familia atrás, por la cual nosotras también nos ponemos la camiseta y damos pelea”, explica Marlene. También es madre, estudia Trabajo Social en la Universidad de Lomas de Zamora, y hace ocho meses, cuando despidieron a su compañero, comenzó a organizarse en la Comisión de Mujeres. “Me siento muy orgullosa con esta experiencia. Al principio pensábamos que quizás no lo íbamos a poder lograr, o sobrellevar, pero ya pasaron ocho meses, vamos por los nueve, y estamos con más fuerza y más garra para seguir enfrentando a la burocracia y a la patronal que juegan con los trabajadores y con nuestras familias”, explica.

Su compañero Marcelo fue despedido en 2018. “Le salió la cautelar a favor pero la empresa hizo lo que quiso. Lo reincorporaron y lo volvieron a echar. Es algo insólito que demuestra una vez más que Coca Cola no quiere cumplir con las leyes y se burla de la Justicia”, explica con la bronca de haber vivido su reincorporación y despido en menos de un minuto y medio. “Si una multinacional tan importante como Coca Cola se burla de la Justicia, ¿qué le espera al resto de las y los trabajadores?", se pregunta.

“Este gobierno tiene que entender que cuando las mujeres decidimos salir a luchar por nuestros puestos de trabajo y el de nuestros compañeros no vamos a retroceder, nuestra lucha es hasta el final le guste a quién le guste”, explica Karina, y cuenta: “Mi familia está pasando meses duros. Mi esposo fue despedido hace ocho meses y se complica mucho el día a día. Pero la decisión es recuperar el puesto de trabajo y en eso estamos firmes”, dice con un convencimiento que envalentona a cualquiera. Ella trabaja por hora limpiando casas y ahora lo que ella junta es el ingreso que hay en su hogar. Su hija mayor, con 20 años, también forma parte de la Comisión y se encuentra apoyando a los trabajadores.

“Coca-Cola dice ser la felicidad en la familia, pero todo esto demuestra que a ellos solo les importa lo que facturan. La familia de los trabajadores jamás les importó".

“Coca-Cola dice ser la felicidad en la familia, pero todo esto demuestra que a ellos solo les importa lo que facturan. La familia de los trabajadores jamás les importó.
Y a ellos nunca los cuidaron, solo sacaban su jugo para llenar sus bolsillos. Los trabajadores despedidos están rotos, es decir que como sus cuerpos están ya deteriorados a la empresa ya no les sirven”, explica Karina. Es que para estos empresarios a “la felicidad” hay que embotellarla haciendo turnos rotativos de doce horas, una semana de día y otra de noche, levantando permanentemente bobinas de 50 kilos, sufriendo lesiones en el cuello, en la espalda, con problemas de sueño y alimentación, sin tener tiempo para las familias. Si no, para ellos no tiene el sabor a la ganancia.

Comisión de Mujeres de Coca: un motor de la lucha

“La Comisión de Mujeres cumple un rol unificador porque muestra que la organización tiene que ser en conjunto, porque nos enriquecemos y fortalecemos mutuamente con los compañeros. Creo que la Comisión es imprescindible y que la pelea por la reincorporación sería mucho más difícil si no estuviera”, explica Azul. “Tenemos los ejemplos de fábricas como Zanon o Madygraf donde las mujeres se pusieron a la cabeza de buscar solidaridad, de visibilizar la situación de las familias, de empujar siempre para adelante. Ellas marcaron un camino. Nosotras ahora estamos haciendo nuestra propia experiencia, aprendiendo mucho también en el día a día, pero saber que existen ejemplos así y que hoy nos apoyan a nosotras y a nuestros compañeros, nos llena de valentía para afrontar lo que sea que tenga que venir, porque no estamos solas”.

“Empecé a organizarme con la Comisión de Mujeres porque vi que es importante el apoyo a nuestros compañeros. No solo los apoyamos cuando están con sus puestos de trabajo, sino que también cuando luchan por recuperarlos. Es una experiencia maravillosa para mí en lo personal, ya que jamás pensé que podía encontrar gente en esta vida que luche por lo mismo que nosotros. En lo personal te da mucha fuerza y no te sentís solo”, dice Karina.

