Reunión que abordó el calendario de admisión 2020 a las universidades adscritas al Sistema Único de Admisión, donde se discutió más específicamente la modificación y mejora de la Prueba de Selección Universitaria.
En este sentido, los rectores que componen el consejo propusieron distintos cambios para la PSU, por ejemplo: Dividir la prueba de Matemáticas, rendir la PSU dos veces por año o incluir un ítem de redacción en el test de Lenguaje.
Ante esto, el rector Ennio Vivaldi, de la Universidad de Chile, declara: "hay muchas cosas sobre las cuales hay consenso" especificando que en la que se encuentra un mayor consenso es en dividir la prueba de matemáticas en dos. Y señala: "Una (modificación) notable es la forma como se direcciona la parte de Matemáticas, y ahí hay propuestas concretas (...) como que la prueba de Matemáticas debería no ser una sola escala, sino que medir diferencialmente a los que están orientados a las Matemáticas y a los que están orientados a otras carreras. También la forma en que se trata a los estudiantes que vienen de la educación media técnico profesional".
¡Fin a la PSU y al SIMCE! ¡Vamos por una educación gratuita, laica, no sexista ni heteronormativa con acceso irrestricto!
El último resultado que arrojó la PSU 2018 dio a conocer la gran brecha de clase y género que mantiene esta prueba estandarizada, dando a conocer cifras criticas como que 86.838 personas obtuvieron menos de 450 puntos, lo que equivale a un tercio de quienes rindieron la prueba siendo este tercio de estudiantes provenientes de colegios municipales.
Esto demuestra que una modificación a la Prueba de Selección Universitaria es insuficiente cuando tenemos una educación de mercado que mantiene a las y los estudiantes en condiciones precarias de educación.
La modificación a la PSU no va a hacer más que seguir con la brecha de clase y género existente hasta hoy en día en la educación, y esto porque son los colegios privados y las personas del estrato social más alto quienes pueden acceder a una educación de calidad.
Es por esto que hay que ponerle fin a las pruebas estandarizadas y debemos exigir el acceso irrestricto a la universidad con un financiamiento integral financiado por la nacionalización de los recursos naturales, para acabar con la brecha de clase y género que mantienen estas pruebas.
Los estudiantes secundarios, junto a los estudiantes universitarios y distintos sectores oprimidos y explotados por el sistema, tienen que tomar en sus manos la lucha por una educación gratuita, laica, sin la moral conservadora de la iglesia, no sexista ni heteronormativa y con acceso irrestricto a la universidad, porque son quienes se ven más arrojados a la precariedad de la educación pública. |