Hace semanas que están a full, y cuando no están trabajando o con sus hijos, recorren asambleas de otros trabajadores en lucha, fábricas, cosechan apoyo de referentes de los Derechos Humanos, del movimiento de mujeres, agrupaciones sindicales y gremiales, estudiantes y jóvenes trabajadores. Se preparan para lanzar una gran campaña nacional e internacional de difusión del fondo de lucha, el principal sustento con el que cuentan ahora todas sus familias, fundamental para no quebrar la enorme lucha que vienen dando por hambre. En ese sentido, Marlene explica: “Estamos convencidos que si distintos sectores se suman a apoyarnos nos van a impulsar a seguir adelante. A mí me encanta, por ejemplo, ver como los jóvenes apoyan la lucha de los trabajadores, cómo se solidarizan con ellos y con nosotras, es lo que nos impulsa a seguir luchando, junto a distintas comisiones de mujeres que estamos más presentes que nunca”. A medida que crece el apoyo y la solidaridad que reciben, crece también la energía para llevar su lucha hasta el final, y la fuerza de la coordinación que vienen poniendo en pie. Ya fueron dos las reuniones que se realizaron en el Bauen para discutir cómo golpear a otras patronales como Fate, Kraft y Siam con un solo puño. “Es muy importante para nosotros y un orgullo ver todos los sectores que se juntan y nos apoyan para seguir adelante y demostrarle al país que vamos a ganar y que vamos a luchar hasta lograr los derechos tanto de nosotras las mujeres como de los trabajadores despedidos”, explica Verónica.

Estas mujeres hoy hablan frente a cientos, incluso miles de personas, se hacen escuchar, debaten cómo seguir la pelea, cómo difundir el fondo de lucha que pusieron en pie. Son parte, junto a sus compañeros, de decidir cada paso que dar en esta guerra que les declaró Coca Cola. Le están dejando claro su predisposición para ir hasta el final, porque aunque saben que no va a ser fácil, no piensan retroceder, por sus familias, por sus compañeros, pero también por ellas. La combatividad y el empuje que tienen contagia no solamente bronca contra las multinacionales que envalentonadas con el visto bueno del gobierno, dejan a las familias en la calle y sin su sustento; sino la convicción de que hay otra salida, que no va más pelear separados, y que la clave es la coordinación desde abajo y la fuerza que puede lograr la unión de todos los sectores que hoy están siendo brutalmente golpeados, para torcer los planes económicos de este gobierno para ricos y para destronar a los burócratas que hoy ocupan sindicatos, federaciones y centrales jugando a favor de los empresarios.

“Que se sumen a la lucha junto a sus familias, que no tengan miedo, que sentados en nuestras casas no vamos a hacer nada. Hay que salir a las calles, cuantos más seamos mejor vamos a poder enfrentar a este gobierno que solamente gobierna para los ricos, para los empresarios, para pelear por nuestros derechos y volver a tener los puestos de trabajo”, contesta Verónica frente a la pregunta sobre qué les dirían a otras familias que también hoy se encuentran sufriendo despidos. No dudan un segundo, como si fuera algo que dicen cada día, como si fuera algo en lo que piensan todo el tiempo: “Que la organización es fundamental y está claro que las y los trabajadores nos tenemos solo a nosotros, no podemos confiar en quienes se alían en contra nuestro, en ningún gobierno ni en la burocracia”, contesta Azul, y Karina agrega: “Si nos unimos luchando juntos podemos lograr más de lo que imaginamos y que podemos vencer el capitalismo y la burocracia que siempre vivió de nosotros”. Finalmente, Marlene dice: “Que no se den por vencidos, que quizás sí van a tener ganas de bajar la bandera pero no. Piensen que es una lucha que se da entre todos y todas, que cada trabajador luche por su familia, por su derecho, por lo que siente, que lo haga, no importa las trabas que haya. Nosotras hace casi nueve meses que venimos sin un sueldo así que imagínense, se puede. Básicamente es formar una nueva familia con compañeros y compañeras que hace que todo sea más llevadero”.

Esta es la unión de las familias que Coca-Cola no quiere, la que enfrenta la miseria que ofrecen detrás de las publicidades. Esta es la receta que escriben las mujeres de la Coca, lista para que paso a paso, se sumen cada vez más a pelear contra la sed de ganancias de las multinacionales.

 
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